Actualizado el 27 de febrero de 2025 por Carlos José Belmonte López
Cada vez está más claro que el envejecimiento no tiene por qué ser sinónimo de inactividad. Al contrario, la ciencia y la experiencia demuestran que mantenerse activo física, social e intelectualmente mejora la calidad de vida individual. Esto no solo reduce el riesgo de enfermedades como las cardiovasculares y la osteoporosis, sino que también favorece una mayor independencia y movilidad, promueve el bienestar emocional y, en definitiva, contribuye a mejorar la calidad de vida en la vejez.
Los beneficios de un envejecimiento activo
Además, mantenerse activo con la edad también aporta beneficios al conjunto de la sociedad. Una población mayor saludable contribuye a la reducción del gasto sanitario, ya que requiere menos tratamientos médicos y hospitalizaciones. Al mismo tiempo, el envejecimiento activo fomenta una mayor participación social y económica, combatendo prejuicios y resaltando el valioso aporte que las personas mayores pueden ofrecer a la sociedad.
Con esta perspectiva, se han desarrollado diversas políticas de envejecimiento activo en España para fomentar la salud, la autonomía y la participación social de las personas mayores. Por ejemplo, el Libro Blanco del Envejecimiento Activo del IMSERSO propone medidas para mejorar la calidad de vida de este colectivo. Del mismo modo, la Estrategia de Promoción de la Salud y Prevención en el SNS impulsa programas diseñados para prevenir la fragilidad y fomentar la autonomía en la vejez.
Retos del envejecimiento en España
España es uno de los países con mayor índice de envejecimiento del mundo. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), se prevé que en 2024, más del 20% de la población tenga 65 años o más, y se estima que para 2055 esta cifra superará el 30%. Además, el índice de envejecimiento ha alcanzado niveles históricos, con 137 personas mayores de 64 años por cada 100 menores de 16.
Este envejecimiento plantea desafíos importantes en términos de sostenibilidad del sistema de pensiones, atención sanitaria y servicios sociales. Sin embargo, lejos de ser una carga, el crecimiento de la población mayor también representa una oportunidad para transformar la forma en que se percibe la vejez. Cada vez más personas están demostrando que cumplir años no significa dejar de vivir con intensidad, sino que puede ser una etapa de nuevas oportunidades y logros.
Un modelo a seguir: Kevin MacDonald
Es el caso de Kevin MacDonald, un hombre de 67 años de la Bahía de San Francisco, quien se ha convertido en un claro ejemplo de cómo se puede envejecer de manera activa y desafiar los estereotipos sobre la edad. A pesar de haber pasado los 60, ha logrado hazañas impresionantes que muchas personas jóvenes no podrían alcanzar, tal como ha compartido en el medio estadounidense Parade.
Como explica Kevin, durante los últimos años ha competido en una carrera de 656 kilómetros en el Tour de Francia, ha recorrido toda el área de la Bahía de San Francisco en un solo día y ha escalado tres de las montañas más altas de su región (Mount Hamilton, Mount Diablo y Mount Tamalpais). Además, ganó la carrera de remo de 38 kilómetros Masters Tahoe Fall Classic. Estos son solo algunos ejemplos que ilustran la fuerza y la voluntad de este sexagenario.
Su rutina de entrenamiento
Pero lo más importante de su historia no es solo lo que ha logrado, sino cómo lo ha hecho y qué filosofía de vida lo impulsa. Desde joven, MacDonald ha practicado deportes como el atletismo, la lucha, el tenis y el piragüismo, manteniendo una rutina de entrenamiento constante durante más de 50 años. “Descubrí tanto el poder de la construcción del carácter como la extraordinaria calidad de vida que proporciona un estilo de vida centrado en el bienestar”, afirma.
En la actualidad, su rutina varía según la temporada, adaptándola a las circunstancias de cada momento del año para hacerlo de la forma más efectiva y no tener ninguna excusa. En invierno, dedica 1,5 horas al entrenamiento con pesas cinco días a la semana, complementándolo con una natación de 1500 metros dos veces por semana y ciclismo de montaña o en carretera tres o cuatro días a la semana.
Durante la primavera y el verano, ajusta su entrenamiento realizando 1,5 horas de pesas dos o tres veces por semana, aumentando la frecuencia del ciclismo a cinco días por semana, mientras mantiene la natación de 1500 metros una vez por semana.
Además, complementa su entrenamiento con hábitos de bienestar como el uso de sauna de infrarrojos, baños de agua fría y una alimentación basada en vegetales con proteínas de alta calidad. Cuando se le pregunta qué consejo daría a otras personas que creen que es demasiado tarde para empezar, es claro: “No intentes, hazlo. Cualquier cosa que hagas para moverte beneficia tu bienestar físico, mental y emocional tanto de inmediato como a largo plazo».
Una vida activa es posible
Para Kevin, el ejercicio no es solo una forma de mantenerse en forma, sino un regalo con el que va a poder vivir más y mejor. “Piensa que cada escalera o colina que subes es una forma de extender tu vida saludable y de poder pasar más tiempo con tus seres queridos sintiéndote vital y enérgico”, destaca.
La historia de Kevin MacDonald es solo un ejemplo de cómo el envejecimiento activo puede no solo beneficiar a las personas mayores, sino también a la sociedad en su conjunto, transformando la percepción de la vejez y mostrando que es posible llevar una vida plena y activa a cualquier edad.