Actualizado el 28 de noviembre de 2024 por Carlos José Belmonte López
Uno de los desayunos que ha ganado popularidad en los últimos años es la granola. Este platillo, que se presenta como una evolución del clásico cuenco de cereales, incluye en su preparación una mezcla de cereales, frutas frescas, semillas y frutos secos, todo acompañado de leche, yogur o kéfir. Aunque a primera vista podría parecer una opción saludable, los expertos advierten que muchas de las granolas que encontramos en el mercado contienen ingredientes poco recomendables.
Las advertencias de los expertos
El doctor Kamal Wagle, del Instituto de Neurociencias Hackensack Meridian, sugiere que mantengamos el consumo de granola al mínimo. ¿La razón detrás de este consejo? Wagle menciona que «muchas recetas de granola pueden contener ingredientes que provocan daños a corto y a largo plazo en el cerebro y en la salud general si se consumen de manera constante». Esto pone en evidencia que lo que parece sano, en ocasiones, no lo es tanto.
Un alarmante contenido oculto
«Aunque la granola parezca una opción de desayuno saludable, su alto contenido de azúcar, su densidad calórica y sus posibles grasas insanas hacen que sea un alimento para consumir con moderación o evitar», advierte Wagle. Pero, ¿de dónde provienen estos componentes no deseados? En muchas recetas, los azúcares se añaden a través de endulzantes como el sirope de arce, la miel o la fruta desecada, que a pesar de ser natural, puede tener concentraciones de azúcar excesivas.
Consecuencias de una mala elección
Wagle sostiene que estos boles de granola terminan acumulando un alto contenido de azúcares, grasas poco saludables y poca fibra. De hecho, una revisión del año 2023 publicada en la revista Nutrients concluyó que el consumo excesivo de azúcar a largo plazo puede afectar negativamente la función cognitiva. Además, reducir las grasas saturadas es vital para mantener un corazón y cerebro saludables.
El riesgo de las grasas saturadas
Para respaldar su declaración, el médico menciona un metaanálisis publicado en Nutrition, Metabolism & Cardiovascular Diseases, que demostró que quienes consumen una alta cantidad de grasas saturadas tienen un mayor riesgo de ictus. A pesar de que se supone que las granolas deben incluir cereales integrales, Wagle enfatiza que su contenido de fibra es frecuentemente insuficiente. Este nutriente, junto con otros alimentos probióticos, es crucial para cuidar la microbiota intestinal.
Relación entre microbiota y salud cognitiva
Wagle también comenta que la microbiota se ha relacionado con la salud del sistema nervioso. «Los alimentos que consumimos pueden influir en la producción de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, que regulan nuestro estado de ánimo y emociones», explica. Según un artículo de la revista Microbiome, las personas con menor ingesta de fibra son más propensas a experimentar deterioro cognitivo en el futuro.
Alternativas más saludables
Por esta razón, el médico recomienda optar por otros desayunos que se asocian con la prevención del deterioro cognitivo. Entre estas opciones encontramos la avena integral, el yogur griego natural con frutos rojos, los huevos o las tostadas integrales con aguacate. Estos alimentos no solo son más nutritivos, sino que también ofrecen beneficios a largo plazo para nuestra salud cerebral.
La importancia de una dieta balanceada
Finalmente, Wagle enfatiza que «una dieta baja en alimentos ultraprocesados y azúcares añadidos puede ayudar a prevenir picos de glucosa en la sangre, lo cual es crucial para el mantenimiento de nuestras funciones cognitivas». La inflamación crónica, derivada de una mala alimentación, puede dañar las células del cerebro y contribuir al declive cognitivo. Así, una elección consciente de nuestros alimentos es esencial para asegurar un funcionamiento óptimo del cuerpo y la mente.