Actualizado el 30 de noviembre de 2024 por Carlos José Belmonte López
La complejidad de los Trastornos de la Conducta Alimentaria es un reto que afecta a una población diversa en España. Según estimaciones, aproximadamente 400.000 personas padecen algún tipo de trastorno alimenticio, siendo las patologías más comunes la anorexia, la bulimia y el trastorno por atracón. Sin embargo, también existen otras condiciones menos frecuentes como el trastorno restrictivo/evitativo de la ingesta, la rumiación y la pica. Esta amplia variedad ilustra la complejidad de estos trastornos y la necesidad de un enfoque integral en su tratamiento.
Perfil de los afectados por anorexia y bulimia
El perfil de los afectados por Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) es mayoritariamente femenino, con una proporción alarmante de 1 hombre por cada 10 mujeres. Sin embargo, cada vez se observan más casos de trastornos en hombres, lo que indica una tendencia preocupante. La psicóloga clínica de la Unidad de Media Estancia (UME) de TCA del Centro San Juan de Dios de Ciempozuelos, Paloma Nieto, señala que «los TCA suelen surgir en las etapas más jóvenes de la vida» y destaca que la edad de inicio está disminuyendo.
La anorexia y bulimia suelen manifestarse en la adolescencia; mientras que la anorexia generalmente comienza en una etapa más temprana, «la bulimia presenta un inicio posterior», explica Nieto. Este retraso en la detección puede atribuirse a que «no se observan tantas fluctuaciones de peso» en el caso de la bulimia, lo que dificulta a veces su diagnóstico.
Señales de alerta de los TCA
Identificar los signos de alerta de los trastornos alimenticios es crucial para proporcionar una intervención temprana y efectiva. Algunos de los comportamientos más frecuentes que pueden indicar la presencia de un TCA son los siguientes:
- Estar muy pendiente de las dietas y de contar las calorías.
- Comenzar a hacer mucho ejercicio físico de manera compulsiva.
- Exhibir comportamientos inusuales durante la comida.
- Ir con frecuencia al baño después de comer.
- Demostrar preocupación excesiva o hacer preguntas sobre el aspecto físico.
- Disminuir las relaciones sociales y optar por el aislamiento.
- Usar ropa ancha para ocultar la figura.
- Presentar cambios de personalidad, como mayor irritabilidad.
- Experimentar una falta de menstruación.
- Negar tener hambre, afirmando que ya comió en otro lugar.
- Cambiar la forma de relacionarse con familiares, amigos y compañeros.
- Desarrollar una obsesión con el peso, incluyendo pesarse con frecuencia.
Factores de riesgo
Es importante entender que cualquier persona puede verse afectada por un TCA. Según Pedro Fernández de Velasco, coordinador de enfermería de la UME, «los TCA son enfermedades muy asociadas a nuestra sociedad». Los padres de niños y adolescentes deben tener en cuenta que la presión social y los estereotipos sobre la imagen corporal pueden contribuir significativamente al desarrollo de estos trastornos.
Aunque hay rasgos de personalidad que pueden predisponer a algunos individuos, no son considerados determinantes. La exposición constante a redes sociales y contenidos sobre dietas puede influir negativamente, reforzando comportamientos poco saludables. Nieto indica que «los individuos que han pasado por traumas en su infancia, como abusos o bullying, suelen ser más vulnerables».
También se destaca el riesgo de que aquellos que han tenido sobrepeso en la infancia se vean atrapados en un ciclo. «Comenzar una dieta para perder unos kilos puede dar inicio a un patrón de comportamiento imparable», advierte Nieto. Además, el entorno social juega un papel crucial; un «refuerzo social» positivo hacia la pérdida de peso puede agravar la situación.
La variabilidad de síntomas en los TCA
Es esencial reconocer que no todos los TCA se presentan de la misma manera. En el Centro San Juan de Dios, desde hace cuatro años, se han implementado estrategias de manejo integrales para abordar esta diversidad. La dietista-nutricionista Beatriz Expósito aclara que hay distintos tipos de anorexia y bulimia. «La anorexia puede ser restrictiva o mixta, y hay también formas atípicas que no siempre se ajustan al estereotipo de delgadez», explica.
Es crucial destacar que la anorexia atípica puede manifestarse en personas con normopeso o incluso sobrepeso, lo que subraya la importancia de no caer en prejuicios sobre la apariencia física. Este aspecto es fundamental para una comprensión más completa de los TCA y para derribar los estigmas que pueden rodear a estos trastornos.
En conclusión, los Trastornos de la Conducta Alimentaria son condiciones complejas que requieren atención variada y multidisciplinaria. Con el aumento de casos y la evolución de los perfiles de los afectados, es esencial que tanto los profesionales como la sociedad se mantengan informados y alertas para facilitar la detección, intervención y tratamiento adecuados. La sensibilización y la educación son herramientas clave en la lucha contra estos trastornos, que pueden tener un impacto devastador en la vida de las personas afectadas.