Actualizado el 13 de marzo de 2025 por Carlos José Belmonte López
La actividad física es esencial para la salud. Junto con la alimentación y el sueño, el ejercicio es uno de los pilares clave para estar bien física y mentalmente. Como señala Xavi Villanueva, entrenador personal de Clubs Metropolitan, “la práctica de ejercicio con regularidad nos ayuda a tener más energía en nuestro día a día, influye directamente en nuestro estado físico y mental”. Pero, ¿cuáles son las razones para dejar el sedentarismo y adoptar una vida más activa?
Beneficios de la actividad física
- La actividad física nos ayuda a controlar el peso.
- Nos ayuda en la prevención de problemas de salud y enfermedades como:
- Problemas de HTA (Hipertensión Arterial).
- Diabetes en todos sus estadios, cobrando mucha importancia en la Diabetes tipo 2.
- Ansiedad.
- Depresión.
- Accidentes cerebrovasculares.
- Artritis.
- Fibromialgias.
- Esclerosis Múltiple.
- Mejora de coordinación para evitar caídas.
- Cáncer.
- Mejora el estado de ánimo.
- Aumenta la energía.
- La actividad física contribuye a tener un mejor sueño.
- Contribuye a la socialización.
Ejercicio y cáncer
La actividad física también es crucial para aquellos que enfrentan enfermedades como el cáncer. Esta enfermedad puede afectar significativamente la calidad de vida del paciente, tanto por la presencia del tumor como por los efectos adversos de los tratamientos. Según Villanueva, “hay estudios que corroboran que la actividad física es un elemento muy importante en la terapéutica de los pacientes oncológicos”. Los beneficios son visibles en aspectos emocionales como la depresión y la ansiedad, así como en la fuerza muscular, la fatiga y la salud general.
Además, el ejercicio mejora la calidad de vida de los pacientes oncológicos, contribuyendo a «mejorar la condición cardiovascular, la fuerza y la composición corporal», y reduciendo niveles de estrés, cansancio y mejorando la autoestima y la felicidad. Esto se traduce en una mayor supervivencia y reducción de la mortalidad, así como en menor fatiga y efectos secundarios de los tratamientos, aunque, como indica el experto, “es esencial que la actividad física se adapte a las características individuales de cada paciente”.
Ejercicio más adecuado para los pacientes
Al recomendar un ejercicio para pacientes con cáncer, es fundamental considerar factores que pueden influir en su desempeño. Por ejemplo:
- El tipo y etapa de cáncer que tiene el paciente.
- El tipo de tratamiento que está recibiendo.
- La capacidad física del paciente, incluyendo fuerza y resistencia, antes, durante y después del tratamiento.
Teniendo en cuenta estos aspectos, se recomienda generalmente que estos pacientes opten por trabajo aeróbico y entrenamiento de fuerza. Según el American College of Sports Medicine (ACSM) y la Sociedad Americana contra el Cáncer (ACS), los pacientes deberían:
- Intentar realizar entre 150 a 300 minutos de ejercicio moderado cada semana, lo que equivale a 30 minutos al día durante cinco días.
- Incluir de 2 a 3 sesiones de entrenamiento de fuerza semanal, centradas en grupos musculares como pecho, brazos y piernas. Ejercicios como flexiones, abdominales o levantamiento de pesas son ejemplos típicos.
- Estirar los principales grupos musculares al menos 2 veces por semana y considerar actividades como Yoga o Pilates para mejorar la movilidad y evitar la espasticidad muscular.
Es crucial, según el experto, “hacer algún tipo de actividad física todos los días y evitar permanecer sentado durante períodos prolongados”. Sin embargo, es importante que el ejercicio se realice con un seguimiento continuo de la tolerancia al mismo, teniendo en cuenta la sensación de esfuerzo y los síntomas de posible fatiga.
Ejemplo de entrenamiento
Para el entrenamiento de fuerza, se sugiere dedicar de 2 a 3 días a la semana. Las pautas implican realizar entre 6 y 8 tipos diferentes de ejercicios, trabajando los principales grupos musculares. Esto incluye 3 series de entre 8 y 12 repeticiones, asegurando tiempos de recuperación adecuados entre cada serie.
Adicionalmente, es beneficioso combinar ejercicios aeróbicos con el entrenamiento de fuerza. Aunque cada paciente requiere una personalización en cuanto a las sesiones y la carga de ejercicio, se aconseja no pasar más de dos días sin actividad física. Es esencial adaptar los tiempos de recuperación a las necesidades individuales y evaluar continuamente cómo se siente el paciente respecto al ejercicio.
En conclusión, el ejercicio es una herramienta valiosa para mejorar la salud y calidad de vida, especialmente para quienes enfrentan enfermedades como el cáncer. Mantener una disciplina de actividad física, ajustada a las capacidades y condiciones de cada paciente, puede marcar una diferencia significativa en su bienestar. ¿Estás listo para mejorar tu vida a través del ejercicio?