Evita las bolsas de plástico: el error que reduce la vida útil de tus embutidos

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Actualizado el 17 de febrero de 2025 por Carlos José Belmonte López

Los embutidos son productos básicos en nuestra dieta. Son uno de los alimentos más empleados tanto en comidas como para picar entre horas. Su variedad permite a los consumidores elegir entre varios tipos, incluso dentro de una misma familia de embutidos. Además, estos alimentos aparecen como uno de los platos estrellas en las comidas familiares durante cualquier época del año.

Cómo conservar los embutidos según su categoría

No todos los embutidos son iguales, por lo que no se deben conservar de la misma manera. La conservación adecuada dependerá de sus propiedades. A continuación, se explican las mejores formas de conservar diferentes tipos de embutidos:

  • Embutidos cocidos: Variedades como mortadela, chorizo o salchichas tienen un alto contenido de agua, lo que las hace más perecederas. Para prolongar su frescura, deben permanecer en la nevera a una temperatura inferior a los 7ºC. Una opción adicional es colocarlos en la parte superior del frigorífico dentro de un recipiente hermético. Se recomienda consumirlos en pocos días.
  • Embutidos loncheados: Una vez cortados, lo mejor es apilarlos en capas, envolverlos con film y guardarlos en el frigorífico entre 4 y 8ºC. También se pueden congelar, pero deben descongelarse lentamente en la nevera para evitar que pierdan su textura.
  • Embutidos curados: Piezas como jamón, lomo o fuet no requieren refrigeración. Se conservan mejor en un lugar fresco, entre 15 y 20ºC, lejos de la luz solar y la humedad. Es ideal colgarlos con la parte cortada hacia abajo, cubriendo la zona expuesta con un poco de aceite de oliva y film. Además, deben mantenerse separados de otros embutidos curados para evitar la contaminación de sabores y olores.
  • Embutidos ahumados: Una vez abiertos, estos productos deben protegerse adecuadamente. Se pueden envolver en papel film o aluminio, como los loncheados, o guardarlos en un recipiente hermético para mantener su frescura.

El mayor error al conservar embutidos

Uno de los errores más comunes es almacenarlos en bolsas de plástico. Este material favorece la acumulación de humedad, lo que acelera su deterioro y puede provocar moho. En su lugar, lo ideal es utilizar envoltorios transpirables, como papel de estraza o film transparente, dependiendo del tipo de embutido que estemos manipulando.

Otros errores a evitar con el fiambre

Además del uso de bolsas de plástico, hay otras prácticas que pueden comprometer la calidad del embutido, tales como:

  • Guardar embutidos frescos en la nevera durante demasiado tiempo: Si no se van a consumir pronto, lo más recomendable es congelarlos.
  • Descongelar de forma acelerada: Sacar los embutidos del congelador y dejarlos a temperatura ambiente puede afectar su textura y sabor. Lo más adecuado es trasladarlos al frigorífico para que se descongelen lentamente.
  • Envolverlos en papel de periódico: La tinta de la impresión puede transferirse a los alimentos, lo que no es recomendable para el consumo.

¿Qué pasa con el queso?

La correcta conservación del queso dependerá de su variedad. Los quesos blandos contienen más agua y, por tanto, tienen una vida útil más corta. Generalmente, pueden durar alrededor de un mes en el frigorífico, siempre envueltos en film y preferiblemente colocados en el cajón de las verduras. Para disfrutar plenamente de su sabor, conviene sacarlos unas horas antes de consumirlos.

Sin embargo, para que todos los embutidos mantengan sus propiedades intactas, es fundamental conservarlos adecuadamente. Un descuido en este aspecto puede hacer que pierdan calidad o, peor aún, que se estropeen antes de tiempo. En este sentido, Carnicería Ángel, una empresa especializada del sector, revela el fallo común que se suele cometer y que reducirá la vida útil de los embutidos.

Es importante recordar que todos los embutidos pasan por un proceso de elaboración meticuloso para lograr su característico sabor y textura. Así que, cuidar de su conservación no solo prolonga su frescura, sino que también respeta el trabajo de los productores y la calidad del producto en la mesa.

Lomo doblado de Señorío de Montanera La Razón