Mejorar el asma: la clave está en una dieta rica en frutas y grasas saludables

Actualizado el 26 de enero de 2025 por Carlos José Belmonte López

El asma se define como un síndrome que causa la obstrucción del flujo de aire debido a la inflamación de las vías respiratorias. En los últimos años, investigaciones han comenzado a sugerir que el metabolismo de los lípidos juega un papel crucial en la inflamación pulmonar y la aparición de exacerbaciones. Esto lleva a la conclusión de que, además de los tratamientos farmacológicos convencionales, los pacientes asmáticos deben considerar cambios en su estilo de vida y alimentación. La relación entre los lípidos en sangre y el asma ha motivado a los investigadores a indagar más profundamente sobre la importancia de la dieta en estas personas.

Grasas: cuáles sí y cuáles no

Los especialistas de la Universidad de Medicina y Farmacia Grigore T. Popa de Iasi (Rumanía) explican que las grasas son nutrientes que influyen significativamente en el asma. Algunos estudios han indicado que el aceite de oliva y el consumo de pescados ricos en omega-3 pueden estar asociados con un menor riesgo de desarrollar esta enfermedad. Por el contrario, se recomienda evitar ciertos tipos de grasas.

  • -Grasas saturadas: Este tipo de grasa se halla en cortes de carne grasos, productos lácteos enteros y alimentos procesados, y tiende a elevar los niveles de colesterol LDL.
  • -Grasas trans: Muy dañinas, ya que aumentan el colesterol LDL mientras disminuyen el HDL. Se encuentran en margarinas sólidas, productos ultraprocesados y alimentos fritos.
  • -Alimentos ultraprocesados con grasas ocultas: Muchas de estas comidas contienen combinaciones de grasas saturadas y trans que incrementan el colesterol LDL.

La doctora Guadalupe Blay, experta en nutrición, sugiere adoptar pautas dietéticas beneficiosas, como reemplazar grasas no saludables por opciones más saludables, como las monoinsaturadas (por ejemplo, aguacate y aceite de oliva), y las poliinsaturadas encontradas en pescados grasos y nueces. También es recomendable aumentar el consumo de fibra soluble a través de avena, frutas y legumbres, ya que esto ayuda a reducir los niveles de colesterol en sangre. Otras sugerencias incluyen elegir siempre versiones integrales de los alimentos y minimizar el consumo de productos ultraprocesados.

El colesterol es la pista

El estudio llevado a cabo por el equipo rumano se centró en la relación entre el metabolismo de las grasas y el asma. Para ello, los investigadores analizaron los niveles de colesterol LDL (el «malo»), HDL (el «bueno»), colesterol total y triglicéridos en pacientes diagnosticados con asma. Los hallazgos revelaron que niveles elevados de colesterol LDL y total están asociados con un mayor riesgo de desarrollar esta condición. A la inversa, mantener niveles óptimos de colesterol HDL tiene un efecto positivo en la salud pulmonar, reduciendo la sensibilidad a alérgenos y mejorando la función pulmonar.

Además, se observó que unos triglicéridos altos contribuyen a un mayor riesgo, lo que señala la importancia de mantener una dieta equilibrada en grasas. Es importante notar que el exceso de tejido adiposo contribuye a la inflamación crónica en el cuerpo, lo cual agrava los síntomas del asma, a través de un aumento en la producción de citocinas proinflamatorias.

Frutas + verduras, sin duda, la opción “ganadora”

Entre las conclusiones más contundentes del estudio se destaca que una dieta rica en frutas y verduras tiene un efecto positivo en el control del asma. “Una dieta basada predominantemente en vegetales se asocia con un mejor control de la enfermedad y contribuye a la reducción de la producción de citocinas proinflamatorias”, afirman los investigadores. Los antioxidantes presentes en estos alimentos, como los flavonoides y las vitaminas C y E, son esenciales para reducir la inflamación en las vías respiratorias.

Frutas

  • Frutos rojos (arándanos, frambuesas, moras y fresas): Ricos en antocianinas.
  • Cerezas: Contienen compuestos fenólicos y antocianinas.
  • Cítricos (naranjas, limones): Proveen vitamina C, clave para combatir el daño oxidativo.
  • Manzanas: Su quercetina tiene efectos antihistamínicos.
  • Piña: Contiene bromelina, que es antiinflamatoria.
  • Uvas negras y rojas: Ricas en resveratrol, un potente antioxidante.
  • Aguacate: Aporta grasas saludables y antioxidantes.
  • Granada: Sus polifenoles destacan por sus efectos antioxidantes.

Verduras

  • Verduras de hoja verde (espinacas, kale): Ricas en vitamina E.
  • Crucíferas (brócoli, coliflor): Contienen sulforafano, un combatiente de la inflamación.
  • Pimientos (rojos, amarillos): Fuentes de vitamina C y quercetina.
  • Zanahorias: Su betacaroteno es muy eficaz contra la inflamación.
  • Tomates: Especialmente cocidos, su licopeno ayuda a reducir la inflamación.
  • Ajo y cebolla: Contienen alicina, que potencia la respuesta inmune.
  • Apio: Aporta antioxidantes y luteolina, con propiedades antiinflamatorias.
  • Berenjena: Rica en antocianinas que ayudan a combatir el estrés oxidativo.

La doctora Blay también hace hincapié en la importancia de consumir frutas y verduras frescas y de temporada, lo que maximiza sus beneficios. Diversificar la forma de consumir verduras, alternando entre crudas y cocidas, también contribuye a obtener los máximos beneficios de estos alimentos.

Más fibra para “respirar mejor”

Finalmente, el impacto de la fibra también se ha señalado como una pieza clave en la dieta de los pacientes asmáticos. Según los investigadores, la fibra influye en el microbioma intestinal, lo cual puede llevar a la formación de ácidos grasos de cadena corta, como el butirato, que disminuyen la producción de citocinas proinflamatorias, mejorando así el control del asma.

Algunas fuentes ricas en fibra que la doctora Blay recomienda incluyen frutas como manzanas y peras, verduras como espinacas y zanahorias, legumbres como lentejas y garbanzos, frutos secos y granos integrales. Incorporar palomitas de maíz (sin mantequilla) y higos secos también puede ser beneficioso.”

En conclusión, la alimentación juega un papel fundamental en el manejo del asma, y un enfoque basado en una dieta equilibrada y rica en nutrientes puede ser clave para mejorar la calidad de vida de quienes padecen esta enfermedad.

Carlos José Belmonte López
Carlos José Belmonte Lópezhttps://www.google.com/search?kgmid=/g/11rcl91syn
Licenciado en farmacia por la Universidad CEU San Pablo y Máster en la Universidad Pontificia Comillas de Madrid. Doctorado y comprometido con la Salud Humana

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