Adiós a los alimentos convencionales: las microalgas se perfilan como la solución sostenible del futuro nutricional

Actualizado el 1 de abril de 2025 por Carlos José Belmonte López

Las microalgas están emergiendo como una de las fuentes de nutrientes más prometedoras para el futuro de la alimentación humana. Si bien muchas veces imaginamos alimentos exóticos como bayas raras o insectos, la verdad es que estas diminutas plantas acuáticas cuentan con una composición nutricional excepcional y un impacto ambiental mínimo, lo que las convierte en una opción bastante atractiva para el consumo.

¿Por qué son tan interesantes?

Las microalgas son especialmente relevantes por dos motivos: su impresionante contenido nutricional y la sostenibilidad asociada a su producción. En cuanto a su composición, las microalgas pueden variar en nutrientes y compuestos dependiendo de la especie.

Por ejemplo, las microalgas poseen hasta un 60 % de su peso seco en proteínas, lo que las convierte en una fuente de nutrientes crucial, especialmente para las dietas de los astronautas en misiones prolongadas. Adicionalmente, su alto valor proteico las hace una opción muy interesante en el contexto de la alimentación sostenible.

Composición nutricional

  • Proteínas. Además de su contenido proteico, las microalgas son notables por proporcionar ácidos grasos omega-3, incluyendo el ALA, EPA y DHA. Estos compuestos no solo son esenciales para la salud, sino que su ingesta está respaldada por alegaciones de salud autorizadas a nivel europeo, que resaltan su papel beneficioso en el desarrollo visual en bebés y en el mantenimiento de una presión arterial normal.

  • Carotenoides. Estos compuestos antioxidantes son fundamentales para la salud ocular y el sistema inmunológico. Se ha demostrado que también ayudan a prevenir el daño celular causado por los radicales libres y tienen efectos positivos en la salud cardiovascular. Desde el punto de vista de la industria, son una alternativa natural frente a los antioxidantes sintéticos, haciéndolos aún más atractivos para su inclusión en los alimentos.

  • Ácidos grasos omega-3. Las microalgas son la única fuente no animal que contiene EPA y DHA, lo que es particularmente relevante para aquellos que buscan alternativas vegetales. Variedades como la Nannochloropsis gaditana y Tetraselmis chuii son especialmente ricas en estos nutrientes.

Microalgas vs. algas: ¿cuál es la diferencia?

Es importante diferenciar entre microalgas y algas más conocidas, como el wakame o el nori, que suelen encontrarse en ensaladas o sushi. Las microalgas son organismos microscópicos que se presentan en forma de polvo verde y pueden crecer en diferentes entornos acuáticos, tanto dulces como salados. Su cultivo industrial es versátil: se desarrollan en piscinas abiertas, aguas residuales o fotobioreactores modernos.

Dentro de este mundo, la Chlorella vulgaris es una de las especies más conocidas, pero existen otras menos populares como la Nannochloropsis gaditana y la Tetraselmis chuii, que también tienen propiedades nutricionales notables. La Haematococcus pluvialis, por ejemplo, es valiosa por su contenido en astaxantina, un antioxidante potente que merece ser destacado.

Respetuosas con el medio ambiente

Las microalgas no solo son nutritivas, sino que también son respetuosas con el medio ambiente. Su producción requiere menos agua y tierra que la agricultura convencional y su tasa de crecimiento puede ser hasta tres veces superior a la de las plantas terrestres. Esto convierte a las microalgas en una opción altamente productiva.

Entre sus beneficios para la sostenibilidad, destacan los siguientes:

  • Mitigación del cambio climático. Al absorber dióxido de carbono durante su crecimiento, ayudan a frenar el calentamiento global.

  • Proceso de economía circular. Su cultivo en aguas residuales ayuda a purificar el agua, incorporándose positivamente en un ciclo productivo.

  • Valorización de residuos. Después de extraer sus nutrientes, los residuos de microalgas pueden transformarse en biocombustibles como el biodiésel, lo que reduce el desperdicio y promueve soluciones energéticas limpias.

¿Cómo introducirlas en la dieta?

Encontrar microalgas en el mercado no es complicado. Existen en varias formas, incluyendo polvo, cápsulas y como ingredientes en productos como barritas energéticas y bebidas. Aunque su sabor puede ser fuerte, combinarlas con batidos o yogur es un buen método para suavizar su intensidad.

No hacen más que empezar

A día de hoy, en Europa, solo unas pocas especies de microalgas están autorizadas para el consumo humano. Sin embargo, la investigación está avanzando a buen ritmo. Un artículo reciente destacó el potencial de la microalga Nannochloropsis gaditana para producir ácidos grasos omega-3. Este hallazgo es significativo, ya que proporciona una alternativa a las fuentes tradicionales de omega-3, como el aceite de krill.

Cabe recordar que no todas las formas de omega-3 se absorben de la misma manera en el cuerpo; diferentes lípidos, como triglicéridos y fosfolípidos, afectan su absorción. Esta microalga podría minimizar la dependencia de alternativas menos sostenibles.

Además, se están explorando nuevas técnicas de cultivo para aumentar naturalmente la producción de carotenoides en microalgas, lo que podría beneficiar no solo la alimentación, sino también la cosmética y la industria nutracéutica.

Conclusión

En resumen, las microalgas representan una solución innovadora para los desafíos alimentarios del futuro. Su capacidad para aportar nutrientes esenciales y su bajo impacto ambiental las posicionan como una opción ideal para la dieta humana en los años venideros.

* Cristina Blanco Llamero es profesora en el Grado de Nutrición Humana y Dietética y Doctora en Ciencias de la Alimentación, Universidad Francisco de Vitoria.

** Este artículo se publicó originalmente en The Conversation.

German Fuertes Otero
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CEO en PharmaSalud.net. Licenciado en medicina por la Stanford Medicine: Stanford, California, US, Máster en University of Cambridge: Cambridge, Cambridgeshire, GB y University of Oxford: Oxford, Oxfordshire, GB. Doctorado en Harvard University Harvard Catalyst: Cambridge, MA, US

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