Actualizado el 25 de noviembre de 2024 por Carlos José Belmonte López
El cáncer de testículo es el tumor más frecuente en hombres jóvenes, específicamente aquellos entre los 15 y 35 años. Según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), se espera que en 2024 más de 1.500 personas en España sean diagnosticadas con esta enfermedad. A pesar de estas cifras, el pronóstico suele ser favorable gracias a los avances en tratamientos, que generalmente incluyen quimioterapia, radioterapia y cirugía testicular.
Síntomas Comunes
La mayoría de los cánceres testiculares, más del 90%, se originan en las células germinales, las cuales son responsables de producir esperma. “La gran mayoría de los tumores germinales del varón se diagnostican porque el paciente se palpa un bulto en el testículo, que a menudo no causa dolor. Si hay dolor, generalmente aparece de forma progresiva, aunque puede surgir repentinamente si hay una complicación, como una infección o sangrado”, explica Juan Francisco Rodríguez Moreno, oncólogo médico en HM Universitario Sanchinarro-CIOCC.
En términos generales, el especialista menciona que “los pacientes a menudo describen una sensación de peso en el área genital o un aumento de tamaño del testículo”. En casos más raros, “estos tumores pueden llevar a un crecimiento de las mamas en los hombres (ginecomastia) debido a un incremento en la Beta-Gonadotropina Coriónica (β-HCG), una hormona que normalmente aumente durante el embarazo y que en varones se eleva por ciertos tipos de tumores testiculares”.
Rodríguez Moreno también indica que los pacientes pueden sentir molestias en la espalda o en el abdomen. Estas molestias pueden surgir porque el dolor testicular se irradia o porque puede haber metástasis en los ganglios linfáticos localizados en la parte posterior del abdomen. En fases avanzadas de la enfermedad, “si hay metástasis en otros órganos (por ejemplo, pulmones, cerebro o huesos), los síntomas pueden variar considerablemente, desde falta de aire hasta inestabilidad, dependiendo de su ubicación”.
Autoexamen Testicular
Uno de los métodos más efectivos para detectar el cáncer testicular es realizar un autoexamen testicular. Este examen se recomienda hacer justo después de una ducha de agua tibia, que ayuda a relajar la piel del escroto. Además, se sugiere realizarlo de pie. La Urology Care Foundation ofrece una guía práctica sobre cómo llevarlo a cabo:
- Examinar cada testículo. Rodar cada testículo suavemente entre el pulgar e índice de ambas manos, palpando toda la superficie y comprobando que la firmeza sea uniforme. Es normal que un testículo sea ligeramente más grande que el otro.
- Localizar el epidídimo y el conducto deferente. Estas son estructuras en forma de tubo ubicadas encima y detrás de los testículos. Es importante familiarizarse con su textura para detectar cambios.
- Buscar bultos, hinchazón o cualquier anomalía. Recuerde que la presencia de bultos o protuberancias no es normal, independientemente de si causan dolor o no.
Factores de Riesgo del Cáncer Testicular
Aunque no se conocen todas las causas del cáncer testicular, sí se han identificado varios factores de riesgo que aumentan la probabilidad de desarrollar la enfermedad. Uno de los más significativos es la criptorquidia, una condición en la que el testículo no desciende normalmente al escroto durante los primeros años de vida. Según Rodríguez Moreno, “durante el desarrollo embrionario, los testículos deben descender desde la zona cefálica hacia el escroto a través de la línea media y el abdomen”.
En ciertos casos, este descenso no ocurre o se retrasa hasta después del nacimiento, lo que resulta en un mayor riesgo de cáncer. “Los hombres con criptorquidia tienen una mayor probabilidad de desarrollar cáncer en el testículo no descendido o en el otro testículo”, advierte el oncólogo. Por ello, las guías clínicas recomiendan, en algunos casos, la extirpación preventiva de testículos que no logran descender adecuadamente.
La predisposición genética también juega un papel importante. Se estima que entre el 1 y el 3% de los pacientes con tumores germinales tienen antecedentes familiares de cáncer de testículo, sugiriendo un componente hereditario. Rodríguez Moreno señala que “los hermanos o los hijos de estos pacientes tienen hasta diez veces más probabilidad de desarrollar la enfermedad”. Sin embargo, aún no se han identificado genes específicos relacionados con esta predisposición, sugiriendo que podría tratarse de una combinación de múltiples genes alterados.
En resumen, el cáncer testicular es una enfermedad que puede prevenirse y tratarse de manera efectiva si se detecta a tiempo. Realizar autoexámenes regulares y estar al tanto de los factores de riesgo son pasos clave para la detección temprana y el manejo adecuado de esta enfermedad.