Evita el frío en tu cocina: la patata y la cebolla se vuelven tóxicas en la nevera

Actualizado el 19 de diciembre de 2024 por Carlos José Belmonte López

El almacenamiento adecuado de los alimentos es fundamental para mantener su frescura, sabor y, sobre todo, evitar problemas de salud. Una pregunta común que muchos se hacen es: ¿es seguro guardar alimentos en la nevera? La respuesta no es tan simple, ya que existe una variedad de productos que no solo pierden sus propiedades en el frigorífico, sino que pueden volverse potencialmente peligrosos. A continuación, exploraremos algunas de estas consideraciones relevantes y consejos prácticos.

El frío como aliado y enemigo

El frío actúa como un aliado en la conservación de los alimentos. Este se convierte en un factor crucial, puesto que la acción de las bacterias es más activa a temperatura ambiente. Principalmente, se observa que a partir de los 5 grados y hasta los 65, la mayoría de los microorganismos potencialmente patógenos se multiplican a gran velocidad. Aunque el frío no destruye estos microorganismos, sí ralentiza o detiene su desarrollo. Por eso, guardar los alimentos en la nevera es una forma segura de conservarlos.

Sin embargo, no todos los alimentos deben guardarse en el frigorífico. Hay ciertos productos que sufren cambios importantes en sabor y textura, y otros que, además, pueden volverse tóxicos si se almacenan incorrectamente. Por ejemplo, algunos microorganismos, como los mohos, se desarrollan más fácilmente en ambientes húmedos, lo que puede ocurrir en las condiciones de una nevera.

Alimentos que pierden el sabor por guardarse en la nevera

Entre la lista de alimentos que no deben almacenarse en la nevera por cambios en su sabor o textura se encuentra el chocolate. Si se introduce en el frío, este puede perder su sabor característico, por lo que es mejor guardarlo en una despensa a temperatura ambiente y alejado de la luz.

El jamón serrano también se ve afectado por el frío, ya que altera su sabor. Por ello, lo más recomendable es mantener las lonchas envueltas en papel film a temperatura ambiente, siempre que no haga calor extremo.

Entre las verduras, los tomates son otro ejemplo de lo que sucede cuando se guardan en la nevera. Al hacerlo, tienden a perder su aroma y sabor. De igual manera, los plátanos deberían mantenerse fuera, idealmente envueltos en papel de aluminio en la punta, lo que ayuda a prolongar su frescura.

Respecto a la miel, aunque muchas personas tienden a guardarla en la nevera, lo más aconsejable es mantenerla en la despensa. Este método asegura que no se pierdan sus propiedades beneficiosas.

En cuanto a los quesos, es importante comprender que hay algunas variedades que deben estar en el frigorífico, como los frescos. No obstante, los quesos curados pueden mantenerse en un lugar fresco y seco dentro de una quesera. Al introducir estos quesos en el refrigerador, corren el riesgo de resecarse y perder sabor.

Por último, el pan es un alimento que tampoco debe guardarse en la nevera, ya que tiende a estropearse más rápidamente. Lo ideal es conservarlo en un lugar fresco y seco o en el congelador.

Alimentos tóxicos

Pasando a los alimentos que pueden volverse dañinos en el frío, uno de los ejemplos más destacados es la patata. Este tubérculo reacciona negativamente a las bajas temperaturas, volviéndose harinoso debido a una modificación en su composición química. Sus almidones se transforman en azúcares, cambiando no solo la textura, sino también dando lugar a la formación de compuestos potencialmente tóxicos cuando se cocinan a altas temperaturas, como sucede al freírlas.

Otro alimento que no se debe poner en la nevera es la cebolla. El exceso de humedad en esta verdura puede dar lugar a la proliferación de esporas de hongos, conocidas como micotoxinas, que son dañinas para la salud y pueden ocasionar problemas gastrointestinales si se ingieren. Por esta razón, es crucial que tanto las patatas como las cebollas se conserven en un lugar fresco, seco y alejado de la luz, como una alacena, y nunca juntas. Esto se debe a que ambos producen gas etileno, acelerando el proceso de maduración y deterioro.

Finalmente, los ajos también deben mantenerse alejados del frío. Su contacto con bajas temperaturas y humedad puede provocar el desarrollo de moho, además de afectar su textura y sabor, volviéndose gomosos y amargos. Para prevenir estos problemas, es mejor conservarlos en un recipiente seco y alejado de la luz.

Conclusión

Conservar adecuadamente los alimentos no solo asegura su frescura, sino que también evita riesgos para la salud. La nevera es una excelente opción para muchos productos, pero no para todos. A través de esta guía, hemos revisado cuáles son los alimentos que se pueden almacenar a temperatura ambiente y aquellos que, cuando se refrigeran, sufren cambios adversos o se vuelven tóxicos. Al conocer estos detalles, tomaremos decisiones más informadas en nuestras compras y en la cocina. ¿Tu despensa está lista para asegurar la mejor conservación de tus alimentos?

German Fuertes Otero
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CEO en PharmaSalud.net. Licenciado en medicina por la Stanford Medicine: Stanford, California, US, Máster en University of Cambridge: Cambridge, Cambridgeshire, GB y University of Oxford: Oxford, Oxfordshire, GB. Doctorado en Harvard University Harvard Catalyst: Cambridge, MA, US

Aunque pueda contener afirmaciones, datos o apuntes procedentes de instituciones o profesionales sanitarios y la información contenida en PharmaSalud esté redactada por profesionales en medicina, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.

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