Comer más fibra es clave para fortalecer la microbiota y prevenir infecciones

Actualizado el 10 de enero de 2025 por Carlos José Belmonte López

La salud de nuestro intestino está íntimamente relacionada con la dieta que seguimos, ya que una alimentación adecuada puede favorecer un microbioma intestinal equilibrado. Dentro de este ecosistema, el grupo de bacterias denominado Enterobacteriaceae, que incluye agentes patógenos como Klebsiella pneumoniae, Shigella y E. coli, puede tener efectos drásticos sobre nuestra salud. En condiciones normales, estas bacterias permanecen en niveles bajos, contribuyendo a un microbioma intestinal humano sano. Sin embargo, cuando su número se eleva, puede resultar en enfermedades y complicaciones serias, llegando incluso a ser potencialmente mortales.

El papel de la fibra y las bacterias beneficiosas

Un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad de Cambridge ha puesto de manifiesto la importancia de la fibra en la dieta como un factor clave para mantener el equilibrio en nuestro microbioma. En el artículo publicado en la revista científica Nature Microbiology, se sugiere que comer más fibra favorecerá el crecimiento de bacterias beneficiosas, desplazando a las perjudiciales y, de este modo, reduciendo significativamente el riesgo de infecciones. Por otro lado, el estudio indica que los probióticos, por sí solos, pueden no ser tan efectivos, ya que no alteran directamente el entorno intestinal y, por lo tanto, no influyen considerablemente en la probabilidad de infección por enterobacterias.

Investigación sobre el microbioma y su impacto en la salud

Los científicos llevaron a cabo un análisis exhaustivo utilizando técnicas computacionales y de inteligencia artificial, investigando la composición del microbioma intestinal de más de 12.000 personas en 45 países a través de muestras de heces. Una de las conclusiones más relevantes del estudio fue que la «firma» del microbioma de cada individuo puede predecir la probabilidad de que su intestino sea colonizado por enterobacterias. Este fenómeno se observa de manera consistente en distintos estados de salud y en diversos entornos geográficos.

Los investigadores identificaron 135 especies de microbios que suelen estar presentes en la ausencia de enterobacterias, actuando probablemente como defensores contra infecciones. Destacan especialmente aquellas del grupo Faecalibacterium, que son capaces de descomponer la fibra de los alimentos que consumimos y, a cambio, producen compuestos beneficiosos, como los ácidos grasos de cadena corta, que se han asociado con una reducción en el riesgo de infecciones por diversas enterobacterias patógenas.

La importancia de lo que comemos

El Dr. Alexandre Almeida, uno de los autores principales del artículo, enfatiza que la dieta que seguimos puede ser fundamental para controlar la probabilidad de infección por bacterias nocivas como E. coli y Klebsiella pneumoniae. Al proporcionar fibra a nuestro organismo a través de alimentos como verduras, frijoles y cereales integrales, incentivamos la producción de ácidos grasos de cadena corta, que son cruciales para protegernos de estos patógenos.

Resistencia a los antibióticos y prevención de infecciones

La creciente resistencia a los antibióticos en bacterias como la Klebsiella representa un reto de salud pública distintivo. Este tipo de neumonía puede llevar a graves problemas, como meningitis e infecciones severas. Con el aumento de la resistencia, las opciones de tratamiento se ven limitadas, lo que hace que la prevención sea la estrategia más viable. Almieda señala que mitigar las oportunidades para que estas bacterias prosperen en el intestino es clave para reducir la incidencia de las infecciones.

En el estudio también se observó un aspecto interesante: se identificaron 172 especies de microbios intestinales que pueden coexistir con enterobacterias patógenas. A diferencia de lo que se pensaba anteriormente, que la competencia por los recursos alimenticios evitaría el establecimiento de bacterias nocivas, este nuevo hallazgo sugiere un escenario más complejo en el que algunas bacterias pueden coexistir sin conflicto. Esto plantea preguntas sobre la efectividad de los probióticos, ya que se ha demostrado que competir por nutrientes no es suficiente para eliminar a las bacteria dañinas por sí solas.

La conclusión a la que llegan los investigadores es que llevar a cabo cambios en el entorno intestinal a través de la dieta podría ser más beneficioso que simplemente introducir probióticos. El Dr. Qi Yin, otro de los autores del informe, destaca que es esencial estudiar a los patógenos en el contexto más amplio de su microbioma, en vez de tratarlos como entidades aisladas. De esta forma, podremos tener una visión más completa de cómo proteger nuestra salud intestinal y, por ende, nuestro bienestar general.

Al final del día, es evidente que el cuidado y la atención que prestemos a nuestra alimentación, y en particular a nuestra ingesta de fibra, no solo impactan nuestra salud intestinal, sino que también juegan un papel crucial en cómo nuestro organismo enfrenta amenazas externas, como las bacterias patógenas. Es un llamado importante a reflexionar sobre los hábitos alimenticios y su impacto en nuestra salud a largo plazo.

German Fuertes Otero
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CEO en PharmaSalud.net. Licenciado en medicina por la Stanford Medicine: Stanford, California, US, Máster en University of Cambridge: Cambridge, Cambridgeshire, GB y University of Oxford: Oxford, Oxfordshire, GB. Doctorado en Harvard University Harvard Catalyst: Cambridge, MA, US

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