Actualizado el 12 de enero de 2025 por Carlos José Belmonte López
La relación entre música y el cerebro humano ha sido objeto de estudio durante años, dando pie a interesantes descubrimientos sobre cómo puede afectar nuestro estado de ánimo y nuestras capacidades cognitiva. En este contexto, surge la pregunta: ¿realmente la música clásica puede mejorar nuestra concentración y memoria?
La música y el deterioro cognitivo
El impacto de la música no solo se limita a la mejora de la atención; también juega un papel importante en el freno del deterioro cognitivo. Según Laura Herrero, neuropsicóloga, la música puede «frenar, que no evitar», el desarrollo de problemas cognitivos. En este sentido, Manuel Arias, miembro de la Sociedad Española de Neurología, destaca que la música está fuertemente vinculada a las emociones, lo que puede ayudar a la memoria. “Te retrotrae al pasado y te facilita un poco los recuerdos”, señala. De hecho, en talleres de memoria, a menudo se utilizan canciones antiguas para estimular la memoria vinculada a experiencias emocionales gratificantes.
Investigaciones recientes sobre la música y el aprendizaje
Un estudio de la Universidad Abierta de Cataluña (UOC) analizó el efecto de escuchar música clásica mientras se efectuaban ejercicios de memoria. Los resultados indicaron que este tipo de música no mejora ni empeora el aprendizaje de personas con deterioro cognitivo leve. Sin embargo, se encontró que una música más activadora podría tener un efecto positivo, especialmente en aquellos que emplean la música como regulador emocional en su vida diaria. Este hallazgo abre la puerta a nuevas hipótesis e investigaciones que podrían enriquecer nuestra comprensión sobre el tema.
Escuchar adrede para activar el cerebro
La experiencia de escuchar música de forma consciente antes de realizar una tarea cognitiva puede ser beneficiosa. Según Laura Herrero, “genera un nivel de activación que es óptimo para la realización de una actividad”. Sin embargo, el efecto de la música puede variar considerablemente. Muchas personas encuentran que la música les ayuda a concentrarse, pero otras pueden experimentar interferencias que dificultan su rendimiento. Así, no hay una respuesta única que se aplique a todos.
Ariel hace referencia a la variabilidad de la respuesta de las personas a la música durante tareas cognitivas. “No hay una conclusión clara”, aclara; esto es especialmente cierto cuando se considera el tipo de música y las circunstancias de quien la escucha.
El lenguaje universal de la música
Manuel Arias añade que la música es un lenguaje universal “presente en todas partes” y distinto al lenguaje hablado o escrito. Esto significa que la música tiene un procesado cerebral diferente y puede generar una reorganización de la actividad cerebral y de las redes neuronales. Desde el desarrollo temprano de un individuo, se ha demostrado que aquellos que comienzan a estudiar música a edad temprana pueden potenciar áreas de su cerebro, como el cerebelo, que actúa como un “segundo cerebro”.
Este fenómeno nos lleva a una serie de preguntas interesantes: ¿mejora la atención al estudiar música, escucharla o tocar un instrumento? Estas no son cuestiones fáciles de responder, ya que las respuestas varían como lo hacen las experiencias individuales.
El famoso efecto Mozart
Un tema recurrente en este ámbito es el efecto Mozart, que sugiere que la música del famoso compositor podría aumentar ciertas funciones cerebrales. Sin embargo, Arias subraya que la efectividad de este efecto dependerá del tipo de música y de las circunstancias en las que se escucha.
Recapitulando, la música tiene un gran potencial para afectar el procesado de emociones y la actividad cerebral. Arias menciona que tal vez el lenguaje musical se remonte a tiempos anteriores a la evolución del hombre, donde el canto y los sonidos serían las formas de comunicación más simples y efectivas para transmitir emociones.
Música clásica y concentración
A la hora de buscar música para mejorar la concentración, muchas personas tienden a buscar melodías clásicas en plataformas como Spotify, donde encuentran listas diseñadas para leer, estudiar o incluso para dormir. Pero, ¿qué tienen en común Vivaldi, Schubert o Beethoven que los hace tan efectivos para ponerse en «modo estudio»?
La clave puede radicar en que gran parte de la música clásica es instrumental. Herrero señala que “la música clásica presenta una característica: es frecuente que sea solo instrumental”. Esta falta de letras puede facilitar la concentración, ya que las canciones con palabras tienden a interferir en nuestro enfoque, mientras que las melodías instrumentales permiten un nivel de interferencia más bajo.
En conclusión, aunque no hay una respuesta definitiva sobre los efectos de la música en la atención y la memoria, es evidente que su poder va más allá de lo que podemos apreciar a simple vista. La música, especialmente la clásica, parece ofrecer un entorno propicio para la concentración y la activación cognitiva, brindando una nueva dimensión a nuestras actividades diarias.
Así que, si te encuentras en medio de una tarea que requiere tu atención, tal vez sea el momento de poner a sonar esa sinfonía que tanto disfrutas.