Actualizado el 25 de noviembre de 2024 por Carlos José Belmonte López
El cerebro es un órgano fundamental que participa en todos los aspectos de nuestra vida, como el pensamiento, la memoria, las emociones y el movimiento. Mantenerlo saludable resulta crucial para prevenir el deterioro cognitivo y mejorar la sensación general de bienestar. Esta necesidad ha abierto el camino hacia el entrenamiento cognitivo, una herramienta esencial en la actualidad.
Los tres hábitos básicos independientemente de la edad
Para cuidar nuestro cerebro, el doctor sugiere adoptar tres hábitos fundamentales: estar cognitivamente activos (disfrutando de experiencias que estimulen nuestra mente), hacer ejercicio físico y fomentar la socialización. Estas acciones son imprescindibles para mantener un estado cognitivo saludable.
El especialista destaca que conversar con otras personas es una actividad cognitiva vital. “El lenguaje humano es muy importante, y disfrutar de debates y conversaciones no solo contribuye a socializar, sino también a ejercitar nuestra capacidad de comunicación”, señala. Aunque algunos juegos, como los crucigramas, pueden ser útiles, “no tienen demasiada evidencia”, aclara. Sin embargo, siempre son mejor que no hacer nada, ya que el estar activos es fundamental.
Consejos para cuidar el cerebro
El neurólogo recomienda incorporar varios hábitos a nuestra rutina diaria para cuidar nuestro cerebro:
- Cuidar los factores de riesgo cerebrovasculares.
- Mantener una dieta balanceada, siendo la dieta mediterránea una opción excelente.
- Realizar ejercicio físico de forma regular.
- Fomentar una vida cognitiva activa.
- Desarrollar interacciones sociales.
- Evitar sustancias tóxicas, drogas y la contaminación.
- Prevenir traumatismos craneales.
- Asegurarse de tener un sueño adecuado.
- Limitar el uso excesivo de pantallas, ya que pueden interrumpir la socialización y el ejercicio físico, además de generar un estímulo diferente al de leer.
Para las personas mayores
De acuerdo con Jesús Porta-Etessam, presidente de la Sociedad Española de Neurología (SEN), las tareas de estimulación cognitiva se adaptan a las necesidades y capacidades de cada persona, teniendo en cuenta su nivel educativo y cultural. Así, por ejemplo, si un anciano no ha tenido acceso a la educación formal y no sabe leer ni escribir, pero cuenta con un huerto, se le animará a que siga trabajando en su cultivo, buscando las semillas adecuadas y aprendiendo sobre el cuidado de las plantas.
Por el contrario, aquellas personas mayores con formación cultural pueden ser alentadas a asistir a conferencias en museos, así como a disfrutar de otras actividades que fomenten su interés y curiosidad.
Para las personas jóvenes
En el caso de los jóvenes, es vital aumentar la reserva neuronal. Esto se debe a que, “cuanto más desarrolladas están nuestras capacidades cognitivas, menores son las posibilidades de padecer enfermedades neurodegenerativas”. Por eso, los jóvenes deben buscar una mayor dispersión en su aprendizaje y actividades.
Esto implica salir de la zona de confort y disfrutar de experiencias nuevas. Como sugiere el especialista, “las actividades deben ser gratificantes”, como aprender un nuevo tipo de baile si se tiene interés en la danza, o tocar un nuevo instrumento musical si se gusta de la música. “Los estudios han demostrado que el baile y los deportes de raqueta son excelentes opciones para prevenir enfermedades mentales”, subraya el doctor.
Aspectos adicionales de la cognición
La cognición no se limita solamente a la memoria. El doctor Porta-Etessam enfatiza que también incluye el aprendizaje de nuevos movimientos, como tocar un instrumento musical o desarrollar un lenguaje más complejo. “Hay una forma de memoria que la mayoría de la gente no conoce, llamada praxias, que se refiere a la memoria muscular. Esto se puede trabajar, por ejemplo, mediante el deporte, como practicar tenis o ping-pong”, añade.
Asimismo, la flexibilidad mental es otra función cognitiva importante. Aprender nuevas acciones y desarrollar habilidades manuales ayudan a entrenar el cerebro para ser más adaptable. “Incluso tareas que no parecen cognitivas pueden ofrecer beneficios significativos”, expone el especialista.
Por último, el presidente de la SEN recomienda involucrarse en la interpretación del arte, como observar obras desde nuevas perspectivas. Esta actividad puede incluir ver pinturas o escuchar música de manera diferente. Un clásico consejo es la lectura, ya sea de libros, periódicos o revistas, que también contribuye a una mente activa y saludable.