Válvula aórtica bicúspide: la importancia del diagnóstico temprano y seguimiento

Actualizado el 30 de diciembre de 2024 por Carlos José Belmonte López

Algunas cardiopatías congénitas pueden no ser diagnosticadas hasta la edad adulta. Esta situación se debe a que, en muchos casos, no presentan síntomas durante la infancia, la adolescencia o incluso la primera juventud. Por otro lado, en algunos casos, se detectan de manera casual en revisiones rutinarias. Un ejemplo notable es el de la periodista y presentadora Sonsoles Ónega, quien descubrió a los 38 años que padece una anomalía conocida como válvula aórtica bicúspide, la anomalía cardiovascular congénita más común, que se estima afecta entre el 0,5% y el 2% de los recién nacidos.

La válvula aórtica, situada en el corazón, actúa como una compuerta que conecta el ventrículo izquierdo con la arteria aorta ascendente. Su función principal es regular el flujo sanguíneo del corazón a la aorta, que es el vaso sanguíneo más grande y transporta sangre rica en oxígeno al cuerpo. Normalmente, la válvula aórtica está compuesta por tres valvas, pero en el caso de la válvula aórtica bicúspide, presenta solo dos valvas desiguales. Esta anomalía puede dificultar su correcto funcionamiento y, por ende, afectar a otras estructuras del corazón.

Desde que le fue diagnosticada esta anomalía, Ónega se somete a pruebas periódicas para monitorear la dilatación excesiva de la arteria aorta, que puede incrementar el riesgo de muerte súbita cardiaca. Es importante destacar que la lesión que padece la presentadora es bastante heterogénea y no siempre implica un riesgo inminente para la vida. Para algunas personas, esta condición puede no manifestarse nunca, y se estima que hay individuos que ni siquiera llegan a conocer que la padecen.

Complicaciones Asociadas a la Válvula Aórtica Bicúspide

Según la Sociedad Española de Cardiología, en el 50% de los adultos con válvula aórtica bicúspide se observan anomalías no valvulares, siendo la dilatación de la aorta ascendente la más común. Esta situación sucede porque el cierre adecuado de la válvula no se produce, lo que puede llevar a una complicación conocida como regurgitación valvular aórtica, donde la sangre fluye de regreso al corazón.

En términos generales, las anomalías cardiacas congénitas como la válvula aórtica bicúspide se clasifican en tres subtipos, según su pronóstico:

Válvula Aórtica Bicúspide No Diagnosticada

En algunos casos, la patología aórtica que se origina es leve y no progresa, lo que puede hacer que nunca se presenten síntomas. Esto puede resultar en un diagnóstico incidental, como el de Sonsoles Ónega, o en situaciones más trágicas, como una autopsia. En cualquier caso, es esencial la vigilancia constante, ya que no se puede descartar el riesgo de complicaciones en el futuro.

Patología Típica de la Válvula Aórtica

Cuando se manifiesta en jóvenes y adultos, este defecto cardiaco puede requerir tratamiento, aunque no necesariamente. A pesar de que existe el riesgo de:

  • endocarditis (inflamación del revestimiento interno de las válvulas cardiacas)
  • disección aórtica (desgarro de la pared de la aorta),

la expectativa de vida en general no se ve afectada de manera significativa.

Patología Compleja de la Válvula Aórtica

En los casos más graves, la válvula aórtica bicúspide puede asociarse a síndromes genéticos, enfermedades cardiacas congénitas severas o graves problemas aórticos. En estos pacientes, el diagnóstico a menudo se realiza en la infancia o adolescencia y requiere vigilancia muy estrecha, además de un tratamiento precoz. La expectativa de vida en estos casos tiende a ser reducida debido al riesgo elevado de complicaciones serias.

Síntomas de los Casos Graves

Cuando una válvula bicúspide provoca una estenosis aórtica grave o una regurgitación aórtica significativa, pueden aparecer síntomas preocupantes, tales como:

  • Falta de aire
  • Dolor torácico
  • Dificultad para hacer ejercicio
  • Desmayos

Estos síntomas son indicadores de que la situación clínica requiere atención médica urgente.

Tratamiento de la Válvula Aórtica Bicúspide

El tratamiento para la válvula aórtica bicúspide varía según la gravedad de los síntomas y el riesgo de complicaciones. En los casos leves, donde la condición no progresa, generalmente se considera suficiente la vigilancia mediante pruebas de imagen. Esto implica realizar un seguimiento de la aorta y la válvula aórtica sin necesidad de intervención invasiva.

Por otro lado, los casos más severos suelen necesitar tratamiento quirúrgico o cateterismo, procedimientos que permiten reparar o reemplazar la válvula aórtica afectada.

Las cardiopatías congénitas, como la válvula aórtica bicúspide, pueden ser un desafío para los que las padecen. La detección temprana y un seguimiento adecuado son fundamentales para asegurar una buena calidad de vida. Es importante que todos estén informados sobre estas condiciones, ya que el conocimiento es una herramienta poderosa para la prevención y la atención oportuna.

Carlos José Belmonte López
Carlos José Belmonte Lópezhttps://www.google.com/search?kgmid=/g/11rcl91syn
Licenciado en farmacia por la Universidad CEU San Pablo y Máster en la Universidad Pontificia Comillas de Madrid. Doctorado y comprometido con la Salud Humana

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