Actualizado el 8 de febrero de 2025 por Carlos José Belmonte López
La actividad física es cada vez más considerada una herramienta vital en la medicina moderna, no solo para prevenir enfermedades, sino también para tratar diversas condiciones médicas. Un creciente cuerpo de investigación respalda la idea de que el ejercicio debe integrarse en la práctica clínica como un componente esencial del tratamiento.
El Ejercicio como Medicina
Hay una frase muy conocida que dice: “Si el ejercicio físico fuera una pastilla, no habría médico que no la recetara”. Hoy en día, la comunidad médica reconoce la importancia de la actividad física tanto para prevenir como para tratar enfermedades. De hecho, un estudio reciente sugiere que la falta de incorporación del ejercicio en las recomendaciones médicas podría considerarse una "omisión en la práctica clínica".
El doctor Alejandro Andersson, neurólogo y director médico del Instituto de Neurología Buenos Aires, subrayó que el ejercicio físico es una de las herramientas terapéuticas más versátiles que existen. “Su impacto positivo en la salud ha sido estudiado ampliamente y se ha demostrado en múltiples condiciones médicas, incluyendo enfermedades cardiovasculares, metabólicas, neurológicas y psiquiátricas”, explicó.
El Paradigma del Ejercicio
En consonancia con Andersson, Mikel Izquierdo, catedrático del Departamento de Ciencias de la Salud en la Universidad Pública de Navarra, destacó que el ejercicio no solo sirve para prevenir el envejecimiento y enfermedades asociadas, sino que también puede ser efectivo como medicina en pacientes enfermos. “Ya es momento de cambiar de paradigma; el ejercicio debe integrarse dentro del tratamiento médico además del diagnóstico. Debe tener un lugar similar al de algunos fármacos”, insistió Izquierdo.
Sin embargo, el experto advirtió sobre la integración limitada del ejercicio en la práctica médica, incluso entre los geriátras. “Muchos profesionales necesitan más capacitación para incorporar el ejercicio en el cuidado del paciente”, agregó Izquierdo.
Beneficios del Ejercicio
El doctor Juan Carlos Palombo, especialista en Medicina del Deporte, ofreció una visión clara sobre los impactos del ejercicio. Afirmó: “Ya hace años que consideramos el ejercicio como el mejor de todos los medicamentos, pues no tiene contraindicaciones”. Esta afirmación se respalda por las múltiples ventajas del ejercicio.
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Prevención: Mantenerse físicamente activo reduce el riesgo de enfermedades como la diabetes tipo 2, hipertensión, osteoporosis y algunos tipos de cáncer.
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Tratamiento: El ejercicio puede ser igualmente efectivo que ciertos medicamentos en el manejo de enfermedades crónicas. Por ejemplo, en diabetes, mejora la sensibilidad a la insulina.
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Envejecimiento Saludable: Ayuda a disminuir la fragilidad y a mejorar la movilidad en adultos mayores.
- Impacto en la Neurología: El ejercicio promueve la salud del sistema nervioso, ayuda en la prevención y tratamiento de diversas patologías neurológicas y mejora la conectividad neuronal.
Palombo también destacó el sistema SOMNA, que se refiere a la conexión de la salud ósea, muscular y articular, crucial para adaptar el ejercicio a las necesidades de cada paciente y evitar lesiones.
Recomendaciones y Ejercicio Personalizado
Un aspecto importante del ejercicio es que debe ser personalizado y adaptado a las necesidades de cada individuo, tal como lo establece el consenso global sobre recomendaciones de ejercicio. “Caminar no siempre es suficiente”, comenta Izquierdo, quien argumenta que las dosis de ejercicio deben ajustarse y no ser consideradas genéricas.
Las guías internacionales sugieren los siguientes lineamientos generales:
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Adultos:
- Al menos 150-300 minutos semanales de ejercicio aeróbico moderado (caminar rápido, natación) o 75-150 minutos de actividad intensa.
- Ejercicios de fuerza dos veces por semana para mejorar masa muscular y salud ósea.
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Adultos mayores:
- Mantener actividad aeróbica y de fuerza.
- Incorporar ejercicios de equilibrio para prevenir caídas.
- Personas con enfermedades crónicas:
- Adaptar el ejercicio según la condición del paciente, considerando ejercicios de bajo impacto si es necesario.
El ejercicio, como fármaco, debe ajustarse según la patología para maximizar sus efectos terapéuticos.
La Importancia de la Frecuencia, Intensidad y Tiempo
El doctor Palombo resaltó la importancia de recordar las tres “F”: Frecuencia, Intensidad y Tiempo. Este enfoque provee un marco de referencia claro para integrar el ejercicio en la rutina diaria.
- Frecuencia: Realizar ejercicio todos los días, integrándolo como un hábito.
- Tiempo: Comenzar gradualmente, aumentando la duración a medida que se mejora la capacidad física.
- Intensidad: Es crucial ajustar la intensidad del ejercicio a la frecuencia cardíaca máxima del paciente, asegurando que se mantenga dentro de un rango seguro.
La Integración del Ejercicio en la Atención Médica
El abordaje de la actividad física como una parte integral del tratamiento ha sido respaldado por muchos especialistas. Según el doctor Andersson, “el ejercicio no solo fortalece el cuerpo, sino también el cerebro”. Su importancia en la prevención y tratamiento de enfermedades es significativa. “Implementarlo en la práctica médica no es solo recomendable, es necesario”, concluyó.
Con estos enfoques y una mayor consideración del ejercicio en el contexto médico, se podrán maximizar los beneficios para la salud pública y mejorar la calidad de vida de muchas personas.