Los probióticos del queso podrían ser clave para mejorar el TEA según expertos

Actualizado el 16 de febrero de 2025 por Carlos José Belmonte López

El trastorno del espectro autista (TEA) es una afección neurológica que afecta a la interacción social, la comunicación y el comportamiento de una persona. Este trastorno tiene un impacto significativo, con más de 60 millones de personas afectadas en todo el mundo, y los diagnósticos continúan en aumento cada año. En España, las cifras aproximadas indican que cerca de medio millón de personas conviven con esta condición. Una de las claves más intrigantes en la investigación del TEA es la conexión entre el cerebro y la microbiota intestinal.

El papel del eje intestino-cerebro

Históricamente, el TEA se ha vinculado a factores tanto genéticos como ambientales. Sin embargo, estudios recientes han empezado a resaltar la importancia del eje intestino-cerebro, un sistema de comunicación bidireccional que conecta el tracto gastrointestinal y el sistema nervioso central. Las alteraciones en las bacterias intestinales se han asociado con trastornos del desarrollo neurológico, como la ansiedad y la depresión, lo que sugiere que nuestra salud intestinal podría tener un impacto más profundo de lo que se pensaba.

Investigaciones sobre probióticos

En este contexto, un equipo de científicos de la Academia China de Ciencias ha descubierto un posible aliado en el tratamiento del TEA: los probióticos presentes en el queso. Bajo la dirección de Zhao Fangqing, los investigadores exploraron la relación entre la salud intestinal y el autismo, basándose en la creciente evidencia que sugiere que la microbiota intestinal puede influir en la función cerebral, el estado de ánimo y la cognición.

Descubrimientos sorprendentes

Los hallazgos, publicados en la revista Cell Genomics, muestran mejoras significativas en el comportamiento social de ratones después de ser tratados con el probiótico Lactobacillus rhamnosus, que se utiliza comúnmente en la fermentación de productos lácteos como el queso Cabrales. Concretamente, el equipo de Fangqing se centró en el gen CHD8, fundamental para el desarrollo cerebral e intestinal. Las mutaciones en este gen son algunos de los marcadores genéticos más comunes asociados al autismo.

Al utilizar una técnica de secuenciación de ARN, los científicos crearon un modelo de ratón con deficiencia de CHD8 en células intestinales. Estos ratones presentaron características distintivas del TEA, incluyendo un menor interés en la interacción social y un desequilibrio en neurotransmisores clave, como el glutamato y el GABA, que son esenciales para la comunicación entre las neuronas.

Resultados prometedores

Después de un mes de suplementación diaria con Lactobacillus rhamnosus, los ratones mostraron una notable recuperación. Presentaron una plasticidad sináptica restaurada, lo cual es fundamental para el aprendizaje y la memoria, y se observó un aumento en las neuronas que indican actividad para Drd2, un neurotransmisor que regula la motivación social. Lo más asombroso fue que estos ratones comenzaron a mostrar interés en nuevos entornos sociales, un comportamiento que había estado deteriorado previamente.

Aunque la intervención probiótica se centró en las células intestinales, sus efectos se extendieron al cerebro, reforzando así la idea de que el intestino puede considerarse un "segundo cerebro". Este descubrimiento añade una dimensión importante a la comprensión del TEA.

Esperanzas para el futuro

A pesar de los avances prometedores, se requieren ensayos en humanos para validar la seguridad y la eficacia de esta intervención. No obstante, la investigación genera esperanzas significativas para las familias que enfrentan los desafíos del TEA, así como para otras condiciones como el Parkinson y la depresión.

Los investigadores sugieren que las terapias probióticas, si se demuestra su efectividad, podrían complementar las intervenciones conductuales y ofrecer un enfoque con efectos secundarios mínimos. Así, la salud intestinal podría convertirse en un nuevo frente en la lucha contra el TEA, transformando la manera en que entendemos y tratamos este trastorno.

Próximos pasos en la investigación

El siguiente paso para el equipo de Fangqing es profundizar en cómo las señales provenientes del intestino pueden influir en los circuitos cerebrales de manera más precisa. Este es un campo de investigación que todavía está en sus etapas iniciales, pero que promete abrir puertas para tratamientos innovadores y más efectivos en el futuro.

La relación entre lo que comemos y la salud mental es un tema fascinante que sigue evolucionando, y con cada nuevo descubrimiento, se refuerza la idea de que cuidar nuestra microbiota intestinal podría tener un impacto directo en nuestro bienestar emocional y cognitivo.

German Fuertes Otero
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CEO en PharmaSalud.net. Licenciado en medicina por la Stanford Medicine: Stanford, California, US, Máster en University of Cambridge: Cambridge, Cambridgeshire, GB y University of Oxford: Oxford, Oxfordshire, GB. Doctorado en Harvard University Harvard Catalyst: Cambridge, MA, US

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