Actualizado el 27 de noviembre de 2024 por Carlos José Belmonte López
Incorporar solo 5 minutos de ejercicio vigoroso al día, como subir escaleras o andar en bicicleta unas cuadras, ayuda a reducir la presión arterial y, con ello, a disminuir el riesgo de problemas cardíacos. Esta es la principal conclusión de un reciente estudio realizado en 15.000 personas por investigadores de la University College London, Reino Unido, y la Universidad de Sídney, Australia.
Importancia de la Actividad Física en la Salud Cardiovascular
Las enfermedades cardiovasculares representan una de las principales causas de muerte en el mundo, por lo que estos hallazgos muestran una forma accesible de prevención: sumar pequeños intervalos de ejercicio en la rutina diaria. La hipertensión, conocida como el “asesino silencioso” porque no suele manifestar síntomas visibles, es una de las principales causas de muerte prematura, afectando a aproximadamente 1.280 millones de personas a nivel global. Esta condición se asocia con un mayor riesgo de infartos, fallos cardíacos, derrames y daño renal.
La hipertensión arterial es una enfermedad frecuente y controlable que impacta el sistema vascular en su totalidad. Esta condición surge cuando se mantiene elevado, de manera prolongada, el nivel de presión que la sangre ejerce contra las paredes arteriales. A través del nuevo estudio, financiado por la Fundación Británica del Corazón y publicado en la revista Circulation, los investigadores pudieron mostrar que aumentar la frecuencia cardíaca durante solo cinco minutos al día puede marcar la diferencia en los niveles de presión arterial.
Método del Estudio
El estudio contó con 14.761 voluntarios en cinco países que, a lo largo de 24 horas, usaron dispositivos de rastreo de actividad física. Este seguimiento permitió analizar el impacto de diferentes niveles de ejercicio sobre la presión arterial. Los datos de acelerómetros y mediciones de presión arterial se recopilaron de 6 cohortes del consorcio ProPASS. Se realizó un análisis individual ajustado a covariables, y los investigadores utilizaron gráficos de reasignación para estimar las reducciones de presión arterial al reemplazar ciertas conductas. Se identificaron beneficios óptimos y mínimos en cuanto a la presión arterial.
¿Qué Significan los Resultados?
“Está demostrado que el ejercicio aeróbico reduce la presión arterial sistólica y diastólica. Es decir, la máxima y la mínima. La actividad física aeróbica, como caminar, andar en bicicleta, nadar o trotar, produce una reducción de la presión arterial”, comentó el médico cardiólogo y deportólogo Norberto Debbag. El profesor Emmanuel Stamatakis, coautor del estudio, señaló que “el hallazgo de que hacer tan solo cinco minutos adicionales de ejercicio por día podría estar asociado con lecturas de presión arterial significativamente más bajas enfatiza cuán poderosos podrían ser los períodos cortos de movimiento de mayor intensidad”.
El médico cardiólogo Marcos Marín, expresidente de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA), también expresó su opinión sobre el estudio: “La investigación es interesante, si bien parece muy poco lo que baja la presión arterial (menos de 1 mmHg). En términos poblacionales, una reducción de la presión arterial sistólica (PAS) de 2 mmHg reduce el riesgo de enfermedad cardiaca y accidente cerebrovascular (ACV) en un 10% aproximadamente”.
Los ejercicios de alta intensidad ayudan a que el corazón esté mejor preparado y realice menos esfuerzo para inyectar sangre, lo que a su vez disminuye la presión sobre las arterias. Además, durante la actividad física hay liberación de óxido nítrico, que también produce vasodilatación y baja la presión arterial. Esto pone de relieve que, incluso con pequeñas modificaciones en la rutina diaria, se pueden lograr beneficios significativos en la salud cardiovascular.
Ejercicios Vigorosos y su Importancia
Una de las ventajas de los hallazgos de este estudio es que sugieren una forma accesible de incorporar ejercicio en la vida diaria. Actividades simples como subir escaleras, caminar a paso ligero o realizar una breve sesión de ciclismo son ejemplos de ejercicios vigorosos que cualquiera puede incluir en su rutina. La doctora Joanna Blodgett, autora principal del estudio, subrayó que estos efectos pueden lograrse a través de diversas formas de ejercicio, siempre y cuando se incremente la demanda en el sistema cardiovascular.
“Para quienes no hacen mucho ejercicio, caminar también tiene algunos beneficios positivos para la presión arterial. Pero si desea cambiar su presión arterial, exigir más al sistema cardiovascular a través del ejercicio tendrá el mayor efecto”, dijo Blodgett, enfatizando la importancia de no subestimar un pequeño esfuerzo adicional.
Un Llamado a la Acción
El profesor Stamatakis destacó la importancia de estos resultados para el control de la presión arterial, indicando que incluso intervalos cortos de actividad intensa, realizados diariamente, pueden contribuir a la gestión de este problema de salud global. Para las personas con presión arterial elevada, cualquier disminución, por pequeña que sea, representa una mejora en la salud del sistema cardiovascular y una menor probabilidad de desarrollar complicaciones graves.
En resumen, la incorporación de solo unos minutos de ejercicio a nuestro día puede tener un impacto significativo en la salud cardiovascular. La clave está en la constancia y en encontrar formas de incluir este ejercicio en las actividades cotidianas para promover un estilo de vida más saludable y activo.