Actualizado el 27 de noviembre de 2024 por Carlos José Belmonte López
Uno de los grandes avances en el tratamiento del cáncer radica en la forma en que se aborda la enfermedad en sus etapas iniciales. Gracias a un enfoque innovador conocido como diagnóstico hipertemprano, se ha logrado aumentar significativamente las tasas de curación. Antonio Cubillo, director del HM Centro Integral Oncológico Clara Campal (CIOCC), fue pionero en Europa al establecer hace dos años la primera unidad dedicada a esta práctica.
Transformación en los tratamientos
Los avances recientes en el tratamiento del cáncer están cambiando radicalmente el panorama. La inmunoterapia, por ejemplo, ha demostrado ser fundamental al estimular el sistema inmunológico del propio paciente para combatir las células tumorales. Así lo explica Cubillo: “También utilizamos distintas modalidades de terapia celular. Tomamos del paciente un linfocito T, lo modificamos fuera del organismo para que ataque específicamente al tumor y luego lo reintroducimos”. Este enfoque ha enmarcado la posibilidad de curar enfermedades consideradas previamente incurables.
Como señala el experto, “en todos los tumores, ahora son curables un 20% de personas que antes se consideraban completamente incurables”. Este reconocimiento está vinculado a la combinación de tratamientos innovadores y diagnósticos más tempranos que facilitan la intervención efectiva.
Curación a través de un diagnóstico temprano
El diagnóstico hipertemprano se realiza en personas que aparentan estar sanas y no muestran síntomas, generalmente a partir de los 45 años, momento en el que la incidencia de tumores tiende a incrementarse. “Contamos desde hace más de dos años con la unidad de diagnóstico hipertemprano en nuestro hospital. Esto nos permite identificar a personas mucho antes que con cualquier prueba convencional y, al hacerlo, se incrementa nuestro objetivo final: la curación”, afirma Cubillo.
Hoy en día, se estima que se cura al 60% de los pacientes diagnosticados con algún tipo de tumor. Sin embargo, con el diagnóstico hipertemprano y los avances en tratamientos, se ha alcanzado un asombroso 90% de curaciones en algunos casos, reflejando así el impacto positivo de esta estrategia en la lucha contra el cáncer.
Combatir la enfermedad mínima residual
Otro desafío crucial en el tratamiento oncológico es la enfermedad mínima residual. A pesar de que un tratamiento pueda eliminar la mayoría de las células cancerosas, suele quedar una pequeña cantidad en el organismo, lo que puede llevar a una recidiva del tumor. Cubillo remarca la importancia de la biopsia líquida: “Podemos medir la mínima enfermedad residual a nivel molecular a partir de una simple extracción de sangre. Esto es fundamental, especialmente en tumores digestivos como el cáncer de colon, donde debemos asegurar que el paciente recibe el tratamiento adecuado”.
El avance hacia una medición más precisa de la enfermedad mínima residual es vital, ya que permite personalizar los tratamientos y mejorar las expectativas de curación de los pacientes.
El reto de cuidar a los sobrevivientes
Con un aumento en los índices de curación, surge otro desafío. Carmen Rubio, jefa del servicio de Oncología Radioterápica en HM CIOCC, plantea una cuestión crítica: “¿Cómo cuidamos a todos los pacientes que se han curado?”. Esta pregunta subraya la necesidad de garantizar que la calidad de vida de los supervivientes no solo se mantenga, sino que además, se mejore.
Conscientes de esta real problemática, el Dr. Cubillo ha propuesto la creación de un observatorio de supervivientes. “Este observatorio nos ayudará a identificar todas las necesidades de aquellos que están en proceso de revisión. Queremos asegurarnos de que estas necesidades estén completamente cubiertas y, si no es así, poder hacer los cambios necesarios en nuestros servicios”, comenta.
Mirando hacia el futuro
A medida que se consolida el éxito en tratamientos y diagnósticos, aquellos que están al frente de la investigación oncológica se sienten optimistas sobre el futuro. Cubillo menciona que “la combinación del diagnóstico precoz con la mejora de los hábitos de vida y los tratamientos están transformando nuestra capacidad para hacer frente a esta enfermedad. Estamos en una trayectoria de mejora continua y, con el tiempo, podemos esperar que se puedan curar muchas más formas de cáncer”.
Este enfoque no solo refuerza la importancia de la detección temprana, sino que también fomenta una cultura de prevención y atención integral hacia el paciente, algo fundamental para seguir avanzando en la lucha contra el cáncer. La esperanza sigue creciendo, y con ella, la promesa de que más vidas puedan ser salvadas.
