Actualizado el 17 de diciembre de 2024 por Carlos José Belmonte López
Si eres amante de la comida japonesa, probablemente ya conoces las algas nori, un ingrediente esencial en la elaboración del sushi. Sin embargo, estas algas pertenecen a una amplia variedad de más de sesenta tipos que se consumen en Japón y que también han encontrado su lugar en otras poblaciones asiáticas. Fuera del continente asiático, las algas marinas han ganado popularidad por ser altamente nutritivas, ricas en minerales y fibra dietética, además de bajas en calorías. Esta riqueza de nutrientes las convierte en un alimento versátil que también se utiliza en la industria de la belleza, en productos como champús y cosméticos.
La composición nutritiva de las algas
Las algas marinas crecen en el océano y fotosintetizan de manera similar a las plantas terrestres. Se consideran un recurso sostenible, ya que su cultivo tiene un bajo impacto ambiental. En el mundo de las algas, existen tres tipos principales: verdes (como las nori), pardas (wakame) y rojas (funori). El color de las algas varía en función de la cantidad de luz solar que reciben en diferentes profundidades del mar.
Según Aina Candel, nutricionista del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunitat Valenciana (CoDiNuCoVa), en España se consumen principalmente algas nori, wakame y dulse. “La nori es frecuentemente utilizada en sushi, mientras que el wakame es ideal para ensaladas y sopas, convirtiéndose en un excelente aliado nutritivo en la cocina”, explica. Candel destaca que las algas son “ricas en nutrientes esenciales, como proteínas, fibra, vitaminas A, C, E y varias del grupo B, así como minerales como yodo, calcio, hierro y magnesio, además de antioxidantes y ácidos grasos omega-3 que benefician la salud cardiovascular”.
Beneficios para la salud de las algas marinas
Una de las ventajas más destacadas de las algas es su contenido en fibra dietética soluble, que ayuda a aumentar la sensación de saciedad, regula el tránsito intestinal y promueve la excreción del colesterol. Candel añade que el consumo de algas puede ser beneficioso para la salud digestiva, gracias a su alto contenido en fibra. Además, son importantes para la salud tiroidea, debido a su contenido de yodo, y pueden contribuir a mejorar la salud cardiovascular y a fortalecer el sistema inmunológico.
Precauciones en el consumo de algas
A pesar de los múltiples beneficios de las algas, su ingesta excesiva puede traer consigo ciertos inconvenientes. Por un lado, existe el riesgo de una ingesta elevada de yodo, lo que podría afectar la función tiroidea, como advierte Candel. Además, algunas algas pueden contener metales pesados si provienen de aguas contaminadas, por lo que es crucial elegir algas de fuentes confiables.
- Personas con disfunción tiroidea o que estén bajo tratamiento con medicamentos que contengan yodo deben tener especial cuidado.
- Los niños, ya que no hay suficiente evidencia sobre los efectos de las algas en la población infantil; así como mujeres embarazadas o en periodo de lactancia.
Desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) también se ha advertido sobre el contenido significativo de cadmio en algunas algas pardas, como el wakame, y en las algas rojas, como la nori, recomendando, por tanto, su consumo de manera moderada.
¿Cómo incorporar las algas a la dieta?
Las algas pueden ser un excelente complemento alimenticio en tu dieta. Tal como indica Candel, su sabor es ligero y marino, lo que permite que se integren fácilmente en diversos platos. Puedes añadirlas a una sopa de miso o combinarlas con otros ingredientes para facilitar su consumo.
“Algunas algas, como la nori, se pueden usar secas para envolver sushi, mientras que otras, como el wakame, se pueden rehidratar en agua caliente antes de añadirlas a ensaladas o sopas. También son una buena opción para incorporarlas en guisos o como acompañamiento en otros platillos. Es recomendable seguir las instrucciones de preparación que se encuentran en el embalaje”, concluye Candel.
Las algas tienen un lugar importante en nuestra dieta, gracias a sus múltiples beneficios nutricionales. Sin embargo, la clave está en disfrutar de ellas con moderación, eligiendo opciones de calidad y prestando atención a las recomendaciones de consumo. Así, podrás aprovechar su riqueza sin comprometer tu salud.