Adiós a la paz: Putin espera que Ucrania se rinda mientras el Occidente pierde interés

Actualizado el 30 de noviembre de 2024 por Carlos José Belmonte López

Durante dos años, la guerra en Ucrania se ha desarrollado en un escenario desgarrador y complicado, donde cada metro ganado o perdido ha dejado una huella en el conflicto. Sin embargo, ahora parece que se perfila un posible cambio dramático. Este cambio se está viendo impulsado por el avance ruso, que ha revelado profundas debilidades en la moral y el personal ucraniano, lo que podría llevar a un colapso en las líneas de defensa de Ucrania. Más urgente que nunca, Donald Trump ha manifestado su deseo de que se pongan fin a los enfrentamientos.

Los peligros de un acuerdo forzado

La principal preocupación radica en que Trump pueda presionar para un acuerdo que sería desastroso para Ucrania. Vladimir Putin, por su parte, ha insinuado que podría considerar una congelación de las líneas del frente, aunque actualmente ocupa solo entre el 70 y el 80% de las provincias ucranianas que ha anexado. Sin embargo, las demandas de Putin son numerosas y severas: levantar las sanciones impuestas por Occidente, que Ucrania renuncie a unirse a la OTAN, que se desmilitarice formalmente y que se “desnazifique”, es decir, que elimine a sus líderes actuales. Además, exige la protección de los derechos de los rusoparlantes.

Si Trump estuviera de acuerdo con tais exigencias, Putin conseguiría gran parte de sus objetivos bélicos, y Ucrania enfrentaría una derrota devastadora. Es más, el líder ruso no tendría escrúpulos en ignorar un acuerdo formal, esperando que, tras la guerra, Ucrania, agotada por luchas internas y recriminaciones hacia Occidente, cayera en su esfera de influencia. Si esto no ocurriera, Putin podría recurrir nuevamente a la fuerza para apoderarse de más territorio bajo el pretexto de proteger a los rusoparlantes.

El impacto del temor y la política internacional

Este escenario es preocupante, pero no necesariamente inevitable. La capitulación ante Putin representaría una derrota pública para Estados Unidos y Trump, afectando la percepción internacional. Un resultado de este tipo podría estimular una postura más agresiva por parte de los adversarios de Estados Unidos en Asia, mientras que los aliados podrían cuestionar la confiabilidad de su apoyo y buscar estrechar lazos con China.

Trump, además, probablemente trataría de evitar ser etiquetado como el presidente que perdió Ucrania tras ser superado en negociaciones por Putin. Desde su posición, sería beneficioso para él forjar un acuerdo que garantizara la seguridad de Ucrania al menos durante su posible mandato, lo que otorgaría un espacio vital para la reconstrucción ucraniana.

Además, Trump tiene herramientas de influencia sobre Rusia si decide utilizarlas. Su naturaleza impredecible podría llevarlo a amenazar con aumentar el envío de armamento letal a Ucrania, lo que situaría a Putin en una posición seria a considerar. La economía rusa está debilitada, con un rublo en caída y un cansancio palpable entre las tropas rusas. Aunque Putin podría sostener el conflicto por un año más, también podría ver un beneficio al negociar una pausa. En esta línea, el nuevo asesor de seguridad nacional de Trump, Mike Waltz, ha sugerido que Estados Unidos podría usar sanciones adicionales para amplificar el sufrimiento económico en Rusia.

La búsqueda de un acuerdo sostenible

Frente a estos desafíos, ¿qué debería buscar Ucrania en el marco de un acuerdo? La restauración de fronteras anteriores a 1991 es una ilusión, ya que, si bien moral y legalmente todo ese territorio le corresponde a Ucrania, el país no cuenta con los recursos humanos, armamentísticos ni de municiones necesarios para recuperarlo. Por tanto, el objetivo debe centrarse en crear un entorno que propicie el desarrollo de Ucrania en las zonas que actualmente controla.

Para lograr esto, Ucrania requerirá estabilidad y reconstrucción, ambas condiciones que dependen de su seguridad frente a la agresión de Rusia. Por esta razón, el centro de cualquier diálogo debería incluir un marco creíble y durable que asegure a Ucrania frente a futuras agresiones.

Desafíos de la OTAN y el papel de Europa

Un argumento sostenido por The Economist es que la forma más efectiva de proteger a Ucrania sería su adhesión a la OTAN. Esto no solo ayudaría a prevenir su inestabilidad y a evitar una cooptación por parte de Putin, sino que también incorporaría en la alianza el ejército y la industria de defensa más grandes y experimentados de Europa. Este movimiento podría ser bien recibido por Trump, ya que implicaría una reducción en el despliegue de tropas estadounidenses.

Sin embargo, la membresía implica interrogantes complejos, especialmente debido a la garantía del “Artículo 5”, que establece que un ataque a un miembro es un ataque a todos. Sin embargo, existen soluciones a este dilema. La garantía de defensa no tiene que abarcar las áreas ahora ocupadas por Rusia, similar a lo que ocurrió cuando Alemania Occidental se unió a la OTAN en 1955, mientras que Alemania Oriental estaba bajo el control soviético.

Es crucial denotar que para que Ucrania tenga posibilidades de unirse a la OTAN, se requiere el respaldo de todos sus 32 miembros, incluyendo a Hungría y Turquía, que han demorado la adhesión de otros países. No obstante, algunos estados en primera línea, junto a naciones como Gran Bretaña, Francia, y potencialmente Alemania bajo un nuevo liderazgo, podrían estar interesados en establecer acuerdos bilaterales para una presencia militar.

Por último, la postura europeas hacia la defensa y ayuda a Ucrania tendrá que cambiar para demostrar a Putin que la ayuda es seria. Esto implicaría un aumento significativo en el apoyo y las inversiones en defensa, asegurando que los países están preparados para contrarrestar cualquier agresión venidera.

Visiones del futuro de Ucrania

Un alto el fuego podría representar dos visiones divergentes para el futuro de Ucrania. Putin anticipa que ganará tiempo y recursos al llegar a un acuerdo, bajo la esperanza de que la economía ucraniana se debilite y que Occidente pierda interés en intervenir. Por el contrario, si Ucrania cuenta con el apoyo de Occidente, podría utilizar este período de calma para revitalizar su economía, reestructurar su política interna y disuadir futuras agresiones por parte de Rusia.

La misión está clara: sabemos que la tarea es garantizar que la visión de un Ucrania próspera prevalezca sobre aquella sombría proyectada por su adversario.

Carlos José Belmonte López
Carlos José Belmonte Lópezhttps://www.google.com/search?kgmid=/g/11rcl91syn
Licenciado en farmacia por la Universidad CEU San Pablo y Máster en la Universidad Pontificia Comillas de Madrid. Doctorado y comprometido con la Salud Humana

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