Actualizado el 7 de febrero de 2025 por Carlos José Belmonte López
El fútbol americano, un deporte caracterizado por su intensidad y contacto físico, plantea serios riesgos para la salud de sus jugadores. La alta incidencia de lesiones no solo afecta la longevidad de las carreras deportivas, sino que también puede tener repercusiones significativas en la salud a largo plazo. La combinación de exigencias físicas y el tipo de lesiones más comunes en este deporte suscita preocupación tanto en la comunidad médica como entre los aficionados.
Lesiones más habituales en estos jugadores
El fútbol americano es un deporte de contacto total, lo que incrementa la probabilidad de sufrir lesiones corporales graves, especialmente en zonas vulnerables como la cabeza y el cuello. La mayoría de las lesiones se deben a una mala técnica durante los placajes, según explica Miguel del Valle, presidente de la Sociedad Española de Medicina del Deporte.
En este contexto, el estado físico del deportista juega un papel crucial. “Un bajo estado de forma, alteraciones en los balances musculares o haber padecido lesiones previas son factores que contribuyen al aumento de lesiones”, añade Del Valle. Las extremidades inferiores sufren el mayor impacto, representando alrededor del 50% de las lesiones (30% de las cuales son en las rodillas). Por otro lado, las lesiones en las extremidades superiores comprenden aproximadamente el 30%, mayoritariamente en los hombros.
Las estadísticas indican que los esguinces representan el 40% de las lesiones totales, seguidos de contusiones y lesiones musculares (25%), luxaciones (15%), fracturas (10%) y conmociones cerebrales (5%). De entre estas, las conmociones son especialmente preocupantes debido a su potencial para dejar secuelas a largo plazo.
Secuelas para el futuro
En el panorama de las lesiones del fútbol americano, los traumatismos craneoencefálicos (TCE) se destacan por ser los más graves. Estos traumas, resultantes de impactos en la cabeza, pueden tener una alta incidencia de mortalidad y morbilidad. La conmoción cerebral, el tipo más común de TCE, ocurre frecuentemente como resultado de impactos directos o indirectos, y se manifiesta con deterioro transitorio de la función cerebral.
A corto plazo, la probabilidad de sufrir una nueva conmoción después de haber padecido una anterior se incrementa entre dos y cuatro veces, incluso con impactos de menor severidad. En cuanto a las secuelas a largo plazo, se pueden presentar síndromes como el síndrome post conmoción, caracterizado por dolor de cabeza, mareos y deterioro cognitivo, así como la encefalopatía traumática crónica (ETC), que ha comenzado a ser reconocida como un riesgo en los jugadores de fútbol americano.
Duración de la carrera y riesgos asociados
La duración promedio de la carrera de un jugador de la NFL es de 7 a 10 años, pero esa cifra es indicativa de los altos riesgos que conlleva este deporte. Como explica Del Valle, el fútbol americano implica grandes impactos que afectan al aparato locomotor, generando un posible daño a largo plazo. Además de las lesiones que ya hemos mencionado, los jugadores tienen un mayor riesgo de padecer apnea del sueño y enfermedades cardiovasculares. Esto es particularmente preocupante en ciertas posiciones, donde el peso elevado se correlaciona con problemas de salud como hipertensión arterial y enfermedades metabólicas.
Por otra parte, se ha observado que los antecedentes de conmoción cerebral pueden estar relacionados con el desarrollo de depresión en etapas posteriores de la vida, lo que añade una nueva dimensión a los riesgos que enfrentan los jugadores en su vida post-deportiva.
Una carrera marcada por lesiones
El desgaste físico y las lesiones prematuras son una realidad para los jugadores de fútbol americano. “La preparación física que precisan estos deportistas debe ser muy alta si quieren competir”, resalta Del Valle. Sin embargo, muchos de estos deportistas se ven obligados a retirarse antes de los 30 años, siendo la mayoría de las veces a los 27-28 años, debido a las lesiones acumuladas a lo largo de su trayectoria.
Por lo tanto, el contexto de riesgo se vuelve evidente: el fútbol americano no solo es un deporte que exige altos niveles de rendimiento, sino que también está cargado de peligros que repercuten en la salud física y mental de sus jugadores. En resumen, aunque el fútbol americano ofrece un espectáculo vibrante y emocionante, es crucial reconocer las implicaciones serias que conlleva para la salud de quienes lo practican.