Actualizado el 26 de marzo de 2025 por Carlos José Belmonte López
La prevención del ictus es una de las principales preocupaciones sanitarias a nivel global. Esta enfermedad cerebrovascular se posiciona como la segunda causa de muerte en el mundo, solo superada por la cardiopatía isquémica. Adicionalmente, se ha convertido en la tercera causa más común de discapacidad; en Europa, ocupa el primer lugar, según el último estudio Global Burden of Disease (GBD).
En España, la situación es alarmante. Cada año se registran más de 90.000 nuevos casos de ictus, lo que equivale a más de 23.000 fallecimientos en 2023, según la Sociedad Española de Neurología (SEN). Las secuelas de esta enfermedad son devastadoras, ya que más del 30% de los supervivientes se encuentran en una situación de dependencia debido a las discapacidades que ocasiona.
Factores de riesgo del ictus
Aunque la edad es un factor de riesgo conocido, existen otros que son modificables. De acuerdo con Mª Mar Freijo, coordinadora del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la SEN, se estima que hasta el 90% de los casos de ictus podrían prevenirse mediante el control de estos factores.
El principal riesgo es la hipertensión, pero también son relevantes el tabaquismo, el sedentarismo, la mala alimentación, la obesidad, el consumo de alcohol y drogas, la genética, el estrés, así como padecer fibrilación auricular, colesterol alto o diabetes. Es fundamental identificar y gestionar estos riesgos para reducir la incidencia de esta enfermedad.
8 medidas fundamentales para prevenir el ictus
A pesar de que no se puede eliminar completamente el riesgo de sufrir un ictus debido a factores como la edad y la predisposición genética, hay muchas acciones que se pueden tomar para disminuir considerablemente la probabilidad de padecerlo. A continuación, se detallan medidas esenciales que todos podemos implementar:
1. Vigila tu presión arterial
Una presión arterial alta de forma continua puede dañar las arterias a largo plazo. Este daño afecta el flujo sanguíneo y puede conducir a un ictus. Para mantener la presión arterial bajo control, es clave adoptar hábitos saludables, como llevar una dieta equilibrada, hacer ejercicio, reducir el consumo de sal y limitar el alcohol. Es importante hacerse mediciones periódicas, dado que la hipertensión es a menudo asintomática.
2. Deja de fumar
El tabaquismo duplica el riesgo de sufrir un ictus. Fumar deteriora las paredes de los vasos sanguíneos y aumenta tanto la presión arterial como la frecuencia cardíaca. Además, el tabaco contribuye a que la sangre se vuelva más viscosa, creando un entorno propenso a los coágulos que desencadenan un ictus.
3. Controla tu glucosa en sangre
Tener un alto nivel de azúcar en sangre perturba la salud de los vasos sanguíneos y aumenta el riesgo de ictus. Controlar y prevenir la diabetes es clave para disminuir el riesgo cerebrovascular; se ha demostrado que quienes padecen diabetes tienen entre 2 y 4 veces más probabilidades de sufrir un ictus.
4. Ojo con el colesterol
Un nivel elevado de colesterol LDL (el “malo”) puede acumularse en las paredes arteriales. Esta acumulación provoca problemas circulatorios, lo que incrementa el riesgo de un accidente cerebrovascular. La supervisión regular de los niveles de colesterol es vital para detectar cualquier anomalía a tiempo.
5. Cuida tu alimentación
La dieta mediterránea, particularmente rica en aceite de oliva extra virgen y frutos secos, ha demostrado reducir el riesgo de infarto y efectos cerebrovasculares. Un estudio conocido como Predimed señala que seguir este tipo de alimentación puede disminuir el riesgo de sufrir un infarto de miocardio o un ictus en un 30%.
6. Mantén un peso adecuado
La obesidad incrementa el riesgo de ictus en hasta 2,5 veces, siendo particularmente peligrosa la acumulación de grasa abdominal. Adoptar un estilo de vida saludable puede ayudar a mantener un peso adecuado y, por ende, reducir el riesgo.
7. Haz ejercicio físico
La actividad física regular es fundamental para combatir factores de riesgo como la hipertensión, la diabetes, el colesterol y la obesidad. Realizar ejercicio no solo mejora la salud cardiovascular en general, sino que también fortalece el sistema inmunológico y mejora el bienestar general.
8. Duerme bien
Un descanso adecuado es crucial para prevenir enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares. La calidad del sueño influye en muchos factores de salud; ciertos trastornos del sueño, como la apnea obstructiva, se han relacionado con un mayor riesgo de ictus. Por lo tanto, mantener buenos hábitos de sueño puede contribuir a la prevención de esta enfermedad.
En conclusión, la educación y la adopción de hábitos saludables son esenciales para reducir el riesgo de sufrir un ictus. Con el control de factores modificables, es posible hacer frente a esta enfermedad que afecta a tantas personas en todo el mundo.


