Actualizado el 25 de noviembre de 2024 por Carlos José Belmonte López
La necesidad de un diagnóstico integral para los Trastornos Digestivos Funcionales (TDF) es esencial. Estos trastornos, que han experimentado un aumento significativo en los últimos años, especialmente entre los adultos jóvenes, requieren un enfoque multidisciplinar para su tratamiento. Un diagnóstico adecuado debe ser llevado a cabo por un equipo que incluya al médico, al dietista-nutricionista y al psicólogo. Cada uno de estos profesionales desempeña un papel vital en el manejo de los síntomas y en la mejora de la calidad de vida del paciente.
Con motivo del Día Mundial del Dietista-Nutricionista, que se celebra el 24 de noviembre, el Consejo General de Dietistas-Nutricionistas ha lanzado una campaña de concienciación bajo el lema “Todo me sienta mal”. Esta frase refleja la percepción que tienen muchos pacientes con TDF de que casi todos los alimentos les generan síntomas digestivos. Según la dietista-nutricionista Alicia Salido, “son trastornos funcionales porque no está dañado el órgano, sino su función”, lo que significa que la alteración afecta más a cómo trabaja el sistema digestivo que a su estructura física.
Síntomas más frecuentes de los trastornos funcionales
Los síntomas más comunes entre un 85 y 90% de los pacientes con TDF son las intolerancias y molestias gastrointestinales, que varían según el individuo. Además, se pueden presentar otros síntomas que afectan la calidad de vida:
- Digestiones pesadas.
- Náuseas.
- Vómitos.
- Eructos.
- Ardor.
- Reflujo.
- Falta de concentración.
- Niebla mental.
- Cansancio.
- Pérdida de energía.
- Dolor muscular.
- Dolor de cabeza.
- Insomnio.
- Ansiedad.
- Desnutrición.
- Alteraciones en la piel, pelo y uñas.
- Mala absorción de nutrientes (vitamina D, hierro, calcio, vitamina B12…).
Factores de riesgo, causas y desencadenantes
Entre los factores que pueden contribuir al desarrollo de TDF se encuentran una dieta poco saludable, el uso prolongado de ciertos medicamentos, la falta de sueño y el sedentarismo. La dietista-nutricionista Salido subraya que uno de los elementos más significativos es el estrés emocional, que puede desencadenar una serie de síntomas digestivos a través del eje cerebro-intestino-microbiota.
“Lo que pasa en mi cabeza pasa en mi intestino”, explica Salido, quien señala que el manejo del estrés es crucial para regular la función del sistema digestivo y mejorar la microbiota. Esto puede implicar la implementación de técnicas de gestión del estrés como la meditación o el ejercicio regular, lo que puede ayudar a reducir los síntomas de los TDF.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico de TDF no se basa en una sola prueba. Los médicos pueden utilizar diferentes tipos de pruebas orgánicas y funcionales. Salido advierte sobre la falta de validez científica en los populares test de sensibilidad alimentaria, que deben ser evitados. En su lugar, un enfoque médico integral es esencial.
Cómo debe ser la dieta
La intervención dietética es fundamental y debe adaptarse a las necesidades individuales del paciente. Los expertos insisten en que el tratamiento dietético debe ser personalizado y seguir ciertos principios. ¿Cuál es la mejor manera de abordar esto?
Dieta equilibrada y saludable
Una dieta equilibrada es clave para mantener tanto la salud física como la mental. Debe ser variada, cubrir los requerimientos energéticos y nutritivos, resultar apetecible y tener un valor social. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda aumentar el consumo de frutas, verduras, legumbres y cereales, mientras que se deben disminuir los azúcares y grasas saturadas.
Dieta ajustada a las necesidades energéticas
La cantidad de energía que una persona necesita se determina en función de su salud y estado físico. Por eso, la dieta pautada por el dietista-nutricionista puede ser hipocalórica, normocalórica o hipercalórica, dependiendo de si el paciente tiene sobrepeso, peso normal o bajo peso.
Dieta baja en Fodmap
Una de las estrategias más efectivas es seguir una dieta baja en Fodmap, diseñada específicamente para personas que sufren de problemas gastrointestinales. Esta dieta consiste en reducir la ingesta de alimentos que contienen azúcares fermentables que pueden causar distensión abdominal y gases. Desde cereales y hortalizas hasta lácteos, la dieta debe ser adaptada a las necesidades de cada paciente para evitar deficiencias nutricionales.
Por lo tanto, los alimentos aprobados y aquellos que deben evitarse variarán. Por ejemplo, algunos vegetales como la cebolla y el ajo suelen ser prohibidos, aunque no todos los pacientes reaccionan de la misma manera ante ellos.
Finalmente, el desarrollo de un plan de tratamiento integral y ajustado a las características individuales del paciente es crucial para mejorar los síntomas y la calidad de vida de quienes sufren de TDF.