Actualizado el 23 de octubre de 2022 por Carlos José Belmonte López
La digestión es de vital importancia, porque el organismo requiere los nutrientes provenientes de los alimentos para funcionar correctamente y mantenerse sano.
El aparato digestivo descompone químicamente los nutrientes en partes muy pequeñas para que el cuerpo las pueda absorber y usarlas para generar energía, así como para el crecimiento y reparación de las células.
El mecanismo que emplea el sistema del aparato digestivo para lograr sus funciones es digno de análisis. Estudiar cómo funciona incrementará nuestro aprecio por este sistema tan intrincado y beneficioso.
¿Qué es el aparato digestivo? Sus partes
El aparato digestivo está formado por el tracto gastrointestinal, el hígado, el páncreas y la vesícula biliar. El tracto gastrointestinal lo conforman una serie de órganos huecos unidos en un tubo largo y retorcido que va desde la boca hasta el ano.
Los órganos huecos que componen el tracto gastrointestinal son la boca, el esófago, el estómago, el intestino delgado, el intestino grueso y el ano. Mientras que, el hígado, el páncreas y la vesícula biliar, son los órganos sólidos del aparato digestivo.
El intestino delgado a su vez consta de tres partes. La primera es el duodeno, el yeyuno está en el medio y el íleon está al final. Incluye además el apéndice, una pequeña bolsa con forma de dedo unida al ciego. En cambio, el ciego, es la primera parte del intestino grueso, el colon es el siguiente y el recto la parte final del intestino grueso.
¿Cómo funciona el aparato digestivo?
Las partes del aparato digestivo trabajan en conjunto para ayudar a transportar los alimentos y líquidos a través del tracto gastrointestinal y para descomponer químicamente los alimentos.
La digestión es un proceso de seis pasos: la ingestión, propulsión, degradación mecánica, digestión química, absorción y eliminación. En el primero, los alimentos son ingeridos, masticados y deglutidos. Posteriormente, las contracciones musculares los impulsan por el tubo digestivo.
Los fluidos digestivos degradan químicamente los nutrientes de los alimentos en moléculas. Luego que los alimentos han sido descompuestos químicamente, el cuerpo puede absorber y transportar los nutrientes adonde se necesita, esto incluye carbohidratos, proteínas, grasas, minerales y vitaminas. Finalmente, las sustancias no digeribles son eliminadas como desechos.
El cuerpo tiene un sistema nervioso entérico, compuesto de nervios dentro de las paredes del tracto gastrointestinal. Cuando los alimentos estiran las paredes del tracto gastrointestinal, estos nervios liberan muchas sustancias diferentes que aceleran o retrasan la movilización de los alimentos y la producción de jugos digestivos.
Intervención de los distintos órganos en el proceso digestivo
Los alimentos son transportados a través del tracto gastrointestinal mediante un proceso llamado peristalsis. En este los órganos del sistema digestivo intervienen así:
- Boca. Al tragar, la lengua empuja los alimentos hacia la garganta. La epiglotis se pliega sobre la tráquea para evitar que la persona se ahogue y que pasen los alimentos al esófago.
- Esófago. El cerebro envía señales a los músculos del esófago y la peristalsis empieza. Cuando los alimentos llegan al final del esófago, el esfínter esofágico inferior se relaja y permite que los alimentos pasen al estómago.
- Estómago. Sus músculos mezclan los alimentos con jugos digestivos. Luego vacía su contenido en el intestino delgado.
- Páncreas. Produce un jugo digestivo que tiene enzimas que descomponen los carbohidratos, grasas y proteínas y lo suministra al intestino delgado.
- Hígado. Produce la bilis que digiere las grasas y algunas vitaminas, la transporta hasta la vesícula biliar para ser almacenada o hasta el intestino delgado para ser usada.
- Vesícula biliar. Almacena la bilis entre comidas. Cuando una persona come, envía bilis hacia el intestino delgado.
- Intestino delgado. Sus músculos mezclan los alimentos con jugos digestivos del páncreas, hígado e intestino y empujan la mezcla hacia adelante.
- Intestino grueso. Los desechos del proceso digestivo son transformados en heces al absorber agua y se movilizan hacia el recto, que las empuja fuera del ano durante la defecación.
¿Qué les sucede a los alimentos digeridos?
El intestino delgado absorbe la mayoría de los nutrientes presentes en los alimentos y el sistema circulatorio se encarga de pasarlos a otras partes del cuerpo para almacenarlos o utilizarlos posteriormente.
Existen células especiales cuya finalidad es contribuir a que los nutrientes absorbidos crucen el revestimiento intestinal para pasar al torrente sanguíneo. En la sangre se transporta azúcares simples, aminoácidos, glicerol y algunas vitaminas y sales al hígado.
Por su parte, el hígado almacena, procesa y distribuye nutrientes al resto del cuerpo cuando hace falta.
El sistema linfático, una red de órganos, ganglios, conductos y vasos que producen y transportan linfa de los tejidos del cuerpo a la circulación sanguínea, ayuda a mantener el equilibrio de líquidos en los tejidos y la sangre; proporcionando nutrientes, oxígeno y hormonas a las células. A su vez combate las infecciones y filtra los organismos extraños y los desechos.
Por otro lado, el cuerpo usa azúcares, aminoácidos, ácidos grasos y glicerol para desarrollar las sustancias que se requieren para la energía, crecimiento y reparación de las células.
Es increíble pensar que cuando ingerimos alimentos, estamos contribuyendo a todos estos procesos corporales que son fundamentales para la vida.
Consejos para mantener sano el sistema digestivo
Vale la pena cuidar este sistema tan importante. Algunas de las medidas que se pueden adoptar son las siguientes:
- Consumir fibras. La fibra vegetal insoluble retiene agua en la porción final del intestino grueso, esto hace que las heces tengan una consistencia más blanda, lo cual facilita la defecación.
- Ingerir frutas y verduras. Estos alimentos aportan agua, fibra y vitaminas y minerales. La pectina de la manzana, los mucílagos de los higos y el almidón de la patata y el arroz, protegen la mucosa intestinal. Además las frutas y vegetales son la mayor fuente de antioxidantes.
- Beber suficiente agua. Se recomienda tomar de 1,5 a 2 litros de agua al día, pues facilita la digestión y previene el estreñimiento.
- Moderar la ingesta de alimentos grasos. Los alimentos grasos como la margarina, tocino, manteca, carnes grasas, embutidos y quesos curados, deben consumirse en pocas cantidades, para aligerar la digestión.
- Practicar ejercicios. El ejercicio moderado favorece la movilidad intestinal.
El aparato digestivo realiza una multitud de funciones encaminadas al mejor aprovechamiento de los nutrientes de los alimentos. Si comemos de manera sana y moderada, le estaremos dando una caricia a este sistema tan útil.