Adiós al desastre: Aitor Vilariño destaca la unión de los españoles tras la tragedia de la DANA en Valencia

Actualizado el 26 de noviembre de 2024 por Carlos José Belmonte López

«Esto ha cruzado nacionalidades e ideologías», dice Aitor Vilariño, que ha estado hospitalizado durante una semana debido a los efectos de la DANA que azotó Valencia. Desde su cama en el hospital, reconoce la inmensa solidaridad que se ha desatado entre la población. «Se ha volcado todo el mundo y me gustaría que toda España se viera felicitada y recompensada por todo esto«, insiste.

Este entrenador personal, que reside en Benetúser, vivió momentos aterradores durante la riada. Mientras su familia trataba de encontrar un lugar seguro, Aitor no dudó en actuar rápidamente para ayudar a sus vecinos. «Lo que no se olvidará será el movimiento de todos los españoles [tras la tragedia]», afirma con gratitud.

Un día fatídico

La tarde de la inundación, Aitor estaba en casa con su padre y su hijo, mientras su mujer estaba trabajando en Massanassa. Al ver cómo el agua comenzaba a inundar el barrio, decidió llamarla y aconsejarle que no regresara. «La gente estaba cayendo a la riada y muriéndose», explica, y ese instante cambió su vida para siempre.

La crecida del agua alcanzó rápidamente niveles alarmantes. A pesar de que su mujer pensaba que él era exagerado, la realidad se volvió cada vez más aterradora. «Estaba llorando y desesperado», recuerda Aitor. «El agua venía tan fuerte que los coches chocaban con mi edificio, que da a un descampado, y llegaron a atravesarlo. Cuando vi eso, activé mi instinto de supervivencia», añade.

Rescatando vidas

Las horas siguientes se convirtieron en una búsqueda incansable del bienestar de su familia y su comunidad. Aitor ideó un plan para llevar a su hijo a un lugar seguro, caminando sobre los tejados. «Me subí al tejado con mi padre y mi hijo, rompí un tragaluz y desde ahí vimos cómo el agua se estaba llevando a gente de mi barrio. Era una hecatombe, como la película de Lo Imposible», narra con angustia.

Recibió un mensaje de su mujer, quien se encontraba refugiada en el edificio de unos vecinos. «La gente estaba chillando y era como una película de terror«, comenta Aitor. Sin embargo, al saber que su familia estaba a salvo, decidió salir a ayudar a los demás.

Aitor se preparó para salir cuando el agua comenzó a bajar. «Cogí herramientas y rompí las cuerdas de mi tenderete para meterlas en la mochila. Un destornillador, un rompecristales…», recuerda. Con su mochila lista, se unió a otros vecinos en las tareas de rescate. «Rompimos puertas, entramos en los bajos, miramos coche por coche para ver si había gente atrapada…», relata emocionado.

Lesiones de un héroe

Fue en uno de esos rescates donde Aitor sufrió una grave lesión. «Andando por una de las calles llena de agua y lodo, metí la pierna y me caí en una alcantarilla», explica. A pesar del dolor, su instinto de supervivencia lo llevó a continuar ayudando. «Me arranqué la chaqueta, me hice un nudo en la tibia porque eso sangraba horrores, y seguí rescatando a las personas», comenta con determinación.

Las siguientes 24 horas fueron extremadamente críticas. Aitor y su familia se encontraron sin comunicación y sin ayuda externa. «No entró un solo policía, una ambulancia», recuerda. Pasaron horas de incertidumbre antes de que llegara la ayuda.

La lucha contra la infección

A medida que pasaban los días, la herida de Aitor empeoraba. «Se me fue infectando porque son bacterias de aguas fecales, los antibióticos diarios no sirven para pararlo«, dice. A pesar del tratamiento, el dolor se volvía cada vez más insoportable. «He habido días que me ha dejado «cojo», y ni 150 miligramos de tramadol lograban parar el dolor», confiesa.

Finalmente, su hermana, que es médico, le aconsejó que fuera a Urgencias cuando vio que su condición no mejoraba. «Una vez allí, los médicos le dijeron: ¿Cómo vienes ahora?«, cuenta Aitor, que había estado demasiado ocupado ayudando a los demás.

Perspectivas de futuro

A pesar de estar hospitalizado, Aitor mira hacia adelante. «Si a lo largo de este lunes se recupera y las últimas pruebas dicen que está bien, se irá a casa el martes», apuntan los médicos. Sin embargo, él insiste en que no se irá hasta que la infección no remita.

Reflexionando sobre su situación, Aitor manifiesta que, más allá de las pérdidas materiales, el verdadero desafío es reconstruir su vida diaria. «El gran problema es cómo poner en pie de nuevo Valencia y los pueblos de alrededor. Ha desaparecido mi barrio y todos los kilómetros a la redonda», señala con melancolía.

No obstante, Aitor se siente afortunado por el apoyo de su comunidad y la respuesta solidaria que ha presenciado. «Aun con todo esto, sabes que hay esperanza. Soy feliz con la sociedad en la que vivo porque sé que la gente responde ante este tipo de situaciones», concluye con un mensaje de optimismo hacia el futuro.

Aitor Vilariño ha demostrado que, en tiempos de crisis, el verdadero espíritu de la comunidad se manifiesta a través de actos de valentía y solidaridad. Su historia, aunque marcada por la tragedia, refleja la fuerza de un pueblo que se levanta una vez más ante la adversidad.

Carlos José Belmonte López
Carlos José Belmonte Lópezhttps://www.google.com/search?kgmid=/g/11rcl91syn
Licenciado en farmacia por la Universidad CEU San Pablo y Máster en la Universidad Pontificia Comillas de Madrid. Doctorado y comprometido con la Salud Humana

Aunque pueda contener afirmaciones, datos o apuntes procedentes de instituciones o profesionales sanitarios y la información contenida en PharmaSalud esté redactada por profesionales en medicina, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.

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