Actualizado el 13 de marzo de 2025 por Carlos José Belmonte López
En un contexto donde el sedentarismo se ha convertido en un problema de salud pública, un reciente estudio liderado por el Dr. Christian García-Witulski del Centro de Desarrollo Humano Sostenible, de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Católica Argentina (UCA), ha arrojado luces sobre la grave situación que atraviesa Argentina. Esta investigación, publicada el 1 de marzo en el Journal of Public Health de Oxford University Press, señala que hasta 12.800 muertes prematuras al año podrían prevenirse si la población redujera su tiempo sentado a menos de cuatro horas diarias y realizara al menos 65 minutos de actividad física al día.
Impacto alarmante del sedentarismo
La investigación pone de manifiesto que el sedentarismo es un factor de riesgo silencioso para diversas enfermedades. Pasar muchas horas al día sentado y no realizar actividad física adecuada puede reducir la esperanza de vida y aumentar el riesgo de condiciones graves, tales como enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y problemas musculoesqueléticos. Según el estudio, 16,7 % de las muertes por enfermedades cardiovasculares y el 12,3 % de todas las muertes generales en un año podrían evitarse si se hicieran cambios en los hábitos de actividad física.
Un dato adicional resalta la necesidad de cambios urgentes: el estudio analizó datos de la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo 2018 con modelos estadísticos avanzados. Esto permitió estimar la carga de enfermedad atribuible al sedentarismo y calcular la cantidad de muertes prematuras y los años de vida ajustados por discapacidad (AVAD) que se podrían prevenir con cambios en los hábitos de actividad física.
Bajo el sedentarismo, la calidad de vida se ve afectada
El estudio también ofrece datos significativos sobre cómo mejorar la calidad de vida puede ser tan sencillo como incorporar pequeñas pausas activas en la rutina diaria. El impacto de salir a caminar unos minutos cada hora o subir escaleras podría traducirse en hasta 2,94 años de vida saludable. En términos más simples, cada persona podría ganar entre 0,57 y 2,94 años de vida saludable dependiendo de cuán estrictamente adopte estos cambios.
A este respecto, García-Witulski enfatiza que existe diferencia entre actividad física y ejercicio físico. Este último se refiere a actividades planificadas y estructuradas, mientras que la actividad física incorpora cualquier movimiento corporal que implique un gasto de energía. Al combinar ambas prácticas, especialmente las pausas activas, los beneficios se multiplican.
Sencillos cambios, grandes beneficios
El Dr. García-Witulski señala que ajustes simples en la rutina diaria pueden marcar una gran diferencia en salud y esperanza de vida. Algunas estrategias son:
- Levantarse y moverse cada 30 a 60 minutos.
- Preferir caminar o usar la bicicleta en vez de transporte público o automóviles.
- Realizar al menos 150 minutos de actividad física moderada por semana.
- Incorporar escritorios de pie o realizar reuniones caminando en el trabajo.
Sobre la importancia del entorno laboral, García-Witulski destacó que “aunque no siempre se puede controlar la cantidad de tiempo que pasamos en el trabajo, sí podemos adoptar estrategias que reduzcan los periodos ininterrumpidos de actividad”. Propone fomentar micro-pausas durante la jornada laboral, que son altamente efectivas para mejorar la salud.
La responsabilidad pública en la promoción de la salud
García-Witulski también resalta que las políticas públicas pueden jugar un papel crucial en la promoción de hábitos más activos. Esto incluye la creación de espacios peatonales, ciclovías, campañas educativas sobre los riesgos del sedentarismo, y el fomento de una cultura de actividad física en entornos laborales y educativos. En resumen, cada acción cuenta para lograr un cambio significativo en la calidad de vida de la población y en su bienestar general.
Esto es especialmente relevante en la actualidad, cuando la integración del teletrabajo tras la pandemia de COVID-19 ha aumentado el riesgo de sedentarismo en muchos trabajadores. En este sentido, se convierte en una responsabilidad no solo individual, sino colectiva, el promover un estilo de vida más activo que fomente la salud y longitudes saludables de vida.
“Recuerda que la clave no es solo añadir años a la vida, sino vida a los años”, concluye García-Witulski. Estos consejos accesibles y cambios simples pueden ser el primer paso hacia un futuro más saludable.