Actualizado el 11 de enero de 2025 por Carlos José Belmonte López
La esquizofrenia es una enfermedad mental crónica que afecta a casi el 1% de la población, una cifra preocupante que resalta la necesidad de comprensión y abordaje del trastorno. A menudo, se tiene una visión negativa y derrotista sobre esta patología. Sin embargo, es importante esclarecer que existe un margen mucho más amplio para la prevención de la esquizofrenia de lo que se pensaba anteriormente. Además, actuar de manera precoz una vez que se ha desarrollado la enfermedad puede mejorar significativamente el pronóstico, no solo en términos de síntomas psicóticos, sino también en aspectos sociales clave como la integración laboral.
Manifestaciones y diagnóstico de la esquizofrenia
Las manifestaciones de esta enfermedad se dividen generalmente en dos grupos: síntomas positivos y síntomas negativos. Los síntomas positivos son los que implican una distorsión de la realidad y pueden incluir delirios (creencias erróneas, como la sensación de ser perseguido), alucinaciones (escuchar voces o ver cosas que no están presentes) y desorganización en la conducta. Por otro lado, los síntomas negativos se relacionan con la pérdida de habilidades que se consideraban normales anteriormente, tales como la falta de motivación, la incapacidad para sentir emociones o disfrutar de actividades, y la disminución de la comunicación verbal.
Factores de riesgo asociados a la esquizofrenia
Según Celso Arango, director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Gregorio Marañón, el principal factor de riesgo de la esquizofrenia reside en la genética. Este trastorno tiene un fuerte componente heredable, puesto que la genética puede explicar entre el 60% y el 70% de los casos. Sin embargo, es importante aclarar que hay un 30-40% de casos que dependen de otros factores no biológicos, sino psicológicos y sociales.
Factores modificables que se pueden prevenir
Arango enfatiza que es posible prevenir la esquizofrenia, gracias al conocimiento sobre sus factores de riesgo y perfiles preventivos. Existen dos factores de riesgo modificables destacados:
- El trauma infantil: Este factor representa hasta un 30% de los casos de esquizofrenia. Si hipotéticamente pudieran eliminarse los traumas relacionados con la violencia y el acoso en la infancia, se podrían reducir drásticamente los casos.
- El consumo de cannabis: Este es otro factor relevante que contribuye a hasta un 10% de los casos. Si se disminuyera o se eliminara el consumo de esta sustancia, habría aproximadamente 40.000 personas menos con esquizofrenia en España.
Estrategias de prevención primaria
El ámbito de la prevención abarca diferentes enfoques. Por ejemplo, las iniciativas en los colegios para erradicar el acoso escolar son un paso decisivo hacia la prevención primaria, ya que el acoso está estrechamente vinculado a un mayor riesgo de problemas de salud mental en el futuro. En hospitales como el Gregorio Marañón, se están desarrollando programas para prevenir el primer episodio psicótico, interviniendo cuando aparecen signos y síntomas en sus etapas iniciales.
Además, la prevención primaria selectiva se dirige a aquellos niños que presentan alteraciones genéticas que podrían predisponerles a la esquizofrenia, alertándoles especialmente sobre los riesgos del consumo de cannabis. También se implementan programas específicos para los hijos de personas con esquizofrenia, quienes tienen 10 veces más probabilidades de padecer esta enfermedad. Con estos niños se trabaja en la reducción de factores de riesgo y en el desarrollo de factores de protección.
Importancia de la detección precoz y la prevención secundaria
Una vez que se ha presentado el primer episodio psicótico, se entra en el terreno de la prevención secundaria. La detección precoz es esencial para evitar que se produzcan episodios posteriores, mejorando así el pronóstico de la enfermedad. Este primer episodio, a menudo, representa la manifestación de un problema que ha estado presente durante mucho tiempo, a veces desde la infancia. Es común que los pacientes presenten indicadores de dificultad, como problemas motores, relaciones sociales deficientes y bajo rendimiento cognitivo.
La edad de aparición del primer episodio es importante, con una media de entre 16 y 22 años para los hombres y cuatro años más tarde para las mujeres. Los síntomas iniciales suelen ser alucinaciones y delirios, y cuanto más pronto se inicie el tratamiento, mejor será el futuro del paciente. Esto es crucial yo que, según estudios, la duración de la psicosis sin tratamiento predice negativamente el pronóstico.
Impacto del tratamiento en la evolución de la esquizofrenia
El tratamiento eficaz y temprana de la esquizofrenia es fundamental. Según Arango, la base del tratamiento son los fármacos antipsicóticos, pero este debe ir acompañado de terapia psicológica y el involucramiento de la familia. En su análisis de 600 casos tratados tras el primer episodio psicótico, se ha encontrado que aproximadamente el 15% de los pacientes evidencian una recuperación completa tras un único episodio, volviendo a su nivel de funcionamiento anterior.
A pesar de esto, el 85% de los pacientes enfrenta un segundo episodio, y la enfermedad puede cronificarse. Es importante señalar que el pronóstico no solo depende de la biología de la enfermedad, sino que el contexto social influye significativamente. Sorprendentemente, el pronóstico de la esquizofrenia es mejor en países como India que en EE.UU., debido al soporte familiar y social disponible. En resumen, aunque la esquizofrenia es una enfermedad compleja, hay pruebas concretas de que la prevención y el tratamiento adecuado pueden tener un impacto significativo en la vida de las personas que la sufren.