Actualizado el 25 de noviembre de 2024 por Carlos José Belmonte López
La mucosidad y la tos son dos de los síntomas más molestos que acompañan a los resfriados y otras enfermedades respiratorias. Esto se traduce en una difícil respiración y una sensación de ahogo, especialmente durante la noche. Aunque la eliminación de los mocos puede parecer complicada, existen diversas estrategias para mejorar esta situación. Ester Marco, especialista en Rehabilitación Respiratoria de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (Sermef), comparte recomendaciones útiles para reducir la congestión y mejorar el bienestar.
¿Por qué aparecen los mocos?
En muchas ocasiones, la acumulación de mucosidad se presenta como una respuesta del organismo a irritantes como el polvo, el humo o infecciones virales. “La mucosidad actúa como una barrera defensiva que atrapa partículas y microorganismos, protegiendo las vías respiratorias”, explica Marco. Sin embargo, cuando se genera en exceso, puede resultar contraproducente, dificultando la respiración y provocando congestión.
Aunque el frío no es la causa directa de las infecciones, crea un ambiente propicio para la transmisión de virus. Factores como la baja humedad, la permanencia en espacios cerrados y una posible caída temporal en las defensas inmunológicas incrementan el riesgo de desarrollar congestión nasal. En estas circunstancias, la acumulación de mucosidad puede convertirse en una molestia persistente para muchos adultos.
El color del moco
Es habitual que las personas se pregunten si el color del moco indica el tipo de infección. En realidad, el color se relaciona más con la evolución del proceso respiratorio que con la naturaleza de la infección. Según la pediatra Lucía Galán, «los mocos inicialmente son transparentes, pero con el transcurrir de los días, pueden volverse blanquecinos”.
Si la inflamación persiste, pueden adquirir un color amarillo pálido y, con el tiempo, llegar a ser de un amarillo mostaza, incluso de un verde botella. Si el proceso avanza, se pueden tornar en un verde más oscuro, lo que debería ser motivo de atención. No obstante, Marco enfatiza que «el color del moco no determina la necesidad de antibióticos»; de hecho, la mayoría de las infecciones que contribuyen a la producción de moco son de origen vírico, que no requieren este tipo de tratamiento.
Sin embargo, es crucial prestar atención a ciertos síntomas. “Si los mocos verdes persisten por más de dos semanas, son malolientes, o vienen acompañados de fiebre o dolor intenso en la región frontal, es recomendable consultar a un médico”, advierte la pediatra, subrayando que a veces un resfriado común puede evolucionar a una sinusitis aguda que sí podría requerir tratamiento antibiótico.
Consecuencias del exceso de mucosidad
La congestión no solo causa malestar físico; la acumulación excesiva de mucosidad puede provocar otros problemas. La Sermef advierte que «cuando el moco se espesa o no se expulsa adecuadamente, puede obstruir las vías respiratorias, causando dolor de cabeza, presión en el pecho, tos y un malestar general”. Adicionalmente, Marco destaca que «una congestión prolongada puede dar lugar a infecciones secundarias, como sinusitis o bronquitis”, debido a la obstrucción de las vías que impide su correcta ventilación. Entonces, ¿qué se puede hacer para evitar que estas condiciones se agraven?
Consejos para evitar resfriados
Para prevenir resfriados, la Sermef recuerda las siguientes medidas básicas:
- Practicar una adecuada higiene de manos para prevenir infecciones.
- Mantener una adecuada ingesta de agua, lo que ayuda a mantener la mucosidad más delgada y fácil de expulsar.
- Evitar el contacto con irritantes como humo y polvo.
- Realizar lavados nasales que favorecen la eliminación de secreciones y ayudan a deshacer el moco espeso.
- Procurar mantener la humedad en espacios cerrados entre el 40-60%.
- Realizar ejercicio físico regularmente para mejorar la función respiratoria y facilitar la expulsión de mucosidades.
5 ejercicios que ayudan a combatir la congestión
Experiencias prácticas y ejercicios respiratorios pueden ser muy beneficiosos para mejorar la condición respiratoria y reducir la congestión. A continuación, se indican cinco ejercicios que, junto con hábitos saludables, son recomendados por los expertos de la Sermef:
1. Respiración diafragmática
Este ejercicio consiste en colocar una mano en el abdomen y otra en el pecho, inhalando profundamente por la nariz y exhalando por la boca. Al expandir el abdomen se logra relajar los músculos respiratorios y facilitar el movimiento de la mucosidad. “Es una técnica sencilla y accesible para todos”, destacan.
2. Tos controlada
Al inhalar profundamente y retener ligeramente el aire, se puede despegar la mucosidad mediante una tos controlada. “Este ejercicio es muy útil para aliviar la congestión de las vías respiratorias altas”, dice Marco.
3. Respiración en labios fruncidos
Esta técnica consiste en exhalar lentamente con los labios fruncidos, lo que ayuda a mantener las vías respiratorias abiertas y a aliviar la opresión en el pecho. Resulta especialmente útil para quienes experimentan dificultades para respirar.
4. Técnicas de drenaje postural
Aprovechando la gravedad, este método implica adoptar diversas posturas mientras se respira profundamente, ayudando a mover la mucosidad hacia las vías superiores. Marco menciona que “el drenaje postural es muy efectivo en casos de congestión bronquial”.
5. Inhalación de vapor
La exposición al vapor, ya sea durante una ducha caliente o mediante inhalaciones sobre agua caliente, es una técnica sencilla para aflojar mucosidad y aliviar la congestión. “Inhalar vapor es accesible y efectivo para reducir la densidad del moco”, concluyen.
Implementar estas prácticas puede resultar verdaderamente útil para combatir el exceso de mucosidad y mejorar la calidad de vida durante el periodo de resfriados y enfermedades respiratorias.