Actualizado el 12 de enero de 2025 por Carlos José Belmonte López
Son muchas las enfermedades que impiden conducir, ya que afectan a las capacidades motoras o psíquicas que se requieren para hacerlo de forma segura. En algunas de ellas, como puede ser la demencia, la Dirección General de Tráfico (DGT) establece una prohibición absoluta. En cambio, en otras, como la depresión o la ansiedad, únicamente se imponen restricciones para los casos graves.
¿Qué establece la normativa sobre la salud mental y la conducción?
El Anexo IV del Reglamento General de Conductores, que recoge las Aptitudes psicofísicas requeridas para obtener o prorrogar la vigencia del permiso o de la licencia de conducción, establece lo siguiente en lo que se refiere a estas enfermedades: “No deben existir trastornos graves del estado de ánimo que conlleven alta probabilidad de conductas de riesgo para la propia vida o la de los demás”.
Cómo afecta la depresión a la conducción
Por lo tanto, lo que realmente cuenta no es la existencia de depresión, sino su gravedad y, de forma específica, la aparición de síntomas que puedan comprometer la seguridad vial. Lo cierto es que se ha constatado que las personas con depresión pueden ver alterada su capacidad de conducir, tanto por la propia patología como por los medicamentos antidepresivos que estén tomando.
Las alteraciones del sueño, la ansiedad, el déficit de atención, la baja capacidad de concentración, la indecisión o el aumento del tiempo de reacción son algunas de las manifestaciones de la depresión que, según la gravedad y otros factores, pueden interferir con la capacidad de conducir.
Los efectos de los antidepresivos en la conducción
En cuanto a los fármacos antidepresivos, conviene tener en cuenta que, aunque son seguros y controlan eficazmente la depresión en términos generales, pueden producir, entre otros efectos adversos, nerviosismo, ansiedad, somnolencia, alteración de la coordinación y visión borrosa.
No todos los antidepresivos son iguales y, por esta razón, lo mejor es consultar al médico o farmacéutico y leer las instrucciones de uso en el prospecto. Por ejemplo, en la ficha técnica de uno de los más recetados en la actualidad, la fluoxetina (Prozac), se señala lo siguiente: “La fluoxetina tiene un efecto nulo o insignificante sobre la capacidad para conducir y utilizar máquinas. Aunque se ha visto que la fluoxetina no afecta el funcionamiento psicomotor en voluntarios sanos, cualquier psicofármaco puede alterar el juicio y/o ciertas habilidades. Se debe aconsejar a los pacientes que eviten conducir o manejar maquinaria peligrosa hasta que tengan una certeza razonable de que sus habilidades no se ven afectadas”.
El impacto de la depresión en los conductores mayores
Los reflejos y, en general, las habilidades necesarias para conducir de forma segura se reducen con el paso de los años. Si a esto le sumamos que muchas personas mayores padecen depresión, el riesgo de accidentes de tráfico se incrementa de forma muy significativa.
Así lo demuestra un estudio publicado recientemente en JAMA Network Open, en el que se observó que las personas mayores con trastorno depresivo grave mostraban conductas de conducción distintas y más peligrosas que aquellos sin depresión. En concreto, los que padecían este trastorno registraron tasas más altas de frenazos, virajes bruscos e imprevisibilidad en los patrones de conducción a lo largo del tiempo.
Consejos para reducir el riesgo de accidente
Si vas a conducir y padeces depresión, sigue estos consejos:
- Los fármacos antidepresivos tardan unas semanas en hacer efecto, por lo que puede ser conveniente que no conduzcas durante este periodo.
- Evita el consumo de alcohol y otras drogas cuando tomes antidepresivos.
- No te automediques sin consultar con tu médico o farmacéutico.
- Deja de conducir si empiezas a notar alguno de los siguientes síntomas: somnolencia, vértigos, alteraciones del comportamiento, visión borrosa, temblores…
En todo momento, es vital tener en cuenta que la salud mental y la seguridad en la conducción están intrínsecamente relacionadas. Por ello, si experimentas síntomas de depresión o si estás bajo tratamiento, asegúrate de evaluar tu estado antes de subirte al volante, ya que tu bienestar y el de los demás en la carretera están en juego.