Actualizado el 30 de noviembre de 2024 por Carlos José Belmonte López
Análisis de los preparados de carne envasada
Los mensajes comerciales sobre la calidad de los preparados de carne envasada del supermercado son cada vez más comunes. Frases como «Escalopín de lomo extratierno», «Cerdo muy jugoso» o «pechuga fileteada súper tierna» atraen la atención del consumidor. Sin embargo, lo que muchos no saben es que estas alegaciones suelen ocultar un trasfondo no tan atractivo. Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), este tipo de mensajes puede estar relacionado con la adición de agua y una serie de aditivos y aromas que pueden modificar la percepción del producto.
Aditivos en los productos cárnicos
La mayoría de estos productos cárnicos que se presentan como jugosos o tiernos son, en realidad, adobos, marinados, preparados al ajillo o con finas hierbas de cerdo o ave. Sin embargo, incluso aquellos filetes que parecen estar sin preparación también suelen contener agua añadida. Este agua se retiene en el producto gracias a la utilización de sal, azúcar, fibra vegetal y estabilizantes, creando una ilusión de frescura y calidad que no siempre es real.
Además, es fundamental tener en cuenta que estos preparados suelen tener otros aditivos, como conservantes, antioxidantes y potenciadores del sabor. Algunos de estos compuestos son discutidos en su seguridad. Ejemplos de ello son el nitrito sódico (E-250), los trifosfatos (E-451) y el glutamato (E-621), que pese a su uso común, son considerados poco recomendables para la salud.
El impacto del agua y los aditivos
Un estudio realizado por la OCU revela que el uso de agua y aditivos puede suponer entre el 5% y el 40% del peso del producto. Este porcentaje es crucial, ya que influye no solo en la calidad del alimento, sino también en su precio. En muchos casos, se paga un precio similar al de la carne fresca, pero el consumidor está, en realidad, pagando por el agua infiltrada. Esto plantea un dilema: ¿Estamos realmente haciendo una buena elección al adquirir estos productos?
Es notable que, durante la cocción, los ingredientes utilizados para retener el agua funcionan correctamente, lo que significa que al cocinar los preparados de carne, no se pierde necesariamente más agua que en aquellos sin aditivos. Esto puede llevar a una percepción errónea de calidad.
Recomendaciones para el consumidor
Ante esta situación, la OCU aconseja a los consumidores desconfiar de las alegaciones como “extratierno”, “súper tierno” o “muy jugoso”, y ser cautelosos con los productos adobados y marinados. La relación entre estos aditivos y un mayor riesgo de enfermedades como la diabetes tipo 2 y el cáncer colorrectal es motivo de preocupación. Además, para aquellos que siguen una dieta baja en sal, lo ideal es evitar estos productos.
La recomendación principal es priorizar la carne fresca 100% y verificar la lista de ingredientes en el etiquetado, asegurándose de que no haya aditivos o ingredientes extraños. Esto no solo contribuye a una dieta más saludable, sino que también permite un mejor control de lo que se consume.
La necesidad de una regulación más clara
La OCU sostiene que sería conveniente que estos preparados de carne se comercializaran por separado de la carne fresca, considerando ambos tipos como productos diferentes de acuerdo con la normativa. La OCU sugiere que se adapte la legislación para que en el packaging de estos productos se destaque que se trata de un “Producto con agua añadida”. Esto podría ayudar a los consumidores a comprender que no están comprando carne fresca al 100%, lo que sería una opción más saludable.
Finalmente, la organización llama al Gobierno a implementar un IVA 0% en carne y pescado frescos (sin aditivos). Según una encuesta, el 54% de los consumidores ha reducido la compra de estos alimentos básicos debido al aumento de precios. Una medida así podría incentivar un aumento en la compra de estos productos y, por ende, promover una alimentación más saludable.
El debate sobre la calidad de los productos cárnicos envasados sigue estando presente. Mientras los consumidores continúan siendo bombardeados con mensajes que resaltan la jugosidad y terneza de estos productos, es vital que estén informados sobre el verdadero contenido y las implicaciones para la salud de su elección. La educación del consumidor debe ser una prioridad para fomentar decisiones de compra más conscientes y saludables.