Marcos Llorente y el frío: beneficios y riesgos de sumergirse en aguas heladas

Actualizado el 11 de diciembre de 2024 por Carlos José Belmonte López

El uso de terapias de frío está ganando popularidad, especialmente entre figuras deportivas. Recientemente, el futbolista Marcos Llorente ha enfrentado críticas por su práctica de la exposición al frío extremo, ya sea por bañarse en agua helada o salir a caminar con poca ropa a temperaturas bajo cero. Llorente sostiene que esta es una forma de «incomodar al cuerpo», y propone que tal extenuación puede traer beneficios a la salud. Sin embargo, surge la pregunta: ¿hasta qué punto es realmente beneficioso?

Beneficios de las terapias de frío

Los beneficios de estas prácticas no son meras especulaciones. Según Luis Gallego, especialista en Traumatología y Medicina Deportiva, “la exposición a terapias de frío produce en nuestros cuerpos termogénesis adaptativa”. Esto significa que el cuerpo realiza cambios fisiológicos para mantener una temperatura adecuada y funcional.

¿Cómo se traduce esto en nuestro organismo? La primera reacción es la vasoconstricción en la piel de las extremidades, lo que nos permite conservar el calor en el interior. Adicionalmente, la exposición al frío activa la “grasa marrón”. Esta forma de grasa es especialmente importante porque tiene la capacidad de quemar calorías convirtiéndolas en calor, además de tener efectos positivos sobre la regulación de la glucosa en sangre.

  • Estimulación del sistema nervioso: La exposición controlada al frío puede fomentar la actividad nerviosa, resultando en una sensación de bienestar.
  • Quema de grasa: A través de la termogénesis en la grasa marrón, que se activa durante el frío.
  • Potenciación del sistema inmunológico: Mejora la respuesta del sistema inmunitario, lo que puede ser beneficioso para la salud general.
  • Regulación de la insulina: Ayuda a equilibrar los niveles de glucosa en sangre.
  • Combate la inflamación: Puede ser útil para reducir procesos inflamatorios en el cuerpo.
  • Promueve la longevidad: Asociaciones han sido encontradas entre una mayor actividad de grasa marrón y la longevidad.
  • Mejora de la calidad del sueño: La liberación de endorfinas a través de estas terapias puede contribuir a mejorar el estado de ánimo.

Los riesgos de pasarnos con el frío

Sin embargo, no todo son beneficios. Es crucial establecer límites. Gallego advierte que el objetivo de la terapia con frío es aumentar el metabolismo sin comprometer la temperatura corporal. Si la temperatura del cuerpo desciende demasiado, puede resultar en temblores severos, descoordinación, e incluso situaciones potencialmente mortales. Por ejemplo, cuando la temperatura baja de 35ºC, la respiración se acelera, y al descender a 30ºC, hay un riesgo de fallo orgánico y muerte.

Por eso, es fundamental incrementar la exposición al frío de manera gradual y controlada. Gallego recomienda comenzar por pequeños cambios en nuestros hábitos diarios, como finalizar una ducha caliente con agua fría durante 30 segundos, o dar paseos cortos en invierno con ropa ligera, pero no sin abrigo.

¿Cuándo sería recomendable?

La buena noticia es que, según Gallego, cualquier persona sana puede beneficiarse de estas terapias, especialmente deportistas, personas con sobrepeso y diabéticos. Sin embargo, hay que tener especial cuidado con aquellos que tienen condiciones de salud preexistentes. No se recomienda la terapia de frío en embarazadas, personas con epilepsia, o aquellos que tienen problemas cardiovasculares sin consultar antes a un especialista.

Consejos para hacerlo paso a paso

Adicionalmente, es aconsejable combinar la terapia del frío con técnicas de respiración. El método Wim Hof, que integra agua fría, meditación y técnicas respiratorias, puede aumentar significativamente el metabolismo, manteniendo así la temperatura del cuerpo en niveles saludables.

Quiénes no deberían hacerlo

Hay casos específicos donde la exposición al frío puede ser perjudicial. Por ejemplo, personas con síndrome de Raynaud, que experimentan alteraciones en la circulación sanguínea en las extremidades, o aquellos con alergia al frío, crioglobulinemia, o enfermedades cardiovasculares, donde el frío puede agravar su condición al provocar un aumento en la presión arterial y la frecuencia cardiaca.

En conclusión, mientras que las terapias de frío pueden ofrecer una variedad de beneficios para la salud, es crucial abordarlas con precaución y conocimiento. Adaptar el cuerpo gradualmente y ser consciente de las señales que nos envía son pasos fundamentales para aprovechar al máximo estas prácticas de una manera segura y efectiva. ¿Te atreverías a probar esta tendencia en bienestar físico?

Carlos José Belmonte López
Carlos José Belmonte Lópezhttps://www.google.com/search?kgmid=/g/11rcl91syn
Licenciado en farmacia por la Universidad CEU San Pablo y Máster en la Universidad Pontificia Comillas de Madrid. Doctorado y comprometido con la Salud Humana

Aunque pueda contener afirmaciones, datos o apuntes procedentes de instituciones o profesionales sanitarios y la información contenida en PharmaSalud esté redactada por profesionales en medicina, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.

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