Actualizado el 28 de diciembre de 2024 por Carlos José Belmonte López
La desnutrición relacionada con la enfermedad (DRE) se presenta como un desafío significativo en el ámbito hospitalario en España, afectando a uno de cada cuatro pacientes admitidos. Es especialmente preocupante entre aquellos con patologías complejas o graves, como el cáncer, enfermedades neurodegenerativas, respiratorias, psiquiátricas o renales. La DRE no solo tiene implicaciones sobre la salud física de los pacientes, sino que también está vinculada a peores resultados clínicos y a la aparición de complicaciones adicionales, como infecciones y caídas.
Impacto en la calidad de vida y resultados clínicos
La DRE merece atención prioritaria, ya que su impacto se traduce en una disminución considerable de la calidad de vida de los pacientes. Estos pueden experimentar una pérdida de movilidad y una respuesta menos efectiva a los tratamientos, lo que dificulta su recuperación. Esto es alarmante, dado que la intervención adecuada en el diagnóstico y la atención nutricional podría mejorar significativamente las perspectivas de estos pacientes.
Iniciativas para abordar la DRE
Desde el Foro Español de Pacientes (FEP), se han llevado a cabo esfuerzos durante tres años en colaboración con la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) y la Sociedad Española de Nutrición Clínica y Metabolismo (Senpe), que han dedicado dos décadas a la defensa de esta causa. Juntas, estas entidades han impulsado diversas iniciativas, comenzando con la presentación de un manifiesto en el Congreso de los Diputados en 2022.
Recientemente, se organizó un seminario en línea titulado «Impacto de la Desnutrición Relacionada con la Enfermedad en los pacientes», donde se exploró en profundidad cómo la DRE afecta a los pacientes y cómo una atención nutricional adecuada puede mejorar sus resultados.
Efectos de la desnutrición
Las consecuencias de la DRE son alarmantes y se manifiestan en cambios en la composición corporal, como pérdida de peso y masa muscular. Estos cambios inciden negativamente en la evolución de las enfermedades, provocando mayores tasas de complicaciones, ingresos hospitalarios prolongados y, en última instancia, mortalidad. Sin embargo, se observa que la DRE no se valora ni se trata con la seriedad que merece en el sistema sanitario actual.
Costes económicos de la DRE
No abordar la DRE implica también un impacto económico significativo en los servicios de salud y las familias. La utilización ineficiente de recursos, como hospitalizaciones innecesarias y atención urgente, podría generar un coste adicional de 1.143 millones de euros anuales. Por lo tanto, adaptar el sistema para incluir nuevos tratamientos ayudaría no solo a reducir estos costes, sino que también mejoraría la calidad de vida de los pacientes y sus cuidadores. Además, reduciría la ocupación de camas hospitalarias y, como consecuencia, las listas de espera.
La necesidad de una estrategia nacional
A pesar de la creciente evidencia sobre la importancia del tratamiento de la DRE, actualmente no existe una estrategia nacional que aborde el problema de la desnutrición ni una suficiente concienciación en el Sistema Nacional de Salud. Aunque el Ministerio de Sanidad emprendió esfuerzos en este sentido hace algunos años, la propuesta no llegó a publicarse. En este contexto, es crucial retomar estas iniciativas para establecer una estrategia efectiva que cumpla con los derechos humanos en relación al cuidado nutricional.
Protocolos de cribado nutricional
En España, los protocolos de cribado nutricional están lejos de ser adecuados. Actualmente, solo el 2% de los pacientes que ingresan en el hospital reciben un cribado nutricional, cuando lo ideal sería evaluar a todos los pacientes dentro de las 24 horas siguientes a su ingreso. La pronta identificación de riesgos asociados a la desnutrición es fundamental para prevenir complicaciones en la salud física y mental, lo que podría marcar una diferencia significativa en los resultados clínicos.
Reclamación de cambios normativos
Desde el FEP se pide la incorporación del cuidado nutricional dentro de las políticas de salud pública con el fin de prevenir y tratar enfermedades relacionadas con la desnutrición. Es igualmente importante abordar la inequidad que existe entre pacientes en distintas comunidades autónomas. Por ejemplo, la nutrición enteral domiciliaria está financiada en la Comunidad de Madrid, pero no en otras regiones.
Finalmente, recalcar la urgente necesidad de actualizar la normativa que regula las prestaciones en materia de nutrición enteral domiciliaria es crucial. La regulación vigente se ha vuelto obsoleta frente a la creciente evidencia científica y no contempla todas las patologías para las cuales el tratamiento de la DRE es eficaz y rentable. Muchos pacientes y sus familias aún están a la espera de esta necesaria reforma.