Actualizado el 4 de febrero de 2025 por Carlos José Belmonte López
La prevención del cáncer es un tema crucial en la salud pública, y cada día se acumulan más evidencias sobre cómo algunos hábitos pueden influir en su aparición. Según Mariano Barbacid, un referente en investigación oncológica, «el mejor cáncer es el que no tenemos». Sin embargo, el especialista aclara que, aunque no podemos evitar por completo el cáncer, existen medidas que podemos tomar para reducir el riesgo de desarrollarlo.
Factores de riesgo y prevención
Barbacid expone que hay factores que influyen de manera significativa en la aparición del cáncer y que, al ser evitados, pueden disminuir las probabilidades de su desarrollo. “Si no eliminamos los riesgos, tendremos muchas más probabilidades de tener cáncer”, señala. Entre los riesgos más destacados se encuentran:
- Tabaco: Es el agente mutagénico más peligroso. Fumar puede causar mutaciones en células que llevan a cánceres, principalmente de pulmón y vejiga.
- Inflamación crónica: Situaciones como la pancreatitis crónica aumentan el riesgo de cáncer en un 20%.
- Infecciones: Algunas, como la bacteria helicobacter, están asociadas con un mayor riesgo de cáncer gástrico.
- Obesidad: Mantener un peso saludable a través de una alimentación equilibrada y actividad física ayuda a prevenir diferentes tipos de cáncer.
El proceso del cáncer
El cáncer no es una entidad única. Barbacid enfatiza que «todo oncólogo sabe que el cáncer engloba más de 100 enfermedades diferentes». Cada tipo de cáncer tiene características particulares, dependiendo del órgano afectado y del tipo de célula implicada. Esto hace que la clasificación y el diagnóstico sean fundamentales para determinar la gravedad y los posibles tratamientos. Por ejemplo, un carcinoma de pulmón presenta variaciones dependiendo si afecta a células grandes o pequeñas, lo cual influye en su origen y desarrollo.
Cuando un paciente acude al oncólogo, la primera interrogante suele ser sobre el estadío del cáncer. Barbacid explica que “si es de grado 1 o 2, el cirujano podrá curarlo, pero si es de grado 3 o 4, la situación se complica y, en ocasiones, es incurable”. Esto refleja la importancia de detectar el cáncer en etapas tempranas para aumentar las probabilidades de éxito en el tratamiento.
Supervivencia: un panorama esperanzador
La supervivencia del cáncer ha mejorado notablemente en los últimos años. Barbacid menciona que, en general, “estamos cerca de llegar al 70% de supervivencia de manera global y contando todos los tipos de cáncer”. Sin embargo, las cifras pueden variar considerablemente. Por ejemplo, el cáncer de próstata presenta tasas de supervivencia a 5 años del 98%, mientras que otros, como el cáncer de páncreas, tienen resultados menos alentadores. “Hoy en día, muere más gente de cáncer de páncreas que de cáncer de mama, a pesar de que este último es más prevalente”, advierte Barbacid.
En el caso del cáncer de mama, “la supervivencia a 5 años es del 95% en general”, lo que demuestra avances significativos en el tratamiento y detección temprana. Sin embargo, es fundamental tener en cuenta que la supervivencia no debe confundirse con la curación. “En el cáncer se habla de supervivencia y no de curación”, enfatiza Barbacid. Esto implica que, aunque muchos pacientes logran vivir más tiempo tras el diagnóstico, el camino hacia una total recuperación puede ser complicado y largo.
Un enfoque multidisciplinario
El tratamiento del cáncer no es un proceso simple; requiere un enfoque multifactorial. Barbacid destaca que “no hay una sola actividad que luche contra el cáncer”, sino que es necesario atacar la enfermedad desde múltiples ángulos. Esto incluye tratamientos médicos, cambios en el estilo de vida y un acompañamiento psicológico que ayude a los pacientes a afrontar esta dolencia de manera más efectiva. Aunque se cuentan con diferentes armas para combatir el cáncer, es vital saber que no existe una única vía de tratamiento que garantice el éxito.
El camino hacia la prevención y la mejora en la supervivencia del cáncer no solo recae en la atención médica, sino que también depende en gran medida de la conciencia individual sobre los riesgos y los hábitos de vida que se eligen. En este sentido, fomentar un estilo de vida saludable puede ser nuestro mejor aliado.
En definitiva, al ser un tema de gran complejidad y variabilidad, es fundamental que tanto los profesionales de la salud como los pacientes tengan claro el impacto que pueden tener sus decisiones en este ámbito. La educación y la información son herramientas clave para afrontar y, en la medida de lo posible, prevenir el cáncer.