Actualizado el 26 de noviembre de 2024 por Carlos José Belmonte López
La microbiota intestinal, un conjunto de microorganismos que habita en diversas partes de nuestro cuerpo, juega un papel fundamental en nuestra salud. Según la experta en nutrición Elisa Escorihuela, estos microorganismos interactúan entre sí de manera simbiotica para ayudarse y sobrevivir.
La complejidad de la microbiota intestinal
Es sorprendente saber que se estima que tenemos alrededor de 2.000 especies bacterianas diferentes en nuestro organismo. Un tercio de estas especies son comunes entre la mayoría de las personas, mientras que el resto son únicos para cada individuo. Esto es similar a un distintivo personal, lo que hace que la microbiota se asemeje a nuestro carnet de identidad biológico. La creciente investigación sobre esta comunidad de microorganismos ha mostrado la importancia crucial que tiene sobre nuestra salud general.
Funciones de la microbiota
A pesar de que cada uno de nosotros tiene una composición única de microbiota, sus funciones son universales y vitales. Algunas de sus funciones más destacadas incluyen:
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Facilita la digestión de alimentos que no pueden ser descompuestos por el estómago o intestino delgado.
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Produce vitaminas esenciales, entre ellas varias del complejo B y la vitamina K.
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Refuerza la mucosa intestinal, ayudando a prevenir infecciones por microorganismos agresivos.
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Estimula el sistema inmune, asegurando que funcione de manera eficiente.
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Regula los niveles de colesterol en sangre, contribuyendo a la salud cardiovascular.
Qué daña la microbiota
Diversos factores pueden afectar negativamente a nuestra microbiota, ocasionando desequilibrios que pueden repercutir en nuestra salud. La nutricionista Escorihuela señala que una dieta pobre en fibra, un exceso de edulcorantes y conservantes, así como hábitos poco saludables como el consumo de tabaco y alcohol, pueden dañar este ecosistema interno.
Por tanto, cuidar nuestra microbiota se traduce en adoptar un estilo de vida saludable, que incluya una dieta equilibrada rica en probióticos y prebióticos. Estos son elementos que ayudan a restaurar y mantener la composición adecuada de la microbiota, favoreciendo su desarrollo saludable. Además, los expertos de la Escuela de Salud del Hospital San Juan de Dios resaltan que “a la microbiota le encanta la fibra”, lo que implica la necesidad de incorporar alimentos ricos en ella en nuestra alimentación diaria.
Problemas de la microbiota
Un desequilibrio en la microbiota puede traer múltiples consecuencias a nivel de salud. Escorihuela menciona que esto ocurre cuando hay un aumento de bacterias nocivas y una reducción de las beneficiosas. Las consecuencias pueden incluir:
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Digestiones pesadas.
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Cansancio y debilidad.
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Mayor riesgo de infecciones por un sistema inmune debilitado.
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Incremento en el riesgo de enfermedades como la diabetes, obesidad, asma y ciertos cánceres, como el de colon.
Alimentos que benefician la microbiota
Si bien hay alimentos que pueden perjudicar nuestra microbiota, también hay productos que prometen beneficios. Algunos de los alimentos que mejoran la microbiota son:
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Las legumbres.
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Las frutas.
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Las verduras.
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Los alimentos integrales.
Alimentos que pueden perjudicar la microbiota
En contraste, se recomienda limitar el consumo de los siguientes tipos de alimentos, ya que pueden perjudicar la flora intestinal:
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Alimentos azucarados.
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Alimentos con grasas saturadas.
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Alimentos con excesiva sal.
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Alimentos que contienen edulcorantes y conservantes.
Signos de mejora en la microbiota
Atender a nuestra salud gastrointestinal va más allá de la alimentación. El eje intestino-cerebro nos recuerda que nuestra salud mental también influye en nuestra microbiota. Una situación de estrés crónico, por ejemplo, puede impactar negativamente en estas comunidades microbianas. Si hemos percibido síntomas como hinchazón, gases o malestar digestivo, es recomendable invertir en hábitos más saludables para ver cambios positivos.
Los signos de que nuestra microbiota está mejorando pueden incluir:
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Mejoría de la piel.
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Reducción de problemas digestivos, como dolor o hinchazón.
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Mejor tránsito intestinal, sin episodios de diarrea o estreñimiento.
La clave para mantener una microbiota saludable radica en la variedad. Desde la Escuela de Salud del Hospital San Juan de Dios se recomienda consumir al menos 30 alimentos vegetales diferentes a la semana. Incluir una buena variedad de frutas, verduras y legumbres no solo enriquecerá nuestra dieta, sino que favorecerá también nuestra salud intestinal.