Actualizado el 24 de diciembre de 2024 por Carlos José Belmonte López
El día de Nochebuena, el 24 de diciembre, es conocido no solo por ser una celebración familiar, sino también por ser el día del año en que se registran más infartos. Según un estudio publicado en The British Medical Journal, que analizó 16 años de admisiones hospitalarias por infarto de miocardio, se observó que las vacaciones de Navidad y el periodo estival se vinculan con un aumento significativo en el riesgo de infarto, especialmente en personas mayores y más vulnerables. Durante esta fecha, el riesgo de sufrir un ataque al corazón se incrementa un 37% en comparación con otros días del año, como señala el doctor José Abellán, cardiólogo intervencionista en el Hospital General Universitario Santa Lucía, de Murcia. Un análisis similar realizado en Estados Unidos reveló que, entre el 25 de diciembre y el 1 de enero, la mortalidad por enfermedades cardiovasculares alcanza su punto máximo.
Causas del aumento del riesgo de infarto
¿Por qué se produce esta alarmante tendencia? Hay varios factores que contribuyen a este fenómeno. En primer lugar, las festividades navideñas suelen generar un aumento de estrés, que tiene un impacto directo en la salud del corazón. El doctor Abellán advierte que el estrés y la ansiedad activan el sistema nervioso simpático, lo que lleva a una liberación excesiva de adrenalina y cortisol. Esto provoca un aumento en la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la contracción de los vasos sanguíneos. Además, la adrenalina puede desestabilizar placas de ateroma en las arterias coronarias, facilitando su ruptura y, por ende, desencadenando un infarto.
Otro aspecto relevante es el cambio en los hábitos alimenticios que traen las celebraciones. Durante las fiestas, las personas suelen incrementar su ingesta de alcohol, grasas saturadas y azúcares. Según el cardiólogo, los alimentos ricos en estas sustancias tienen efectos inmediatos en el sistema cardiovascular, siendo capaces de causar “hipertrigliceridemia postprandial”, que se traduce en un aumento súbito de triglicéridos y transportadores de colesterol en la sangre. Esto puede afectar el glicocálix, la parte más interna de las arterias, dificultando su capacidad para dilatarse correctamente.
Beneficios del ejercicio durante las fiestas
Afortunadamente, el riesgo de infarto durante estas fechas se puede mitigar con algunos cambios en el estilo de vida. Una forma efectiva de prevenirlo es ejercitándose, aunque sea de manera moderada. El doctor Abellán menciona un estudio que examinó a un grupo de personas que mantenían actividad física y observó cómo esto les ayudaba a estar en mejor forma durante la Navidad. Las personas fueron divididas en dos grupos: aquellos que seguían haciendo ejercicio y los que no lo hacían. Lo interesante es que el ejercicio no era excesivo; de hecho, los participantes se ejercitaban tres veces a la semana durante sesiones de tan solo media hora.
Los resultados fueron reveladores. El grupo que mantuvo su rutina de ejercicio experimentó una disminución en los niveles de colesterol, mientras que aquellos que permanecieron inactivos vieron un aumento en estos. Además, los que se ejercitaron mostraron menos resistencia a la insulina en comparación con el grupo sedentario, que, por el contrario, aumentó sus niveles de resistencia a la insulina.
Además, en cuanto a cambios en el peso corporal, los sedentarios aumentaron, en promedio, un kilo durante las festividades, mientras que quienes se mantuvieron activos lograron mantener su peso. En términos de presión arterial, el grupo que hizo ejercicio vio disminuidos sus niveles, en contraste con los que no hicieron nada, que, lamentablemente, experimentaron un aumento.
Consejos para disfrutar de unas Navidades saludables
A partir de estos hallazgos, el doctor Abellán concluye que es posible disfrutar de la Navidad de manera saludable. Su consejo es sencillo: mantener buenos hábitos y realizar ejercicio al menos una vez al día. Convertir el ejercicio en parte de la rutina diaria, incluso en días festivos, puede marcar una significativa diferencia.
Incorporar caminatas después de las comidas festivas o realizar actividades lúdicas que también impliquen movimiento puede ser una excelente estrategia. Además, se sugiere moderar la ingesta de alimentos poco saludables y optar por opciones más nutritivas cuando sea posible.
La unión de buenos hábitos y actividad física no solo reduce el riesgo de infarto, sino que también contribuye a disfrutar de unas fiestas con más energía y bienestar. Así que la próxima vez que te sientas tentado a rendirte ante la abundancia de comida y bebida, recuerda que un poco de ejercicio puede ser la clave para unas Navidades más saludables y seguras.