Actualizado el 27 de noviembre de 2024 por Carlos José Belmonte López
¿Por qué se producen?
Las lesiones autoinfligidas en situaciones de estrés son más comunes de lo que se podría pensar. Como señala Noelia Moreno, psicóloga de HM Hospitales, estas situaciones suelen surgir cuando las demandas externas superan los recursos que una persona tiene disponibles para enfrentarlas. En el caso de Pep Guardiola, la presión social y mediática, sumada a las consecuencias de perder un partido, crea un entorno muy estresante, lo que puede explicar sus comportamientos autoinfligidos. En estos momentos de alta tensión, las personas pueden reaccionar de maneras inesperadas, manifestando estas emociones a través de pequeñas lesiones.
Perspectivas de la autolesión no suicida
El hecho de que un individuo se haga daño a sí mismo, como ha indicado Guardiola, no necesariamente implica un deseo de acabar con su vida. Según José Martín Del Pliego, psicólogo, “esta actitud puede verse como una autolesión no suicida, es decir, que se busca el dolor pero no la muerte» . Esto se debe a que las vías del dolor pueden activar respuestas emocionales que permiten una especie de alivio ante la ansiedad. Por ejemplo, una pequeña lesión puede desviar la atención del malestar psicológico hacia el dolor físico, ofreciendo una sensación momentánea de control.
Es fundamental entender que esta conducta no es exclusiva de Guardiola; puede sucederle a cualquiera. Del Pliego destaca que existe una serie de rasgos característicos en quienes tienden a autolesionarse, como déficits en habilidades emocionales y una alta autocrítica. Estas personas suelen lidiar con emociones negativas intensas de manera diaria, lo que puede llevarlas a recurrir a autolesiones como una forma de aliviar temporalmente su malestar emocional.
Esto ocurre en todos los mamíferos, aunque cada especie tiene su forma de expresarlo. Moreno explica que, en el caso de los adolescentes, «provocarse dolor para generarse alivio es una forma de regular el sistema nervioso», mientras que en adultos, estos comportamientos pueden estar relacionados con experiencias pasadas y la gestión de la presión. En el caso de Guardiola, la intensa presión que ha enfrentado a lo largo de su carrera deportiva podría estar detrás de su conducta.
Actitudes impulsivas ante el estrés
En momentos de alta carga emocional, algunas personas pueden actuar de forma impulsiva, abrumadas por sus sentimientos. «A veces, en lugar de gritar, contestar mal o dar una patada a una puerta, nos lesionamos«, dice Moreno. Esta descarga emocional es una respuesta que muchas veces no sabemos manejar. A continuación, se presentan diferentes formas en que las personas pueden reaccionar ante el estrés:
- Apretar las manos, los muslos o hacerse heridas.
- Desahogarse de maneras que pueden causar daño físico, que no llegan a ser autolesiones en el sentido más extremo.
Posibles soluciones
Cuando se identifican comportamientos autolesivos, es crucial abordar la raíz del problema. Desde una perspectiva contemporánea, el tratamiento puede incluir dos enfoques principales. Del Pliego recomienda:
Llevar una vida más tranquila y regulada, evitando niveles altos de estrés y carga laboral.
Trabajar en la respuesta emocional que se activa en situaciones difíciles.
En el caso de que estas lesiones sean consideradas autolesiones no suicidas, es importante tener en cuenta que las terapias cognitivo-conductuales pueden no ser efectivas, ya que la intensidad emocional puede ser demasiado abrumadora para que la persona maneje la situación de manera efectiva. Este desafío requiere un enfoque más profundo y especializado.
Moreno sugiere que una buena estrategia para manejar el estrés es visualizarlo como un semáforo. En verde, todo está controlado; en ámbar, surgen situaciones que comienzan a incrementar nuestra tensión, y en rojo, se alcanza el punto de explosión emocional. El consejo es identificar esas situaciones que generan estrés y desarrollar estrategias para evitarlas o mitigar su impacto.
Reflexiones sobre autolesiones
Las lesiones autoinfligidas son un tema sensible, y entender su origen y las motivaciones detrás de estas conductas es crucial. No todos los comportamientos impulsivos se traducen en autolesiones significativas, pero la línea entre el manejo emocional saludable y el conductual puede ser delgada. En este contexto, es fundamental que cualquier persona que note tendencias hacia la autolesión busque ayuda profesional.
Para aquellos que puedan sentirse atrayentes por la autolesión, es importante recordar que siempre hay alternativas y caminos hacia la sanación emocional. Pedir ayuda a amigos, familiares o profesionales puede ser el primer paso para manejar el estrés de una manera más constructiva y saludable.