Actualizado el 30 de diciembre de 2024 por Carlos José Belmonte López
Bajo el título de ‘‘Cómo romperte una costilla esquiando de la manera más tonta’’, Jorge Fernández, conocido presentador de La Ruleta de la Suerte, ha compartido con sus seguidores en Instagram la experiencia de un inesperado accidente. Aunque todo parecía ir de maravilla, un desencadenante inusual lo llevó a una caída: ‘‘se me engancha el esquí de arriba con una pequeña rama, pivoto dando un pequeño ‘trompo’ y caigo de costado con el único tronco cortado por alguien que había en toda la bajada’’. Este incidente culminó en una fractura de la novena costilla, dejando a Fernández lamentándose que ‘‘se me acabó el esquí por lo menos para mes y medio’’.
En el ámbito de las lesiones deportivas, es fundamental comprender la naturaleza y el pronóstico de casos como el de Jorge. Según Miguel del Valle Soto, presidente de la Sociedad Española de Medicina del Deporte (SEMED), ‘‘las fracturas costales tienen muy buen pronóstico’’. Si no surgen complicaciones, la curación se puede alcanzar entre cuatro y seis semanas, aunque en algunos casos, el reposo podría extenderse a dos meses. Esto significa que, si bien la situación es desafortunada, la recuperación está al alcance.
Las fracturas de costillas se producen típicamente por traumatismos directos, así como por estrés repetitivo. Si bien estas lesiones pueden afectar a cualquier edad, los ancianos son particularmente vulnerables debido a la osteoporosis. En el caso de Jorge, la buena noticia es que solo ha experimentado una fractura, lo que minimiza el riesgo asociado a la lesión. Es crucial señalar que, cuanto más numerosas sean las fracturas en un paciente, aumenta el peligro, ya que esto puede derivar en complicaciones, como neumonía, especialmente en personas mayores de 65 años. Por tanto, la evaluación médica es vital desde el inicio.
Los síntomas de una fractura de costilla son bastante claros y se evidencian durante la respiración. Del Valle enumera los signos más relevantes que deben tenerse en cuenta. Entre ellos, se encuentra el dolor localizado sobre la costilla fracturada, que se intensifica al respirar profundamente, toser y estornudar, además de un dolor evidente al presionar la zona afectada del pecho. En la mayoría de los casos, no hay inflamación visible. Para confirmar el diagnóstico, se requiere una radiografía de tórax, aunque en algunas ocasiones se puede utilizar técnicas de imagen más avanzadas, como la resonancia magnética (RM).
Cómo prevenir las fracturas costales
Preventivamente, es importante seguir buenas prácticas en el deporte. Del Valle enfatiza que ‘‘los entrenamientos deben estar bien programados, evitando las sobrecargas de repetición y respetando los periodos de descanso’’. La correcta técnica de entrenamiento es esencial para reducir el riesgo de lesiones, ya que la ejecución incorrecta de ciertos movimientos puede provocar sobrecargas indeseadas.
Además de un entrenamiento adecuado, los especialistas sugieren otros consejos para minimizar el riesgo de fracturas costales, tales como:
- Calentar adecuadamente antes de la actividad física.
- Seguir una alimentación equilibrada y rica en calcio.
Cuando ocurre una fractura costal, el tratamiento suele ser bastante sencillo. Según el especialista Miguel del Valle, generalmente solo se requiere de reposo relativo y analgésicos para controlar el dolor. Es esencial evitar el uso de antiinflamatorios no esteroideos y corticoides, ya que estos pueden afectar negativamente la recuperación. De hecho, se desaconseja el vendaje como método de tratamiento, ya que limita la capacidad de expansión de los pulmones y puede complicar la respiración.
Es natural que las lesiones generen inquietud, pero es tranquilizador saber que, en la mayoría de los casos, las fracturas costales tienen un pronóstico favorable. Sin embargo, la atención médica inmediata es esencial para un diagnóstico y tratamiento adecuados. Esta es la mejor manera de asegurar una recuperación exitosa y evitar complicaciones que podrían surgir de una evaluación tardía.
Las lesiones en la práctica deportiva son comunes, y el caso de Jorge Fernández es un recordatorio de los riesgos que pueden estar presentes, incluso en situaciones que parecen simples. La prevención y la atención a los síntomas pueden hacer una diferencia significativa en el manejo de estas lesiones, ofreciendo caminos hacia una recuperación más rápida y efectiva.