Actualizado el 20 de diciembre de 2024 por Carlos José Belmonte López
La trombosis ocular es una afección que afecta a aproximadamente el 1% de la población, un problema más común de lo que muchos podrían pensar. Cada año, representa 1 de cada 1.000 visitas a la consulta de oftalmología.
¿Qué es la trombosis ocular?
La trombosis ocular se produce cuando se obstruye una vena o arteria de la retina. Según expertos de Clínica Baviera, esto ocurre “cuando un pequeño trombo se desprende de las cavidades del corazón o de las arterias carótidas, moviéndose a través del torrente sanguíneo hasta tapar parcial o totalmente la arteria oftálmica”. Este tipo de afección es particularmente riesgosa, dado que las venas y arterias oculares son más estrechas que en otras partes del cuerpo. De hecho, el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega indica que representa la segunda causa más frecuente de pérdida de visión por patologías vasculares retinianas, después de la retinopatía diabética. Esta condición afecta tanto a hombres como a mujeres, siendo más común a partir de los 65 años.
Síntomas de alerta
Es fundamental reconocer los síntomas de la trombosis ocular lo antes posible. Los más comunes incluyen:
- Pérdida repentina de visión en diversos grados, desde visión difusa hasta pérdida total. Esta puede variar según las arterias o venas involucradas. “La pérdida de visión, si es repentina y sin motivo aparente, siempre debe ser tratada como una urgencia médica, pues sus consecuencias pueden ser irreversibles”, advierten desde Clínica Baviera.
- Disminución de la agudeza visual.
- Visión borrosa o distorsionada.
- Reducción en el campo visual.
- Percepción de sombras fijas en la vista.
- Intenso dolor de cabeza, aunque esto no es común. Normalmente, la pérdida brusca de visión ocurre sin dolor.
- Enrojecimiento del ojo.
- Fotofobia o sensibilidad a la luz.
Factores de riesgo y tipos de trombosis ocular
La trombosis ocular se clasifica según qué tipo de vasos sanguíneos se ven afectados:
- Oclusión venosa de la retina, donde puede estar comprometida la vena central o una de las ramas venosas.
- Oclusión arterial de la retina, el tipo más severo que puede suceder en la arteria central o en una rama arterial.
Los factores de riesgo son importantes para entender quiénes están más propensos a sufrir esta condición. Se ha observado que la trombosis ocular es más frecuente en personas que padecen enfermedades como hipertensión, diabetes, o tienen antecedentes cardiovasculares. Casi siempre está relacionada con una mala circulación sanguínea. Por ello, adoptar un estilo de vida saludable puede ser clave.
Tratamiento y pronóstico
El tratamiento varía dependiendo de la gravedad y el tipo de trombosis ocular presente. Primero, es crucial realizar un seguimiento constante para monitorear la evolución de la patología.
En casos menos críticos, donde la visión del paciente se mantiene en niveles aceptables, solo se requieren controles periódicos para garantizar que la condición no empeore. En situaciones donde ya existe pérdida de visión, las opciones terapéuticas disponibles son múltiples.
Para aquellos con obstrucción de la arteria central de la retina, lamentablemente, no hay un tratamiento que garantice la disolución o desplazamiento del émbolo, y la pérdida de visión generalmente es permanente. En esos casos, el enfoque de la terapia se centra principalmente en identificar la fuente del trombo y evaluar la salud de otros órganos vitales.
Hay diversas terapias que se pueden aplicar de manera individualizada, tales como:
- Fotocoagulación con láser para tratar áreas de isquemia en la retina.
- Inyecciones intravítreas de medicamentos antiangiogénicos.
- Implantes intravítreos que liberan medicamentos de forma controlada.
Prevención de los trombos oculares
Aunque la prevención total de la trombosis ocular no puede garantizarse, se pueden adoptar ciertas medidas que ayudan a reducir el riesgo, especialmente ante una circulación sanguínea comprometida. Estas son algunas recomendaciones a considerar:
- Controlar los niveles de tensión arterial, así como el colesterol y la glucosa en sangre.
- Realizar ejercicio físico regularmente para mantener una buena circulación.
- Mantener una dieta saludable que favorezca el bienestar cardiovascular.
- Evitar el consumo de alcohol y tabaco, que son factores de riesgo conocidos.
La información sobre la trombosis ocular es vital para reconocer síntomas y buscar atención médica adecuada. Estar alerta sobre esta condición puede marcar una gran diferencia en el pronóstico y en mantener una salud visual óptima.