Actualizado el 28 de noviembre de 2024 por Carlos José Belmonte López
En la actualidad, la pérdida de peso se ha convertido en un objetivo común que muchos persiguen, especialmente en países como España, donde las dietas populares a menudo giran en torno a la restricción del consumo de carbohidratos. Esta tendencia tiene sus orígenes en la conocida dieta cetogénica, la cual puede ofrecer resultados positivos a corto plazo, pero plantea interrogantes en el ámbito a largo plazo. En este sentido, diversas investigaciones sugieren que tales dietas podrían no ser siempre la solución adecuada e incluso podrían llegar a ser perjudiciales.
Investigaciones sobre dietas bajas en carbohidratos
Recientemente, un trabajo publicado en Diabetes & Metabolic Syndrome: Clinical Research & Reviews, realizado por investigadores de la Universidad de Monash y la Universidad RMIT, ha puesto en duda la eficacia y seguridad de estas dietas a largo plazo, particularmente en individuos sanos.
Los resultados de un estudio a largo plazo
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores analizaron datos de salud de casi 40.000 residentes de Melbourne (Australia) recolectados entre 1990 y 1994. Durante el seguimiento, que se extendió durante un periodo de 17 años, se recopiló información sobre factores socioeconómicos, salud y nutrición en dos intervalos distintos: entre 1995 y 1998, y entre 2003 y 2017.
A cada participante se le asignó una puntuación de bajo contenido en carbohidratos en relación con su ingesta de grasas y proteínas. Aquellos en el 20% superior de la puntuación consumieron aproximadamente el 38% de su energía en carbohidratos, mientras que los del 20% inferior obtuvieron aproximadamente el 55% de su energía mediante esta fuente.
Los resultados fueron reveladores: el grupo que consumía menos carbohidratos presentó un 20% más de incidencia de diabetes tipo 2 a lo largo del estudio. Este aumento del riesgo se asoció principalmente a un IMC más elevado entre los participantes, lo que sugiere que una dieta baja en carbohidratos podría contribuir a un aumento de peso a largo plazo, incrementando así el riesgo de enfermedades metabólicas.
El papel de la dieta en la diabetes
Los investigadores remarcaban que «una dieta saludable es la piedra angular para la prevención y el tratamiento de la diabetes tipo 2». Sin embargo, subrayan que las recomendaciones dietéticas para la prevención en personas sanas pueden diferir notablemente de las estrategias alimenticias recomendadas para quienes ya están en tratamiento por la enfermedad.
Si bien seguir un plan dietético bajo en carbohidratos podría ser beneficioso para algunas personas con diabetes al ayudar a controlar el peso y los niveles de azúcar en sangre, la efectividad y seguridad de estas dietas a largo plazo no se garantizan para aquellos que no sufren la enfermedad. Si no se sustituyen correctamente los azúcares refinados y almidones, es posible que estas pautas alimenticias incrementen el riesgo de desarrollar diabetes.
Implicaciones de una alta ingesta de grasas saturadas
Los investigadores también señalaron que uno de los problemas derivados de estas dietas podría atribuirse al alto contenido de grasa, particularmente de grasa saturada. Además, aquellos que consumían menos carbohidratos a menudo sustituían estos alimentos por proteínas y grasas, lo que limitaba su ingesta de fibra.
Una mirada holística a la alimentación
Esto sugiere que centrarse únicamente en la reducción de carbohidratos no es suficiente para una alimentación saludable. Según los investigadores, también es crucial considerar otros elementos dietéticos en el diseño de cualquier plan alimenticio. Aunque existen pruebas de que las dietas bajas en carbohidratos y altas en proteínas favorecen la pérdida de peso a corto plazo, es decir, en menos de 6 meses, estos resultados tienden a no mantenerse con el tiempo.
Advertencias sobre dietas populares
Este no es el primer estudio que advierte sobre los posibles efectos adversos a largo plazo de las dietas bajas en carbohidratos, como la dieta keto. Un estudio anterior sugirió una posible relación entre esta dieta y un aumento en el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y síndrome de intestino irritable.
La dieta equilibrada como clave de la salud
Finalmente, los investigadores destacan que la evidencia actual apoya la idea de que una dieta equilibrada es una de las mejores formas de prevenir enfermedades metabólicas. Si bien eliminar azúcares refinados y almidones puede ser beneficioso, es fundamental asegurarse de que no se reemplacen por grasas saturadas, ya que esto podría generar nuevos problemas en lugar de solucionarlos.
Ante el torbellino de recomendaciones dietéticas, queda claro que adoptar un enfoque equilibrado y consciente hacia la alimentación es esencial para mantener tanto una buena salud metabólica como un peso adecuado. Es importante informarse y analizar críticamente las propuestas de moda en el ámbito nutricional, recordando que no todas las dietas son adecuadas para todos.