Actualizado el 1 de marzo de 2025 por Carlos José Belmonte López
El cuerpo humano está diseñado para moverse. En un mundo donde el sedentarismo se ha vuelto norma, incorporar el ejercicio físico en nuestra rutina diaria se convierte en un hecho crucial para mantener una vida saludable y prevenir enfermedades crónicas. Sin embargo, un gran desafío es mantener la constancia en la práctica. Según Mariela Catania, profesora de Educación Física y especialista en Alto Rendimiento, «la clave no es ‘solo empezar’, sino lograr que la actividad física se convierta en una parte natural de nuestra rutina».
¿Por qué es tan importante mantenerse activo?
Cada vez se comprenden mejor los beneficios del ejercicio, que van más allá de la estética. Claudia Lescano, profesora de Educación Física y licenciada en Alto Rendimiento Deportivo, subraya que «el ejercicio físico es una herramienta fundamental en el logro de nuestros objetivos de salud, estéticos o de rendimiento físico». Además, el entrenamiento de fuerza es clave a partir de la mediana edad, ya que ayuda a mantener huesos densos y firmes, evitando la pérdida de masa muscular y promoviendo una mejor calidad de vida.
A menudo, padres y madres se alejan del gimnasio durante las vacaciones o cuando varían sus rutinas familiares. Además, hay quienes han dejado de hacer ejercicio por diversas razones y les cuesta retomar el hábito. Entonces, ¿cómo lograr que el entrenamiento sea un hábito duradero?
Estrategias para fomentar el ejercicio como un hábito
Transformar el ejercicio en parte de la vida cotidiana requiere tiempo y esfuerzo. Para ello, Lescano y Catania proponen una serie de estrategias efectivas. Antes de elegir una rutina, es importante identificar la razón detrás del ejercicio, ya sea mejorar la salud, ganar fuerza o reducir el estrés. Tener un propósito claro facilita mantener la motivación cuando esta disminuye.
Otro aspecto fundamental es establecer expectativas realistas. En lugar de proponerse «entrenar todos los días», comenzar con metas más concretas y sostenibles, como «hacer ejercicio tres veces por semana durante 30 minutos», suele ser más efectivo. La afinidad con la actividad es clave; elegir opciones que se adapten a nuestras necesidades y preferencias ayudará a mantener el compromiso.
La planificación también juega un papel crucial. «Definir qué días y a qué hora se entrena ayuda a que se convierta en una parte estable de la rutina», sugirió Catania. Registrar los avances, como evaluar cómo se siente después de cada sesión, es una buena motivación adicional.
Beneficios del ejercicio físico en el organismo
El ejercicio no solo fortalece los músculos y mejora la resistencia, sino que también regula funciones metabólicas esenciales. Lescano explica que «el ejercicio regula el metabolismo, equilibrando hormonas como la insulina, que controla los niveles de glucosa en sangre». A su vez, esto ayuda a prevenir problemas como la diabetes o la obesidad.
Además, la actividad física desempeña un papel crucial en la prevención de enfermedades neurodegenerativas. Durante el ejercicio, se generan mioquinas, proteínas que favorecen la neurogénesis y ayudan a evitar deterioros cognitivos. “El ejercicio físico es un antiinflamatorio natural que ayuda al cuerpo a contrarrestar la inflamación sistémica de bajo grado”, afirmó Lescano.
En términos de longevidad, el ejercicio regular puede ayudar a mantener los telómeros —estructuras en los extremos de los cromosomas— largos y flexibles, lo que contrarresta el efecto del estrés oxidativo y la inflamación crónica.
Consideraciones prácticas para un ejercicio exitoso
Para maximizar la adhesión al ejercicio, algunas medidas prácticas son:
- Optar por entrenamientos accesibles: elige la modalidad que mejor se adapte a tu estilo de vida, ya sea en casa, en un gimnasio o al aire libre.
- Combinar actividad física con hábitos saludables: una alimentación equilibrada, descanso adecuado y manejo del estrés son vitales para el éxito a largo plazo.
- Consultar con profesionales: buscar asesoría de un experto puede ayudar a establecer un programa adecuado a tus necesidades.
Adicionalmente, contar con ropa deportiva cómoda y una lista de reproducción motivadora puede mejorar la predisposición al ejercicio. Hacerlo junto a un compañero o un grupo puede hacerlo más entretenido, y seguir a personas que inspiren en redes sociales puede fomentar aún más el hábito.
Conclusión: manteniendo el compromiso
Finalmente, es crucial recordar que no siempre vamos a tener la misma energía. Cuando esto ocurra, realizar actividades más ligeras, como una caminata o estiramientos, permitirá mantener la constancia sin caer en la frustración. Catania enfatiza que «el movimiento debe ser una parte esencial de nuestra vida», algo que debe hacerse de manera automática, como comer o lavarse los dientes.
Cada pequeño paso cuenta, y lo más importante es ser flexible y constante en la búsqueda de un estilo de vida saludable. Al final, mantener la actividad física regular no solo mejora nuestra calidad de vida, sino que también nos protege a largo plazo, brindando un impacto positivo en nuestra salud y bienestar general.