Actualizado el 13 de diciembre de 2024 por Carlos José Belmonte López
El vino, una de las bebidas alcohólicas más consumidas a nivel mundial, ha sido parte de la cultura humana durante miles de años. Especialmente en la dieta mediterránea, el vino tiene un lugar destacado. En 2023, España ocupó la séptima posición en el consumo de vino por habitante, promediando 20,75 litros anuales por persona. Sin embargo, el consumo de esta bebida plantea una duda: ¿puede el vino ser realmente beneficioso para la salud? La Organización Mundial de la Salud nos recuerda que, el alcohol, cuanto menos, mejor. Así que, vale la pena explorar si los posibles beneficios del vino justifican su consumo regular.
¿Deberíamos beber vino para tener una mejor salud?
Disfrutar de una copa de vino ocasionalmente puede ser compatible con un estilo de vida saludable. No obstante, es fundamental aclarar que no es necesario comenzar a beber vino para obtener los beneficios mencionados a continuación. Si bien el vino puede ofrecer ciertos beneficios para la salud, hay otros alimentos, como bayas, nueces, aceite de oliva y vegetales, que también son ricos en antioxidantes y no conllevan los riesgos que se asocian con el consumo de alcohol, como trastornos del sueño o dependencia.
El vino aporta antioxidantes
El vino tinto y el vino blanco tienen perfiles similares en términos de contenido alcohólico, pero el vino tinto se destaca por su mayor cantidad de antioxidantes. Estos compuestos son los responsables de muchos de sus beneficios para la salud. “El vino tinto tiene potentes antioxidantes, como el resveratrol, que han demostrado mejorar la salud del corazón al reducir el estrés oxidativo en el cuerpo”, afirma Randy Gould, cardiólogo de Manhattan Cardiology. También contiene taninos, que son compuestos que podrían proporcionar beneficios adicionales, especialmente para el órgano cardíaco.
Sin embargo, si prefieres el vino blanco, deberías tener en cuenta que, aunque tiene antioxidantes, su efectividad no es tan fuerte como la del vino tinto. “El vino blanco tiene antioxidantes, pero no son tan poderosos, por lo que no produce los mismos efectos beneficiosos para el corazón”, añade Gould.
Puede favorecer la salud del corazón
Existen estudios que han vinculado el consumo moderado de vino tinto con la salud cardiovascular. Esto incluye la reducción de los niveles de colesterol LDL, conocido como «el malo», además de una mejor presión arterial y un funcionamiento vascular más eficiente. «Los antioxidantes, como el resveratrol y los flavonoides presentes en el vino tinto, pueden ayudar a mejorar la salud del corazón al promover la salud de los vasos sanguíneos y reducir el riesgo de formación de coágulos de sangre», explica Manaker.
Podría reducir la inflamación en el cuerpo
“El vino tinto también ha demostrado tener efectos antiinflamatorios”, indica Randy Gould. Un estudio reciente encontró que consumir vino tinto puede reducir marcadores específicos de inflamación relacionados con condiciones como la aterosclerosis. Este beneficio se aplica a adultos sanos, pero no necesariamente a aquellos con un alto riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares.
Riesgos asociados al consumo de vino
A pesar de los posibles beneficios, es importante considerar los riesgos que puede conllevar el consumo de vino. Estos riesgos pueden superar los beneficios, como se detalla a continuación:
Puede alterar su sueño
Aunque para muchos una copa de vino en la noche parece relajante, puede interferir con la calidad del sueño. Investigaciones han demostrado que el alcohol puede retrasar y acortar las fases de sueño REM, una etapa crucial para la recuperación y la consolidación de recuerdos. Cuanto más alcohol consumen las personas, más se agrava su calidad de sueño.
Puede interactuar con sus medicamentos
Según Manaker, “el vino puede interactuar con ciertos medicamentos, provocando efectos adversos o disminuyendo su eficacia”. Esto incluye tratamientos para alergias, ansiedad y trastornos del sueño, entre otros. Consultar con un profesional de la salud es esencial para evitar interacciones peligrosas.
Puede aumentar el riesgo de cáncer
El consumo de alcohol está clasificado como un posible cancerígeno por la Agencia Internacional para la Investigación contra el Cáncer. “El consumo excesivo o prolongado de alcohol se ha relacionado con un mayor riesgo de desarrollar varios tipos de cáncer”, alerta Manaker. Esto incluye cánceres de boca, esófago, hígado y mama, entre otros.
Puede causar dependencia del alcohol
Desde luego, uno de los riesgos más evidentes es la posibilidad de desarrollar dependencia del alcohol. Algunos factores de riesgo incluyen iniciar el consumo de alcohol antes de los 15 años y antecedentes familiares de problemas con el alcohol.
Podría aumentar el riesgo de sufrir problemas cardíacos
Aunque hay evidencia que sugiere que el consumo moderado de vino puede ser beneficioso para la salud del corazón, el consumo excesivo puede elevar el riesgo de problemas cardiovasculares. “Beber en exceso puede aumentar la presión arterial, los niveles de triglicéridos y promover la inflamación, lo que a su vez aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares”, concluye la dietista de cardiología preventiva Michelle Routhenstein.
En resumidas cuentas, el vino puede tener algunas ventajas para la salud, especialmente el tinto, pero también conlleva importantes riesgos que no deben ser pasados por alto. Es fundamental tomar decisiones informadas sobre su consumo, equilibrando los posibles beneficios y desventajas, y siempre considerando una perspectiva amplia sobre la salud y la nutrición.