Investigación de Harvard sugiere que bacteria intestinal puede influir en la depresión

Actualizado el 11 de febrero de 2025 por Carlos José Belmonte López

La interrelación entre el intestino y el cerebro ha cobrado gran relevancia en la investigación sobre la salud mental en los últimos años. Cada vez se hace más hincapié en la importancia de tener una microbiota intestinal sana, y no es por capricho. Sus alteraciones pueden tener consecuencias en la salud tanto física como mental.

Descubriendo conexiones entre microbiota e salud mental

Entre las múltiples enfermedades que pueden surgir cuando este conjunto de microorganismos, fundamentalmente bacterias, que pueblan el intestino no se encuentra en óptimas condiciones, se encuentra la depresión. Se han descrito, incluso, algunas de las bacterias posiblemente involucradas, una de ellas es Morganella morganii.

Hasta ahora no estaba claro si esta bacteria contribuye directamente al desarrollo de la depresión, o si es la depresión la que altera la composición de la microbiota, en concreto de esta bacteria, o si hay algún otro factor implicado. Sin embargo, un estudio de investigadores de la Universidad de Harvard ha hallado una probable conexión causal entre la presencia de este microorganismo en el intestino y la incidencia de trastorno depresivo mayor. ¿Cómo es posible? Se trata de una relación cuyo principal componente es la inflamación.

Impacto de la inflamación en la depresión

Es necesario partir de la base de que la depresión es un trastorno complejo y multifactorial. En los últimos tiempos, múltiples líneas de investigación apuntan hacia la inflamación como un factor crucial. La inflamación del organismo puede afectar al cerebro y, de este modo, alterar el estado de ánimo. Esta constatación abre la puerta a la exploración de nuevas vías terapéuticas, algo especialmente interesante cuando un porcentaje significativo de los pacientes no responden a las opciones actualmente disponibles. Se calcula que la depresión resistente al tratamiento afecta hasta al 30% de los adultos con trastorno depresivo mayor.

Los resultados de la nueva investigación, que han sido publicados en la revista Journal of the American Chemical Society, desvelan la implicación de una molécula que promueve la inflamación y ofrecen una nueva diana que podría ser útil para diagnosticar o tratar ciertos casos de depresión. Además, proporcionan datos valiosos para seguir investigando cómo otros microorganismos intestinales podrían influir en el comportamiento y los trastornos del estado de ánimo.

Mecanismo de acción: dietanolamina y M. morganii

El estudio muestra que un contaminante ambiental conocido como dietanolamina (DEA) a veces se infiltra en una molécula que produce M. morganii en el intestino. Esta molécula alterada activa una respuesta inmune que la molécula normal no pone en marcha, estimulando la liberación de unas proteínas inflamatorias conocidas como citoquinas; en particular, la interleuquina-6 (IL-6). Estudios previos han relacionado IL-6 con la depresión.

En resumen, el metabolito alterado de la bacteria, por la incorporación del microcontaminante DEA en su composición, desencadenaría una reacción inmune que promueve la depresión a través de la liberación de proteínas inflamatorias.

Nuevas armas contra la depresión

Los hallazgos de este estudio son prometedores y sugieren varias aplicaciones prácticas. Por un lado, el compuesto químico DEA podría ser incluido en la creciente lista de biomarcadores que ayudan a detectar algunos casos de depresión mayor.

El estudio también refuerza la tesis de que el trastorno depresivo, o un subconjunto de casos, podría considerarse una enfermedad autoinflamatoria o autoinmune, lo que podría llevar a que se trate con fármacos inmunomoduladores, los cuales actúan sobre el sistema inmunitario.

Finalmente, los hallazgos de los investigadores de Harvard pueden servir como punto de partida para nuevas líneas de investigación en este campo. Una vez constatado que un producto bacteriano puede alterar la función inmune al incorporar un contaminante, se puede explorar los efectos de otras bacterias intestinales en la inmunidad y otras funciones biológicas.

Es importante destacar que los autores de este estudio advierten que sus hallazgos deberán ser corroborados por otras investigaciones. Deberán confirmar si M. morganii efectivamente impulsa la depresión y averiguar qué porcentaje de casos pueden atribuirse a la acción de esta bacteria.

Bibliografía

Bang S, Shin YH, Park SM et al. (2025) Unusual Phospholipids from Morganella morganii Linked to Depression. Journal of the American Chemical Society. DOI: 10.1021/jacs.4c15158

Carlos José Belmonte Lópezhttps://www.google.com/search?kgmid=/g/11rcl91syn
Licenciado en farmacia por la Universidad CEU San Pablo y Máster en la Universidad Pontificia Comillas de Madrid. Doctorado y comprometido con la Salud Humana

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