Congelar el pan mejora su valor nutricional y beneficia la salud intestinal

Actualizado el 22 de marzo de 2025 por Carlos José Belmonte López

Congelar los alimentos es una costumbre arraigada en España, que, de acuerdo con la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), asegura que este método de conservación no solo es seguro, sino que también ayuda a prolongar la vida útil de los alimentos y a reducir el desperdicio alimentario. Es importante destacar que, siempre que se realice correctamente, «la congelación no supone la pérdida de nutrientes».

Beneficios de la congelación para la salud

Esta afirmación es clave para entender que congelar los alimentos no solo es práctico, sino que, en algunos casos, este proceso puede aportar beneficios adicionales para la salud. La AESAN señala que «si los alimentos se mantienen a temperaturas constantes de -18 °C o inferiores, se inactivan los microorganismos que los alteran y que pueden provocar enfermedades».

El caso del pescado y el pan

Por ejemplo, en el caso del pescado, la congelación es esencial para eliminar parásitos como el anisakis. En otros alimentos como el pan, su estructura se modifica y se vuelve más beneficiosa. El almidón, presente en la harina de trigo, pasa por un proceso de retrogradación, convirtiéndose en una «especie de fibra» que el intestino no puede absorber por completo. Este es un buen ejemplo de cómo la congelación puede transformar los alimentos positivamente.

Según un informe sobre el consumo alimentario en España de 2022, cada español consume, en promedio, aproximadamente 27,94 kilos de pan al año. Aunque esta práctica es popular, no siempre se realiza de la manera más saludable. A menudo, optamos por opciones que no son las más beneficiosas o, debido al tiempo limitado, recurrimos a congelar el pan, perdiendo la ventaja de comerlo caliente.

Las ventajas de congelar el pan

Sin embargo, lejos de lo que se pueda pensar, congelar el pan aporta importantes beneficios para la salud. El motivo radica en su composición: la harina de trigo está compuesta en un 80% de almidón. Al congelarlo, se produce un cambio en la estructura del almidón, convirtiéndose en una «especie de fibra» que no se digiere completamente.

Esta modificación impacta positivamente en varios aspectos del organismo, como el metabolismo, los niveles de azúcar en sangre y la salud intestinal, tal como explica la farmacéutica Helena Rodero.

Índice glucémico y saciedad

Uno de los principales beneficios de congelar el pan es la reducción de su índice glucémico. Este índice es una medida que indica la rapidez con la que un alimento eleva la glucosa tras su consumo. Cuando congelamos el pan y luego lo descongelamos, los almidones se transforman, volviéndose más resistentes a la digestión rápida.

Esto significa que el pan liberará su energía de forma más lenta y gradual, evitando los picos bruscos de glucosa que suelen estar asociados con alimentos ricos en carbohidratos refinados. Este fenómeno favorece una mejor gestión de la energía y una mayor sensación de saciedad.

Este mismo principio se observa en otros alimentos, como el arroz y las patatas. La Boticaria García explica que «si una vez cocidos, los enfriamos, el almidón sufrirá un nuevo cambio en su estructura, lo que lo convertirá en almidón resistente». Este tipo de almidón es menos accesible para las enzimas digestivas, lo que reduce la cantidad de energía que el cuerpo extrae del alimento.

La reducción del índice glucémico no es solo beneficiosa para quienes lidian con diabetes o resistencia a la insulina, sino que esto también puede ser útil para quienes buscan mantener un peso saludable. Al disminuir los picos de glucosa, el cuerpo libera menos insulina, que en exceso puede favorecer el almacenamiento de grasa.

Además, este tipo de almidón satisface más que el almidón normal, ya que su digestión más lenta prolonga la sensación de plenitud, ayudando así a moderar la ingesta calórica.

Impacto en la salud intestinal

Otro aspecto interesante de congelar el pan es su impacto en la salud intestinal. Al convertir parte del almidón en almidón resistente, se genera una substancia que actúa como prebiótico, alimentando las bacterias beneficiosas del intestino.

Este almidón no se digiere en el intestino delgado; llega al colon intacto, donde fermenta y promueve el crecimiento de la microbiota intestinal. Esto no solo mejora la digestión, sino que también fortalece el sistema inmunológico y reduce la inflamación intestinal.

Recomendaciones para una congelación segura

Aunque la congelación es un método seguro y efectivo, debe realizarse correctamente para evitar riesgos. La experta Blanca García-Orea indica que lo ideal es congelar, almacenar y descongelar los alimentos dentro de unos periodos concretos para preservar su integridad nutricional.

Mientras que el parásito Anisakis se elimina al congelar el pescado, muchas bacterias y microorganismos pueden entrar en un estado de latencia. Esto significa que no provocan intoxicaciones mientras los alimentos están congelados, pero pueden reactivarse al descongelarse.

  • Platos elaborados como guisos, purés o sopas: 3 meses.

  • Carne picada cruda: 3-4 meses.

  • Carne cruda grasa: 4 meses.

  • Carne cruda de aves: 6-9 meses.

  • Pescados blancos crudos: 4-6 meses.

  • Pescados azules crudos: 2-3 meses.

  • Mariscos crudos: 3-6 meses.

  • Conservas de pescado abiertas: 2 meses.

  • Pan: 3 meses.

  • Embutidos: 1-2 meses.

  • Frutas y verduras: 8-12 meses.

Además, la AESAN destaca que ciertos alimentos no deben congelarse, incluso si son seguros, porque pierden cualidades de sabor o textura, como las verduras que se consumen crudas (lechuga o tomate) y los huevos con cáscara. Estos aspectos son fundamentales para mantener una buena calidad alimentaria.

Finalmente, desde la AESAN también enfatizan la importancia de utilizar envases herméticos o bolsas con cierre seguro para la congelación, garantizando así la calidad y seguridad alimentaria. Todo este proceso está detallado en su página web para aquellos que deseen profundizar en el tema.

German Fuertes Otero
German Fuertes Oterohttps://www.google.com/search?kgmid=/g/11p5t5jsss
CEO en PharmaSalud.net. Licenciado en medicina por la Stanford Medicine: Stanford, California, US, Máster en University of Cambridge: Cambridge, Cambridgeshire, GB y University of Oxford: Oxford, Oxfordshire, GB. Doctorado en Harvard University Harvard Catalyst: Cambridge, MA, US

Aunque pueda contener afirmaciones, datos o apuntes procedentes de instituciones o profesionales sanitarios y la información contenida en PharmaSalud esté redactada por profesionales en medicina, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.

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