Actualizado el 19 de marzo de 2025 por Carlos José Belmonte López
Kirian Rodríguez, jugador de fútbol de Las Palmas, anunció que había recaído del cáncer que padece un linfoma no hodgkin. Ahora, mes y medio después de la noticia, se entrena como un jugador más, con el objetivo claro de volver a salir al terreno de juego. Este caso plantea una pregunta importante: ¿Qué efectos produce en el cuerpo hacer ejercicio en los pacientes con cáncer? Además, ¿qué recomendaciones deben seguir estos pacientes que, a su vez, son profesionales del deporte?
Ejercicio físico y pacientes con cáncer
El ejercicio físico regular ofrece múltiples beneficios. Según Paula Jakszyn, Doctora en Salud Pública e investigadora en la Unidad de Nutrición y Cáncer del Instituto Catalán de Oncología, este tipo de actividad mejora la condición cardiovascular y el fortalecimiento muscular, regula hormonas, reduce la inflamación y ayuda a mantener un peso corporal saludable. Durante el ejercicio, se secretan unas citoquinas llamadas exerquinas que tienen efectos positivos sobre órganos como el corazón y el cerebro, lo que contribuye a una mejor calidad de vida y a la prevención de diversas enfermedades, incluido el cáncer.
Tipos de ejercicios para estos pacientes
En relación a los tipos de ejercicios más adecuados para pacientes con cáncer, Jordi Vilaró Casamitjana, fisioterapeuta experto en ejercicio terapéutico, sugiere una combinación de ejercicios aeróbicos y de fuerza. Aquí te dejamos algunas recomendaciones:
- Ejercicio aeróbico: Actividades como caminar, trotar, andar en bicicleta y nadar son excelentes para mejorar la aptitud cardiorrespiratoria, reducir la fatiga y mejorar la calidad de vida de los pacientes con cáncer.
- Ejercicios de fuerza: Usar pesas o bandas elásticas para fortalecer los músculos ayuda a contrarrestar la debilidad muscular y la pérdida de masa corporal magra, que son efectos secundarios comunes del tratamiento del cáncer. Esto no solo mejora la capacidad funcional, sino que también reduce la fatiga.
La combinación de ambas modalidades de ejercicio dependerá de la fase de evolución del cáncer y de sus tratamientos. Por ejemplo, cuando hay más debilidad o la persona está en una fase aguda, el entrenamiento de fuerza puede ser mejor tolerado, teniendo un impacto rápido y positivo en la musculatura.
Beneficios del ejercicio en pacientes oncológicos
El ejercicio físico en personas que padecen cáncer proporciona beneficios tanto físicos como psicológicos:
- Beneficios físicos: Mejora la condición cardiovascular, la fuerza muscular y la composición corporal; reduce la fatiga y la inflamación crónica, así como la inflamación provocada por tratamientos como la quimioterapia.
- Beneficios psicológicos: Disminuye los niveles de estrés, ansiedad y depresión. Además, potencia la autoestima y la sensación de bienestar general.
La prevención del cáncer a través del ejercicio
Jakszyn también menciona que el ejercicio regular, especialmente el de alta intensidad, puede reducir el riesgo de desarrollar varios tipos de cáncer, como el de colon, endometrio y mama (en mujeres postmenopáusicas). Además, podría ayudar a prevenir otros tipos de cáncer, como el de esófago, pulmón e hígado. Esto es fundamental, ya que los efectos positivos del ejercicio se deben a que las exerquinas producidas durante la actividad física poseen potentes propiedades antiinflamatorias y reducen los niveles de grasa corporal.
La inflamación crónica, cuando no se regula, puede desencadenar procesos cancerígenos. Por ello, es relevante resaltar que el ejercicio contribuye a mejorar la resistencia a la insulina y equilibrar las hormonas sexuales, lo cual también desempeña un papel clave en la disminución del riesgo de ciertos tipos de cáncer, como los ginecológicos y el cáncer de próstata.
Cardio frente a fuerza: ¿qué es mejor?
Vilaró Casamitjana aclara que el ejercicio cardiovascular, como jugar al fútbol, implica la activación de grandes masas musculares, lo que genera una demanda significativa de oxígeno para el corazón y los pulmones. Este tipo de entrenamiento, si se realiza de forma regular, mejora la capacidad ventilatoria y la funcionalidad del corazón, lo que resulta en una disminución de la fatiga física.
Por otro lado, la fuerza se ve afectada rápidamente en presencia de una enfermedad crónica. Mantener niveles adecuados de fuerza es esencial para realizar las actividades diarias. Un entrenamiento específico de fuerza no solo mejora el tono y la masa muscular, sino que también impacta directamente en la capacidad para llevar a cabo las acciones cotidianas, lo que contribuye a una mejor calidad de vida.
En definitiva, el testimonio de Kirian Rodríguez sirve como un recordatorio de la fortaleza y determinación que pueden tener los pacientes con cáncer, especialmente aquellos que continúan su vida profesional a pesar de los desafíos. El ejercicio físico se convierte en una herramienta invaluable, no solo para mejorar su calidad de vida, sino también para potenciar su recuperación y disminuir el riesgo de recaídas. Sin duda, el deporte puede ser un aliado fundamental en la lucha contra el cáncer.