Actualizado el 3 de diciembre de 2024 por Carlos José Belmonte López
El grounding ha captado la atención de muchos en España. Cada vez son más las personas que se animan a probar esta técnica, que no es más que “andar descalzo o en contacto con el terreno que pisamos”, según Jorge Escoto, podólogo y miembro de la junta directiva del Colegio de Podología de la Comunidad Valenciana. Sin embargo, este método no es apto para cualquier terreno, ya que el grounding implica específicamente andar descalzos sobre tierra, hierba o ambientes naturales.
¿Por qué practicar grounding?
La respuesta a la pregunta ¿tiene beneficios para la salud? es un rotundo sí. La práctica del grounding puede resultar beneficiosa, especialmente en términos de fortalecimiento articular. Caminar descalzo en ciertas superficies contribuye a mejorar las propiocepciones del pie y el trabajo de los músculos interóseos, siempre que se realice con un entrenamiento progresivo y en un entorno controlado. Un pie más fuerte implica una mejor postura, lo que a su vez disminuye el riesgo de lesiones como esguinces de tobillo, fascitis plantar y tendinitis.
La biomecánica del pie y el impacto del grounding
Como menciona Escoto, “el pie está diseñado para moverse de manera eficiente y adaptarse a diferentes superficies”, y al caminar descalzo, la biomecánica del pie experimenta cambios significativos en comparación con el uso de calzado. Al descalzarse, se tiende a utilizar más la parte delantera del pie, lo que reduce el impacto en el talón y en las articulaciones de las piernas. Además, las personas que adoptan esta práctica suelen tener una zancada más corta y controlada, lo que resulta en menor impacto en las rodillas y la espalda.
Precauciones a considerar
Antes de lanzarse a la moda de andar descalzo, es esencial preguntar si esta práctica puede ser beneficiosa o perjudicial para nosotros. Por ello, visitar a un podólogo es clave para evaluar la situación de cada pie y determinar si el grounding es adecuado. Es importante recordar que “el grounding no es adecuado para pacientes diabéticos”, debido a que esta enfermedad conlleva un riesgo elevado de lesiones en los pies.
Además, no se recomienda esta práctica para personas con pies muy cavos, ya que podría afectar a las cabezas metatarsales. Consultar previamente con un podólogo permite realizar un análisis de antecedentes y condiciones personales para tomar decisiones informadas.
¿A quiénes beneficia el grounding?
Al margen de las condiciones específicas de salud, andar descalzo tiene beneficios siempre que se practique de manera constante. Los podólogos frecuentemente sugieren caminar descalzo en momentos como al llegar a casa después de un largo día, ya que liberar los pies del calzado permite que se sientan relajados y en contacto con el suelo.
Particularmente, quienes sufren de problemas circulatorios se benefician notablemente, pues el contacto directo con diferentes superficies mejora la circulación sanguínea al estimular los músculos.
¿Es seguro que los niños caminen descalzos?
Cuando se trata de los más pequeños, la situación cambia. Escoto aclara que “los niños deben proteger sus pies del entorno”, dado que a su edad la deambulación implica un contacto con peligros potenciales como objetos punzantes o superficies resbaladizas. Sin embargo, se puede crear un ambiente controlado en el que los niños puedan sentir el terreno sin riesgo de lesiones, lo que favorece su propiocepción y estimula la anatomía del pie que a menudo se inactiva con el calzado.
Entrenamiento descalzo: ¿cuándo es recomendable?
La decisión sobre practicar deporte descalzo dependerá del tipo de actividad. Escoto detalla que actividades que impliquen contacto con balón o terrenos irregulares, deben llevarse a cabo con el calzado adecuado. Por otro lado, entrenamientos en gimnasio (musculación, movilidad, flexibilidad) pueden beneficiarse del descalzado, ya que fortalece los músculos del pie y mejora la conexión con el suelo. Esto, a su vez, ayuda a corregir la postura y la alineación corporal.
En conclusión, la práctica del grounding puede ser una forma efectiva de cuidar nuestros pies y mejorar nuestra salud, siempre que se realice de manera consciente y con el asesoramiento adecuado. Ya sea caminando descalzo por el césped o en casa al llegar de un largo día, aprovechar todas las ventajas de esta técnica puede hacernos sentir más conectados con nuestro entorno.