Actualizado el 23 de marzo de 2025 por Carlos José Belmonte López
La microbiota intestinal, un conjunto diverso de microorganismos que habita en nuestro sistema digestivo, juega un papel crucial en el mantenimiento de la salud. Tal y como indica Miguel Gueimonde, miembro de la Sociedad Española de Microbiota, Probióticos y Prebióticos (SEMiPyP), en las últimas dos décadas se ha acumulado evidencia que subraya su importancia. “La microbiota intestinal resulta un actor de gran importancia en el mantenimiento de la salud debido a su papel en la homeostasis fisiológica del individuo”, afirma Gueimonde.
Los beneficios del kéfir y otros lácteos fermentados
El consumo de kéfir, así como otros productos lácteos fermentados, proporciona múltiples beneficios para la microbiota intestinal. Gueimonde explica que esta microbiota es variable y está influenciada por diferentes condiciones ambientales y nutricionales a lo largo del tracto gastrointestinal. Por ejemplo, la composición de la microbiota en la boca difiere de la del estómago o el colon, siendo este último el hábitat más poblado y el más estudiado.
Gueimonde continúa, destacando que “se ha observado que los hábitos de vida modernos están produciendo una pérdida de la diversidad de la microbiota intestinal”, lo cual pone de relieve la importancia de los alimentos fermentados, con los lácteos desempeñando un papel crucial en la restauración de esta diversidad perdida. Al adoptar un enfoque más consciente sobre la alimentación, la administración de microorganismos vivos, como ocurre con el consumo de kéfir y otros lácteos, está cobrando una relevancia creciente.
La historia y la ciencia detrás de los productos lácteos fermentados
Los productos lácteos fermentados han sido parte integral de la dieta desde los albores de la civilización. De hecho, existen evidencias arqueológicas que datan el consumo de leche y derivados de hace más de 7,000 años. Pero, ¿qué significa realmente «fermentación»? Este término se refiere a un proceso biológico donde microorganismos, como bacterias, levaduras o mohos, descomponen sustancias orgánicas en ausencia de oxígeno, lo que resulta en productos como el yogur, el kéfir y el queso.
Según Gueimonde, “la leche es un alimento con un elevado valor nutricional, por lo que su disponibilidad despertó el interés por el desarrollo de tecnologías que permitieran conservar sus nutrientes durante más tiempo. En este contexto, la fermentación adquiere una gran relevancia”. El experto añade que “resulta muy probable que la fermentación de la leche para elaborar productos como yogur, kéfir o queso haya sido una de las primeras tecnologías desarrolladas en el ámbito de la alimentación”.
El kéfir: un tesoro nutricional del Cáucaso
El kéfir es una bebida originaria de la región del Cáucaso que se obtiene mediante la fermentación de un hongo con leche, agua o té. El tipo de kéfir más común es el de leche, donde el hongo, que tiene una apariencia similar a la coliflor, se alimenta de leche fresca de cabra o vaca, lo que provoca su fermentación.
El resultado es una bebida rica en fermentos y nutrientes, que no solo ofrece un sabor característico, sino que también tiene un impacto positivo en nuestra salud digestiva. Entre sus beneficios, se encuentra la capacidad de mejorar la flora intestinal, lo que puede traducirse en una mejor digestión y una mayor resistencia a enfermedades.
Función de la microbiota en el sistema inmunológico
El impacto positivo de la microbiota intestinal no se limita solo a la digestión. Como señala Gueimonde, “la interacción de la microbiota con el sistema inmune ayuda en la correcta maduración del mismo y en el equilibrio de las respuestas inmunológicas”. Además, algunos microorganismos del intestino producen sustancias antimicrobianas que pueden inhibir el crecimiento de microorganismos patógenos, contribuyendo así a la función de barrera del intestino.
Este dato resalta no solo la importancia de mantener una microbiota saludable, sino también la relevancia de los alimentos fermentados en la dieta moderna. Introducir productos como el kéfir no solo beneficia nuestra salud física, sino que también puede ser un paso hacia una mayor conciencia sobre nuestras elecciones alimentarias y su impacto en nuestro bienestar general.
En resumen, los lácteos fermentados, y en particular el kéfir, no son solo productos sabrosos, sino verdaderos aliados para nuestra salud intestinal y general. Integrar estos alimentos en nuestra dieta puede ayudarnos a mejorar la diversidad y la función de nuestra microbiota, promoviendo una vida más saludable.