Actualizado el 29 de noviembre de 2024 por Carlos José Belmonte López
El ejercicio es una de las herramientas más poderosas para mantener nuestra salud física y mental, especialmente en la etapa que rodea la perimenopausia y menopausia en las mujeres. A pesar de sus beneficios, las mujeres no suelen priorizar la actividad física sobre otras obligaciones diarias.
El impacto de no hacer ejercicio
La falta de ejercicio tiene consecuencias serias para la salud de las mujeres. A pesar de que las mujeres viven en promedio seis años más que los hombres, pasan una mayor proporción de su vida lidiando con problemas de salud. Esto incluye enfermedades cardíacas, diabetes y depresión, que suelen incrementarse durante las épocas de perimenopausia y menopausia.
Paradójicamente, un estudio de 2024 sugiere que las mujeres pueden obtener más beneficios que los hombres con la misma dosis de ejercicio. «Hacer algo es mejor que no hacer nada para ambos géneros», dice la Dra. Gulati, coautora del estudio. «Sin embargo, por razones que aún no comprendemos totalmente, las mujeres obtienen más beneficios».
¿Nos cuesta más a las mujeres?
La desigualdad en la práctica del ejercicio comienza desde la infancia. De acuerdo con la profesora Melissa Bopp, de la Universidad Estatal de Pensilvania, los niños tienen mayor acceso y frecuencia en el uso de instalaciones deportivas en comparación con las niñas.
Este desequilibrio continúa en la adultez, donde los hombres tienden a sentirse más cómodos en espacios de ejercicio como gimnasios o áreas de pesas, mientras que las mujeres a menudo enfrentan inseguridades al intentar ejercitarse en estos lugares.
El tiempo es el gran obstáculo
Danielle Friedman destaca el tiempo como uno de los principales obstáculos que enfrentan las mujeres para hacer ejercicio. Según un informe de 2024 del Gender Equity Policy Institute, las mujeres tienen un 13% menos de tiempo libre que los hombres debido a las responsabilidades domésticas y familiares. Desde los 35 años, las mujeres disponen de una hora menos de tiempo libre cada día en comparación con sus parejas masculinas.
Eve Rodsky, autora de Fair Play, indica que los hombres suelen elegir tareas que pueden programar alrededor de sus horarios, como cortar el césped o reparar algo en casa. En contraste, las mujeres asumen tareas que deben ajustarse a los horarios de los demás, como preparar las comidas para los hijos. Esta dinámica reduce la capacidad de las mujeres para controlar su tiempo y, a menudo, les deja sin espacio ni energías para dedicar al ejercicio.
La percepción del ejercicio
Además, las mujeres suelen ver el ejercicio como una obligación para perder peso en lugar de disfrutarlo. La Dra. Martha Gulati menciona que esta percepción limita el potencial del ejercicio como una herramienta para aliviar el estrés. «Si no encontramos alegría en el ejercicio, no buscaremos tiempo para ello», afirma.
Cómo superar las barreras para hacer ejercicio
- Encuentra un compañero o compañera de ejercicio. Tener una persona que te acompañe puede aumentar la motivación y crear un sentido de responsabilidad compartida, especialmente útil para aquellas que se sienten inseguras en ciertos entornos de ejercicio.
- Cambia la perspectiva. En lugar de considerar el ejercicio como un lujo o una tarea secundaria, es beneficioso enmarcarlo como parte esencial de la capacidad de cuidar de los demás. Según la Dra. Bopp, cuidar de tu cuerpo y mente te permite estar en mejores condiciones para apoyar a tu familia y seres queridos.
- Prioriza el movimiento diario. No es necesario pasar horas en el gimnasio para beneficiarte. Pequeñas sesiones de movimiento durante el día, como caminar, estirarse o practicar yoga, pueden ser muy efectivas y son un buen punto de partida para acostumbrarse al ejercicio.
- Celebra el progreso. Apreciar incluso los pequeños avances ayuda a mantener el hábito a largo plazo. Las mujeres que logran mantener rutinas de ejercicio regulares suelen ser las que se conceden flexibilidad y autoaceptación. Es crucial reconocer el valor de cuidar de la salud física y mental, no como un lujo, sino como una necesidad.
La necesidad de priorizar la actividad física
Según un artículo reciente de The New York Times, Let’s Get Physical: How Women Discovered Exercise and Reshaped the World, escrito por Danielle Friedman, solo el 33% de las mujeres cumple con las recomendaciones semanales de ejercicio aeróbico, en comparación con el 43% de los hombres.
Friedman relaciona esta discrepancia con desigualdades sociales, barreras emocionales y, fundamentalmente, la falta de tiempo, que afecta la capacidad de las mujeres para priorizar su bienestar físico sobre otras tareas cotidianas.