Metanfetamina: los peligros ocultos de su consumo creciente en España

Actualizado el 29 de diciembre de 2024 por Carlos José Belmonte López

La metanfetamina es una droga sintética que actúa como estimulante del sistema nervioso central, conocida científicamente como desoxiefedrina. Tiene un alto grado de adicción y sus efectos a largo plazo son menos conocidos por la población en general. Esta sustancia ha cobrado relevancia en países como España, donde su consumo se ha incrementado de manera preocupante en los últimos años, principalmente en ambientes específicos. El Plan Nacional sobre Drogas (PND) destaca la metanfetamina como una de las sustancias ilícitas más consumidas y vinculadas a actividades delictivas en todo el mundo.

Forma de consumo y efectos deseados

Aquellos que optan por el consumo de metanfetamina pueden hacerlo a través de diversas vías: oral, inhalada, fumada o inyectada. La rapidez con la que aparecen sus efectos depende de la forma de consumo; por ejemplo, esnifar o fumar la droga genera efectos casi inmediatos, mientras que la ingestión oral tarda alrededor de media hora en hacer efecto.

Los consumidores buscan experimentar varios efectos, que incluyen:

  • Euforia
  • Sensación de subidón de energía. 
  • Aumento del deseo sexual
  • Incremento del rendimiento intelectual o laboral. 
  • Aumento del nivel de alerta
  • Desinhibición.

Efectos adversos y riesgos a corto y largo plazo

Aunque algunos pueden percibir a la metanfetamina como una forma de escapismo, es fundamental reconocer que no se trata de una droga inofensiva. Los expertos la clasifican entre las sustancias más destructivas, solo superada por la heroína y el crack. Este tipo de droga incrementa notablemente los niveles de dopamina en el cerebro y su alto potencial adictivo hace que el riesgo de sobredosis sea considerablemente alto.

Riesgos a corto plazo

En el corto plazo, el consumo de metanfetamina puede llevar a una reducción drástica del apetito, así como a dilatación de las pupilas, aumento de la frecuencia cardiaca y respiratoria, y elevación de la presión arterial. Todo esto conlleva un riesgo elevado de problemas cardiovasculares. Además, las dosis elevadas pueden provocar un incremento alarmante de la temperatura corporal, que a su vez puede resultar en lesiones en las arterias del cerebro, convulsiones y, en cuanto a una situación extrema, la muerte si no se atiende de inmediato.

Otros efectos a corto plazo incluyen problemas psiquiátricos agudos, que pueden manifestarse como ansiedad, insomnio, paranoia y una notable agresividad.

Riesgos a largo plazo

El abuso continuado de metanfetamina desencadena numerosas consecuencias negativas. La adicción se acompaña de un fenómeno de tolerancia, lo que significa que con el tiempo, los efectos placenteros disminuyen, lo que puede llevar al usuario a aumentos en la dosis y frecuencia de consumo. Los peligros a largo plazo incluyen:

  • Síntomas neuropsiquiátricos como ansiedad, confusión, insomnio, cambios de humor, comportamiento violento, paranoia, alucinaciones y ilusiones.
  • Disfunción eréctil. Aunque al principio puede aumentar la libido, el uso crónico de metanfetamina conlleva problemas sexuales serios.
  • Problemas dentales. Conocida como “boca de metanfetamina”, esta expresión se refiere al deterioro dental significativo que sufren los usuarios de esta droga, resultando en pérdida de piezas dentales.
  • El consumo también puede agravar la infección por VIH, aumentando el daño a las células nerviosas y generando complicaciones cognitivas en los pacientes que son consumidores habituales.

Estos son solo algunos de los efectos más dañinos asociados con el uso prolongado de metanfetamina. La comprensión de los riesgos que implica su consumo se vuelve cada vez más esencial en un mundo donde esta sustancia se está volviendo más común.

La metanfetamina, a pesar de ser menos conocida que otras drogas, merece atención y educación. Los riesgos relacionados con su consumo son alarmantes, y es fundamental que la población esté informada sobre sus efectos, tanto físicos como psicológicos, para poder prevenir su uso y ayudar a quienes enfrentan problemas de adicción.

Carlos José Belmonte Lópezhttps://www.google.com/search?kgmid=/g/11rcl91syn
Licenciado en farmacia por la Universidad CEU San Pablo y Máster en la Universidad Pontificia Comillas de Madrid. Doctorado y comprometido con la Salud Humana

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