Di sí a la fructosa natural y evita la artificial para prevenir el cáncer

Actualizado el 12 de diciembre de 2024 por Carlos José Belmonte López

Una de las enfermedades que más temor genera al escucharla en la consulta del médico es el cáncer. Su incidencia ha aumentado en los últimos años, y se espera que para 2050 los diagnósticos superen los 35 millones en todo el mundo. Para intentar esquivar su aparición, cada vez más personas deciden introducir cambios en su alimentación. La ciencia respalda esta estrategia, puesto que la dieta es el principal factor modificable para reducir el riesgo de esta enfermedad tan agresiva. Además, mantener buenos hábitos alimenticios puede ser beneficioso incluso una vez que se ha diagnosticado el cáncer.

La fructosa solo es peligrosa en exceso

La fructosa es un azúcar natural que se encuentra en frutas, verduras y miel. Consumida en este estado, como en una manzana o unos dátiles, no representa un riesgo para la salud. Sin embargo, el panorama cambia drásticamente cuando se ingiere como parte del jarabe de maíz con alto contenido en fructosa, común en productos de bollería, bebidas carbonatadas, cereales procesados, fiambres, yogures, entre otros.

Investigaciones previas han vinculado el consumo de este tipo de azúcar con múltiples enfermedades, como diabetes tipo 2, Alzheimer, hepatopatía grasa y, más recientemente, cáncer. Según el doctor Gary Patti, catedrático de Química en la Universidad de Washington y autor del estudio mencionado, “lo que ha cambiado en las últimas décadas (desde los años 70) es que comenzamos a usarla como edulcorante artificial en alimentos procesados, exponiendo a muchas personas a niveles más altos de lo que el cuerpo está preparado para manejar.”

Sustancia alimentaria que alimenta al tumor

Un nuevo estudio realizado en modelos animales sugiere que una sustancia presente en diversos alimentos podría "dar de comer" al cáncer y engordar los tumores. Este hallazgo, liderado por investigadores de la Universidad de Washington en San Luis (Estados Unidos), relaciona un alto consumo de fructosa, el azúcar que se encuentra en las frutas, con el crecimiento de tumores cancerosos. Durante el experimento, los animales fueron alimentados con una dieta rica en fructosa, y se demostró que la fructosa dietética puede promover el crecimiento tumoral en modelos de melanoma, cáncer de mama y cáncer de cuello de útero.

«Hace más de un siglo sabemos que las células cancerosas son adictas a la glucosa», indicó Patti. «Es plausible que también utilicen la fructosa de forma similar». Los investigadores descubrieron que el hígado convierte la fructosa en lisofosfatidilcolinas (LPC), un tipo de lípido asociado con la inflamación y que favorece la replicación de las células cancerosas.

Alimentos procesados y el riesgo de cáncer

Expertos como el Dr. Anton Bilchik, oncólogo quirúrgico en el Providence Saint John’s Cancer Institute, advierten que la investigación proporciona un posible mecanismo que explica por qué los alimentos procesados, ricos en fructosa, podrían aumentar el riesgo de cáncer. «Ahora estamos viendo un aumento masivo de cáncer colorrectal en jóvenes, algo relacionado con alimentos ultraprocesados. Esto subraya la necesidad de evitar edulcorantes artificiales siempre que sea posible», señaló.

El estudio plantea un mensaje claro: mientras los efectos de la fructosa natural presente en las frutas son seguros, el abuso de azúcares artificiales que se encuentran en productos procesados puede tener graves implicaciones para la salud. Moderar su consumo podría marcar una diferencia crucial en la prevención de enfermedades.

Recomendaciones para una alimentación saludable

Según Monique Richard, nutricionista registrada, la mejor manera de limitar la ingesta de fructosa perjudicial es optar por alimentos naturales sin procesar. “Di sí a la fructosa de frutas y verduras, y no, gracias, a la fructosa de alimentos procesados”, aconsejó. Además, resaltó la importancia de leer etiquetas para identificar azúcares ocultos y no caer en estrategias de marketing engañosas.

La alimentación es un aspecto clave en la prevención de enfermedades tan graves como el cáncer. Adoptar hábitos saludables y estar informado sobre el contenido de los alimentos que consumimos puede ser una herramienta poderosa para proteger nuestra salud a largo plazo.

Para concluir, el aumento de casos de cáncer a escala global destaca la necesidad urgente de replantear nuestros hábitos alimenticios. A medida que la evidencia científica avanza, se hace más importante considerar qué tipos de azúcares estamos ingiriendo y cómo afectan nuestra salud. Optar por una dieta rica en alimentos integrales y baja en productos procesados puede ser un paso fundamental para reducir el riesgo de enfermedades graves en el futuro.

German Fuertes Otero
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CEO en PharmaSalud.net. Licenciado en medicina por la Stanford Medicine: Stanford, California, US, Máster en University of Cambridge: Cambridge, Cambridgeshire, GB y University of Oxford: Oxford, Oxfordshire, GB. Doctorado en Harvard University Harvard Catalyst: Cambridge, MA, US

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