Actualizado el 25 de noviembre de 2024 por Carlos José Belmonte López
El uso indiscriminado de antibióticos es un problema que afecta tanto a la salud individual como colectiva. En primer lugar, existe un riesgo concreto para el paciente. Según Vicente Baos, médico de familia, los antibióticos no solo atacan a las bacterias patológicas, sino que también pueden comprometer a las bacterias beneficiosas que cohabitan en nuestro organismo. “Son bien conocidos los efectos digestivos, como la diarrea secundaria a antibióticos”, explica. Esto implica que el tratamiento no solo lucha contra la infección, sino que también puede alterar el equilibrio natural de nuestra microbiota.
¿Antibióticos para la gripe?
El mensaje debe ser claro y contundente desde el principio: los antibióticos y la gripe no van de la mano. No solo porque los primeros no curan lo segundo, sino porque tomarlos puede entrañar graves riesgos para la salud. “Los antibióticos están indicados cuando hay sospecha de infección bacteriana, que es una minoría de pacientes. También para aquellos con afecciones pulmonares graves, como la EPOC”, aclara David Martín, médico de familia y miembro de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN).
Así pues, los antibióticos son sustancias químicas que inhiben la reproducción de las bacterias exclusivamente. Vicente Baos agrega que estos fármacos “no van a afectar ni a los virus, ni a los hongos, ni a los parásitos”. Para los virus, “siempre que haya un tratamiento adecuado, lo llamaremos antiviral”, aclara. En el caso de infecciones fúngicas, se requieren tratamientos específicos conocidos como antifúngicos.
Tratamientos para infecciones víricas
Ante la pregunta de ¿cómo deben tratarse las infecciones víricas?, Martín responde que la respuesta es sencilla: “Con tratamientos sintomáticos, es decir, que alivien los síntomas. Si hay fiebre o malestar, se puede tratar con antitérmicos como ibuprofeno, paracetamol o metamizol”. Es importante subrayar que estos medicamentos no curan las infecciones, sino que se utilizan para aliviar la sintomatología.
El mito de la bacteria derivada de un virus
Baos también señala otro mito frecuente: la creencia de que una infección por un virus puede evolucionar y complicarse con una bacteria. Muchos piensan que, si tienen gripe y sienten que les baja al pecho, esto puede significar una infección bacteriana. “Sin embargo, hoy en día hay métodos que permiten discernir si eso ocurre, ya sea a través de la evolución de la enfermedad o de signos clínicos y biológicos específicos”, explica el experto. La realidad es que, en la mayoría de los casos, la población sufre gripes y catarros simples, que no requieren antibióticos ni al inicio ni al final del tratamiento.
Riesgos de la resistencia bacteriana en España
El uso prolongado e innecesario de antibióticos ha generado un grave problema de resistencia, que es el fenómeno donde las bacterias se defienden de los antibióticos que se han desarrollado a lo largo de la historia. Muchas de estas bacterias han encontrado formas de evadir el daño que los antibióticos intentan provocar. Según Baos, “esto es lo que se conoce como resistencia bacteriana”. La creciente resistencia genera un desafío significativo para el tratamiento de infecciones, limitando la efectividad de medicamentos que antes eran confiables.
España se encuentra entre los países que más han reducido el uso de antibióticos, con una caída del 6,7% en su consumo, en comparación con un 2,5% en el resto de la Unión Europea, entre 2019 y 2022. A pesar de estos avances, nuestro país sigue siendo el séptimo en términos de mayor consumo de estos medicamentos, según un informe del Consejo General de Colegios Farmacéuticos.
Prevención y vacunación
Para prevenir el aumento de las resistencias antimicrobianas, se destacan varias estrategias. Desde el Consejo, subrayan la importancia de la vacunación y enfoques innovadores, como la fagoterapia. Este método utiliza bacteriófagos, que son virus que atacan las bacterias, como una alternativa para tratar infecciones bacterianas.
En cuanto a las vacunas, estas son fundamentales en la lucha contra las enfermedades infecciosas, ya que no solo previenen infecciones a nivel individual, sino que también aportan a la inmunidad colectiva y reducen la propagación de patógenos en la comunidad.
Es crucial que tanto los profesionales de la salud como la población en general comprendan la verdadera función de los antibióticos y la importancia de utilizarlos de manera responsable. El respeto a estas recomendaciones no solo beneficiará nuestra salud, sino que también ayudará a preservar la eficacia de los tratamientos antimicrobianos para futuros pacientes.