Dieta mediterránea: la clave para prevenir hasta el 40% de los cánceres según experta

Actualizado el 7 de diciembre de 2024 por Carlos José Belmonte López

Una correcta nutrición es fundamental no solo para prevenir enfermedades, sino también para mejorar la calidad de vida durante tratamientos médicos. La especialista en nutrición oncológica, María José Villanueva, del Instituto Médico de Oncología Avanzada (INMOA) y del Centro Nacional de Prevención del Cáncer (CNPC), establece que la alimentación tiene un papel crucial en la lucha contra el cáncer. “La alimentación es un determinante para, muchas veces, que el paciente pueda afrontar todo el tratamiento que necesita”, explica.

Evitar la desnutrición

Villanueva destaca que el 80% de los pacientes con cáncer avanzado sufren desnutrición relacionada con la enfermedad. Este hecho es alarmante, ya que la desnutrición puede convertirse en un factor limitante para continuar con los tratamientos. “Se trata de evitar que el paciente se desnutra porque si llega a una desnutrición importante, ese puede ser el factor limitante para que se le pueda seguir tratando”, añade la dietista.

Una buena nutrición, guiada por un nutricionista oncológico, no solo ayuda a los pacientes a afrontar cirugías de manera más efectiva, sino que también les permite mantener su masa muscular a través de ejercicio físico. Villanueva sugiere que los pacientes deben dejar de lado los consejos de familiares y acudir a expertos para evitar caer en mitos alimenticios. “Cuando a un paciente le diagnostican cáncer, todo su entorno empieza a decirle lo que tiene que comer”, señala. “El dietista-nutricionista le acompaña hasta la mesa casi, le aporta recetas, menús y le da pistas de cómo combinar los alimentos”.

Una alimentación sana y equilibrada previene el cáncer

Además, Villanueva enfatiza que hasta un 40% de los tumores diagnosticados podrían evitarse con una nutrición adecuada y, sobre todo, sostenida en el tiempo. Esto implica que no solo es importante adoptar un patrón de alimentación saludable, sino que también es vital mantenerlo durante años. “Debemos hacerlo durante años y años”, puntualiza.

En este contexto, la dieta mediterránea destaca por ser la opción más estudiada, con “la evidencia científica más sólida y rigurosa en la prevención del cáncer”. Aunque hay otras dietas saludables, Villanueva aclara que no han sido investigadas con la misma profundidad a través de ensayos clínicos aleatorizados. “Los estudios observacionales indican tendencias, pero no establecen relaciones causa-efecto como lo hacen los ensayos clínicos”, explica.

Alimentos que la nutricionista oncológica nunca tomaría a diario

A la hora de hablar de alimentos, Villanueva señala qué productos evitar en el día a día. Por ejemplo, el azúcar y los alimentos que lo contienen son muy limitados en su alimentación. “No hay que ir a los extremos. Una alimentación equilibrada permite de forma ocasional disfrutar de ciertos alimentos”, aclara, aunque subraya la importancia de mantener un patrón nutricional saludable.

Las etiquetas de los productos son clave, y la nutricionista busca que contengan “5 gramos como mucho de azúcar por cada 100 gramos de producto”, tales como galletas o pastelería industrial. Además, opta por yogures naturales sin azúcar y elige smoothies de frutas y verduras en lugar de zumos, para beneficiarse de la fibra. “Lo que quiero es tomar fructosa con fibra para que me ayude a digerir de una manera saludable”, aclara.

Entre los alimentos que evita están las carnes procesadas, las pizzas, lasañas y snacks similares, que suelen tener altos niveles de sal y azúcar. “Prefiero tomar solo carne fresca de una carnicería de confianza”, dice. “La carne roja no la debemos demonizar, pero hay que consumirla con menos frecuencia; podemos incluirla dos veces a la semana”. También se recomienda optar por el pan integral en lugar del blanco y consumir pasta y arroz integrales.

Otros hábitos que previenen enfermedades

Más allá de la selección de alimentos, Villanueva identifica tres hábitos importantes para la prevención del cáncer. Primero, es fundamental variar en las comidas para evitar la monotonía. En segundo lugar, aboga por tomar raciones razonables: alrededor de 150 gramos de carne y un mínimo de 200 gramos de pescado por comida. Por último, recalca la importancia de cocinar uno mismo y disfrutar de la experiencia de cocinar en casa, argumentando que “recuperar el placer de cocinar es ganar salud a borbotones”.

Concluyendo su análisis, Villanueva subraya que una nutrición adecuada no solo tiene beneficios en la prevención del cáncer, sino que también es clave en el tratamiento, ayudando a los pacientes a mantener su fortaleza y bienestar durante procesos difíciles. En un mundo donde la alimentación está llena de mitos y desinformación, acudir a un experto puede marcar la diferencia entre un tratamiento efectivo y la falta de energía necesaria para enfrentarlo.

Carlos José Belmonte López
Carlos José Belmonte Lópezhttps://www.google.com/search?kgmid=/g/11rcl91syn
Licenciado en farmacia por la Universidad CEU San Pablo y Máster en la Universidad Pontificia Comillas de Madrid. Doctorado y comprometido con la Salud Humana

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